Corrupción, contratos temporales y temperaturas bajo cero: la España de hoy
Los casos de corrupción han sido enterrados por el fútbol, las fiestas navideñas y esta masa de frío que acabará con los inmigrantes que atormentan a media Europa. Así comienza el 2017.
A la gran mayoría de españoles ha dejado de importarle el caso Pujol o los cargos imputados a Iñaki Urdangarín. ¿Por qué? Porque todos sabemos que nunca llegará a un final "justo". Sin embargo, estamos pendientes de que nuestros políticos, sean del partido que sean, promuevan un trabajo digno y mejoren la educación y la sanidad. Mas no, ahora toca la renovación de sus congresos y una subida en el copago de aquello jubilados que tengan una paga "alta". Y yo me pregunto, ¿qué es un suelto alto? ¿El vuestro? ¿Por qué no debatimos el chollo de dedicarse a la política? O mejor, hablemos de la cualificación de muchos de ellos y su eficacia para hablar en otros idiomas.
"He descubierto que las raíces de nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira.” Henrik Ibsen.
Surge de inmediato la duda de si nos encontramos ante una pieza teatral o la realidad misma. Los problemas sociales, los desahucios, las preferentes, la exclusión social...Parece que la realidad se ha mirado en el espejo del lenguaje escénico y han jugado hasta encontrarse en el espacio-tiempo para crear un mensaje claro: el simulacro de la realidad en la que vivimos, la decepcionante realidad de nuestras calles.
¿Han creado un espectador modélico? ¿Podemos hablar de una renuncia a la mirada personal e individualizada de lo que nos acontece? No lo sabemos, pues el ciudadano nació y se situó entre los laboratorios de creación y difusión de la "realidad del otro", en torno a lo comercial y así su espíritu crítico se va ahogando entre escenarios de Schweppes y una indignación social cada día más mermada.
