Corazón de metal: la Navidad no siempre es un momento para recordar...

Asomados. / Maribel Zamudio
Asomados. / Maribel Zamudio

Su corazón hacía "tic-tac-tic-tac", como advirtiendo de la cuenta atrás... Me gustaba pensar que en lugar de una válvula le habían puesto un caparazón de metal, para protegerla...

Corazón de metal: la Navidad no siempre es un momento para recordar...

Su corazón hacía "tic-tac-tic-tac", como advirtiendo de la cuenta atrás... Me gustaba pensar que en lugar de una válvula le habían puesto un caparazón de metal, para protegerla...

 

Su corazón hacía "tic-tac-tic-tac", como advirtiendo de la cuenta atrás.

Yo no me daba cuenta. 

Me gustaba pensar que en lugar de una válvula le habían puesto un caparazón de metal, para protegerla de la crueldad y de la hostilidad del mundo que la rodeaba.

No era así : ella seguía siendo tan frágil y vulnerable como lo había sido siempre.

Su pequeño y joven cuerpo se iba deteriorando día a día con cada latido.

Dejaron de interesarle mis juegos...: dejó de mirarme como a una niña..., dejó de mirar.

En ese lento caminar hacia el vacío, para ella yo también empecé a formar parte de sus enemigos…: dejó de sonreirme..., dejó de sonreír.

La última vez que la vi estaba tan cansada..., su mirada tan vacía..., su alma tan perdida...

El "tic-tac" de su corazón apenas se escuchaba, cuando se subió a uno de esos trenes que me daban tanto miedo.

Era una fría mañana de diciembre y había olvidado darme un beso. 

Esta vez no se giró, ni me dijo adiós con sus manos desde la ventanilla.

En realidad creo que no se le olvidó : no quiso dármelo…

Ella sabía que no volvería.

 

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