El coronavirus ha silenciado los mares y esto podría salvar el planeta

Una ballena de aleta. / Ballenaswiki.
Una ballena de aleta. / Ballenaswiki.
El regreso de las ballenas a la costa de Brasil demuestra el efecto del ruido en estos animales y nuestro papel esencial en asegurar la supervivencia de esta especie clave en el medio ambiente.
El coronavirus ha silenciado los mares y esto podría salvar el planeta

La covid-19 ha dejado a los mares en un silencio inusual.

Prueba de ello es que desde la costa del nordeste de Brasil se pueden observar las ballenas que llegan en busca de aguas cálidas. Con la pandemia mundial la densidad del tráfico marino se ha reducido a nivel global en un 44,3%, de acuerdo con un estudio. Lo que se traduce en un descenso de la contaminación acústica en los océanos. 

Ballena saltando a la superficie. / Pixabay

A diferencia de en tierra firme, en el mar la propagación del sonido es mucho más rápida y efectiva. Mientras que en la atmósfera el sonido se transmite a 340 metros por segundo (m/s), en el agua viaja a una velocidad de entre 1.400 y 1.600 m/s

Un estudio que el científico de National Geographic Explorer, Ari Friedlaender, llevó a cabo para averiguar el efecto que la contaminación acústica tiene sobre la vida marina aporta datos de mucho interés. El problema a la hora de medir los niveles de estrés de animales como las ballenas, es que las muestras de hormonas que se toman no cuentan con un grupo de control sin exposición al ruido con el que hacer una comparación. La última vez que se pudo conseguir una muestra fue durante el período que siguió a los atentados del 11S, donde el tráfico marítimo quedó paralizado. Las muestras tomadas de hormonas en las heces de las ballenas demostraron una bajada radical en sus niveles de estrés. 

En la actualidad, la pandemia ha logrado algo que no ha ocurrido en mucho tiempo: silenciar los océanos

Más concretamente, silenciarnos a nosotros. 

Costa tranquila. / Pixabay

En lo que respecta a las ballenas, no se sabe a ciencia cierta por qué cantan, hay teorías que apuntan a que es una estrategia de apareamiento, otras que es una forma de comunicación… Lo que sí sabemos es que el sonido es una parte esencial en la vida de estos mamíferos. Para ponerlo en perspectiva, el espectro audible, es decir, el rango de sonidos que puede escuchar un ser vivo, del ser humano abarca de 20 Hz a 20.000 Hz, mientras que el de las ballenas barbadas, como la gran ballena azul,  va de 7 Hz a 35.000 Hz.

Tal es la sensibilidad de estos animales, que se ha observado que las ballenas evitan regiones clave en su alimentación si son demasiado ruidosas y que las jorobadas reducen sus cantos hasta 200 km a la redonda de los focos de contaminación acústica. 

Frecuencias de ruido. / Pixabay

¿Por qué esto es un problema? 

Pues el que las ballenas eviten zonas claves en sus rutas migratorias, en otras palabras, las regiones donde se alimentan y donde se aparean, puede significar un descenso en su población. 

Logo de Whale and Dolphin Conservation. / WDC, en licencia CC, de atribución y compartir igual

Parece que una sola especie animal en descenso podría no tener efectos muy relevantes en lo que se refiere al equilibrio del medio ambiente, pero ahí es donde uno se equivoca. Las ballenas juegan un rol esencial en la producción del oxígeno que respiramos. De hecho contribuyen a producir casi la mitad. Además de que “ayudan a combatir el cambio climático y mantener los caladeros”, de acuerdo con la WDC, Whale and Dolphin Conservation, una de las ONG líderes en la protección de las ballenas, delfines y marsopas

Esto todo lo logran por su papel en la fertilización del fitoplancton, un organismo vegetal microscópico que en su proceso de fotosíntesis genera la mitad del oxígeno del planeta y que absorbe CO2, un factor clave en la supervivencia de los caladeros. El fitoplancton se encuentra en la zona eufótica del mar, es decir, aquella a la que alcanzan los rayos de sol, cuando las ballenas regresan a la superficie para respirar es también cuando realizan sus excreciones, que actúan como el fertilizante principal del fitoplancton. 

Fitoplancton. / Phxhere.

Las ballenas son esenciales incluso cuando mueren. Aquello que se conoce como la caída de las ballenas es el momento en el que el cuerpo del animal desciende a la zona batial y provee a las criaturas que habitan los fondos marinos de sustento durante un lapso de tiempo extendido. Esta fuente de alimentación en la que se transforman, mantiene las cadenas tróficas de todo el océano. 

Caída de las ballenas. / Dominio público

Este es el motivo por el que los avistamientos de ballenas en las costas de Brasil son tan buena noticia, el nordeste brasileño es una de sus zonas de apareamiento, que evitaban a causa de los ruidos. 

Sin embargo, esto puede no durar para siempre. Cuando la situación del coronavirus se estabilice lo más probable es que las rutas de comercio marítimo, los cruceros y todas las fuentes de contaminación acústica perjudiciales se restauren. 

Algunas de las medidas que se podrían implantar para salvaguardar la supervivencia de las ballenas es la alteración de nuestras rutas marítimas, evitando zonas de alimentación y de apareamiento. También se pueden implantar sistemas de reducción del ruido en los navíos. Una forma de lograrlo, consiste en elegir equipos que ya de por sí creen menos sonido y vibración, o con soportes de aislamiento hechos de materiales elásticos que se colocan entre la base de la maquinaria y el suelo. La reducción de la velocidad de la nave, también significa la de la contaminación acústica que producen y la de las emisiones a la atmósfera, aunque con las demandas en materia de tiempo a los transportistas esto podría resultar complicado. Otra forma de mejorar el ruido en las naves, sería la limpieza regular de los propulsores y del casco del barco, reduciendo la fricción contra el agua y aumentando la eficiencia energética de la nave. También podría merecer la pena incentivar la investigación científica para dar con nuevos métodos de reducción de ruido y de mejora del rendimiento energético en los barcos, lo que supondría un beneficio económico en materia de ahorro de combustible. @mundiario

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