Debemos empezar a curar las enfermedades más curables del mundo

Miles de personas en los países más vulnerables siguen muriendo por enfermedades que se pueden curar. / RRSS
Miles de personas en los países más vulnerables siguen muriendo por enfermedades que se pueden curar. / RRSS

La cura para muchas enfermedades tropicales fue descubierta hace 30 años este mismo mes. Entonces, ¿por qué seguimos lidiando con enfermedades tropicales desatendidas?

Debemos empezar a curar las enfermedades más curables del mundo

En 1987, 20 millones de personas en todo el mundo estaban plagadas de una enfermedad debilitante, dolorosa y potencialmente cegadora llamada ceguera de los ríos. Esta infección parasitaria causaba dolor, incomodidad, picazón severa, irritación de la piel y, en última instancia, ceguera irreversible, dejando a hombres, mujeres y niños en África y América Latina sin poder trabajar, sin poder cuidar a sus familias y llevar siquiera una vida normal.

Pero el reciente descubrimiento de una droga llamada ivermectina estaba a punto de cambiarlo todo. La ivermectina no solo era barata y se sintetizaba fácilmente, sino que también era una cura poderosa: con solo una dosis al año, era posible eliminar por completo la enfermedad e incluso detener la progresión hacia la ceguera. En resumen, la ivermectina era una droga milagrosa, una cuyo descubrimiento llevaría a Satoshi Omura y William Campbell a ganar el Premio Nobel de medicina en 2015.

Reconociendo que las poblaciones con mayor riesgo de contraer enfermedades eran las que menos podían pagar por el tratamiento, Merck & Co. se comprometió a unirse a la lucha para poner fin a la ceguera de los ríos. Hace treinta años, en octubre, la compañía farmacéutica prometió que comenzaría a distribuir el medicamento de forma gratuita, a cualquier país que lo solicitara, "por el tiempo que fuera necesario". 

La generosa oferta de Merck debería haber sido el capítulo final de una breve historia con un final optimista: la erradicación de una enfermedad trágica y prevenible que había plagado a la humanidad durante siglos. Pero tal no fue el caso, ya que 30 años después, en este 2017, la ceguera de los ríos continúa en todo el mundo, afectando a 37 millones de personas, de las cuales 270,000 han quedado permanentemente ciegas.

Esta enfermedad es tan solo un ejemplo de muchas otras que nos muestra que las enfermedades tropicales desatendidas contrastan con las de la tuberculosis, que se estima afecta a un tercio de la población mundial debido a la creciente prevalencia de cepas altamente resistentes a los antibióticos. En resumen, la tuberculosis se ha mantenido porque la medicina se ha quedado sin formas efectivas para tratarla, pero a diferencia de la tuberculosis, la ciencia tiene curas efectivas, y de bajo costo para las enfermedades tropicales. Incluso con todas las herramientas necesarias, el mundo no ha logrado curar lo curable.

Algunos expertos predicen que eliminar o controlar las enfermedades tropicales olvidadas solo en el África subsahariana, que supera el 40 por ciento de la carga mundial de enfermedades tropicales desatendidas, podría ahorrarle al mundo unos 52 mil millones de dólares, además de 100 millones de años perdidos por las enfermedades.

Por el contrario, algunos expertos mundiales en salud estiman que por cada dólar gastado en el control de enfermedades tropicales desatendidas, recuperamos más de 50 en una mayor productividad económica. Al aumentar la conciencia y la financiación para erradicar estas enfermedades, los países desarrollados realizarán una de las mejores inversiones mundiales posibles. @mundiario

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