Decide dónde van a estar los 'restos' de tu vida, para celebrar el año nuevo

¡Este sí que va a ser un buen año! ¡Brindemos con champagne!
¡Este sí que va a ser un buen año! ¡Brindemos con champagne!

Otra forma de celebrar el año nuevo. ¡La buena noticia del día! ¡Este sí que va a ser un buen año! ¡Brindemos con champagne!, propone esta autora.

Decide dónde van a estar los 'restos' de tu vida, para celebrar el año nuevo

Otra forma de celebrar el año nuevo. ¡La buena noticia del día! ¡Este sí que va a ser un buen año! ¡Brindemos con champagne!, propone esta autora.

La noche fue corta. Tras haberles contagiado la alegría de la Puerta del Sol, con las uvas, los matasuegras y los zumbidos del "messenger", los tumbé a todos. Nadie resistió el elenco de estrellas exuberantes, escotes, minifaldas y lentejuelas del programa de la uno, en el canal internacional. Hasta la más valiente se fue a dormir al no comprender por qué alguién podía divertirse tanto con esa cantante tan bajita con el pelo tan largo. ¡Cómo para contarles que era mi ídolo de adolescencia, disfrazada de bruja! Decidieron darme por perdida cuando apareció su marido, subido a unos tacones todavía más altos, con el pelo todavía más largo y enfundado en un mono de cuero negro que haría palidecer de envidia a la mismísima Elle Macpherson… ¡En fin!... que me quedé sola en el sillón saboreando el resto de las uvas (y del champagne) e imaginándome que podía estar riéndome en cualquier salón de cualquier hogar de España.

El día uno prometía. Buen desayuno y "sobre" sobre la mesa. ¿Qué escondería? ¡Misterio! Estaban tan contentos leyendo el contenido que pensé que se trataba de una herencia inesperada y no pude reprimir las ganas de preguntar… Las doce uvas (tal vez algunas más) regresaron a mi garganta en ese preciso instante… : ¡había que decidir, si el chalecito "postmortem" lo queríamos de tres o cinco plantas! Nunca he visto a nadie tan contento por saber donde va a estar una vez muerto. ¡La buena noticia del día de año nuevo! ¡Este sí que va a ser un buen año! ¡Brindemos con champagne!

A ver como les digo yo que soy donante y que con el resto pueden hacer una queimada, si les apetece. Que a mí, señores, lo que me importa es lo que vivo, o voy a vivir, mientras esté aquí  "vivita" y después... ¡ni pienso! ¡ni me apetece pensar! 

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