Unas cuantas mentiras y media verdad para engañar al alcoholímetro

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La primera semana de campaña de verano 304 conductores superaron una tasa de 0.60 mg/l. / revista.dgt.es

En el bar se escuchan consejos de todo tipo para evitar sobrepasar la tasa de alcoholemia. El 30% de los conductores los aplican. La ciencia resuelve estas dudas.

Unas cuantas mentiras y media verdad para engañar al alcoholímetro

En el bar se escuchan consejos de todo tipo para evitar sobrepasar la tasa de alcoholemia. El 30% de los conductores los aplican. La ciencia resuelve estas dudas.

 

Con el verano proliferan en fiestas y bares las charlas sobre cómo evitar dar positivo en los temidos controles. Según una encuesta el 30% de los conductores españoles cree firmemente en la efectividad de estos métodos. Aunque sea inevitable que los cuerpos y fuerzas de seguridad nos paren una vez hemos divisado el control en el horizonte, lo que si podemos evitar es hacer el ridículo siguiendo al pie de la letra los trucos e instrucciones que nos pasa el vecino, que seguramente nunca haya probado y definitivamente no le habrían funcionado.

Primero, es esencial entender cómo funciona un alcoholímetro. El alcohol consumido se absorbe en estómago e intestino y va a la sangre. Casi todo el alcohol es metabolizado en el hígado por dos enzimas (ADH y CYP2E1) pero cierta cantidad sigue en la sangre y se expulsa del organismo progresivamente en la orina y el aliento. Esta característica se aprovecha cuando “nos hacen soplar”. El alcoholímetro contiene unas células que transforman el número de moléculas de alcohol que entra en el aparato con el aliento del conductor en una señal eléctrica que, a su vez, se relaciona con una concentración de alcohol, la tasa, que aparece en forma de números (los que se ven en la pantalla).

Según la DGT son numerosos los trucos y mitos que aseguran disminuir la tasa de alcoholemia. Aquí va una selección de los más destacados y su explicación científica:

> Comer: es cierto que el alcohol se absorbe tres veces más rápido con el estómago vacío. Además, cuanto más contenido graso tenga una comida, más lento se absorberá el alcohol consumido, por lo que “subirá” más despacio. En cambio, una vez consumido, ingerir alimentos no reducirá la tasa de alcoholemia ya que en el aliento habrá la misma cantidad de alcohol. Eso sí, hará que se sienta mejor.

> Beber agua o masticar hielo: por la misma razón, el agua no baja la tasa de alcohol en sangre. Lo que si mejorará es la resaca al día siguiente, ya que una de las causas del terrible malestar post-verbena es la deshidratación.

> Chupar o mascar cosas varias; véase granos de café, chicles, mentolados, monedas, baterías o hierba: que al chupar un caramelo, masticar un chicle o tomar café cambie el olor del aliento no significa que cambie el contenido de alcohol expulsado en el aire. Surtiría el mismo efecto lamer una bombilla. Lo de masticar hierba, mejorará su flora y tránsito intestinal, pero de la multa no le librará nadie.

> Enjuague bucal: los colutorios también le dejarán un fresco aliento, aunque su contenido en alcohol (27%) es un arma de doble filo. Su si uso es reciente, incluso sin haber bebido, el alcoholímetro puede detectar como positivo este alcohol en su boca.

> “Gimnasias” varias: será indiferente a la hora de salir airoso del control que usted corra una maratón, haga flexiones o genuflexiones. Con 4 copas, la presencia de alcohol en sangre puede tardar en desaparecer hasta 7 horas.

> Tomar medicamentos, como el “Almax: prácticamente en la mayoría de medicamentos el alcohol puede disminuir o aumentar su efecto, incluso provocar efectos secundarios graves como daño hepático. El Almax, o almagato, es simplemente un antiácido y en su prospecto no figura ninguna interacción, ni positiva ni negativa, con el alcohol. Pese a estar en el top ten de los trucos para evitar dar positivo en la prueba, quizá debería situarse mejor entre los consejos para evitar el dolor de estómago del día después de la juerga.

No se desanimen creyentes y practicantes. Existe una forma científica de reducir la tasa de alcohol en aire espirado, la hiperventilación. Respirando rápido durante 20 segundos hacemos recircular aire fresco por los pulmones. Esta técnica podría disminuir hasta un 11% la tasa en caso de haber bebido muy poco, pero si ha bebido seriamente lo más seguro es que solo consiga marearse.

Sea como fuere y ya no solo por evitar hacer el ridículo, sino males mayores, la única evidencia científica que demuestra un resultado negativo en el test de alcoholemia es no haber bebido ni gota.

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