Cuando Taylor Swift se viste y pregunta por el estado de aquellas gimnastas

Taylor Swift. / lapatilla.com
Taylor Swift. / lapatilla.com

La ciudad nunca es eterna.Ni ese vestido de carne cruda que robaste en un camerino para que nadie pudiese quitarte tu lugar maldito en este mundo de asesinos de masas.

Cuando Taylor Swift se viste y pregunta por el estado de aquellas gimnastas

Dedicado a Luisa y a Antonio, compañeros tremendos de viaje

Eres destructiva, Taylor,  poderosamente destructiva. Ojalá me enseñes a disecar esos pájaros que nacieron de los jardines umbríos, de sus árboles espeluznantes y sometidos al látigo de sombra.

Esa destrucción que emana de ti concluye en la boca indecente que dibujo ahora mismo sobre un cadáver de paloma torcaz.

Una vez me preguntaste por el estado de las gimnastas y yo te dije que era óptimo, que batirían todos las marcas, que tendrían hijos ágiles y con voces de flauta.

Taylor, aún lo recuerdo: comenzaste a llorar y a pedirme que no hablase más de aquellas gimnastas, sino de los pájaros que disecabas en tus sueños, bajo la atenta mirada de un hombre de saliva. Yo apenas sabía algo de esas aves imperiosas. Pero la ciudad nunca es eterna, ni este café alado. Ni estas palabras. Ni ese vestido de carne cruda que robaste en un camerino para que nadie pudiese quitarte tu lugar maldito y feliz en este mundo de asesinos de masas.

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