Controversia sobre el uso del gallego en la escuela y en la función pública

El Parlamento de Galicia, por unanimidad, con el beneplácito del presidente de la Xunta y del Partido Popular de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, vuelve a construir muros en el acceso al empleo público en Galicia, tanto en oposiciones a la enseñanza como en puestos en la Administración autonómica votando a favor del requisito indispensable del conocimiento exhaustivo de la lengua gallega para poder trabajar en estos ámbitos. Además, según el plan de normalización de la lengua gallega, nuestros niños en los colegios ya están teniendo el 50% de sus materias escolares en gallego sin posibilidad alguna de poder elegir la lengua común del Estado para poderse formar. Así pues, la formación académica y el esfuerzo en las oposiciones tan duras a la enseñanza pública y a la administración pública en Galicia se van por el río abajo sin el conocimiento perfecto de la lengua gallega con lo que esto implica. Si hay personas que tengan su vida en Galicia, sus hijos, sus impuestos pagados en Galicia, pero que no sean nativos de Galicia lo tendrán muy crudo para tener un puesto en la administración debido a la barrera tan grande que el gobierno con mayoría absoluta de Núñez Feijóo permite.

La que escribe es gallega y entiende el valor cultural de nuestra lengua, lo que es inadmisible es que la lengua se convierta en moneda de discriminación laboral entre personas con la misma formación. También es inadmisible que en los colegios la lengua gallega se esté convirtiendo en la asignatura más  detestada por gran parte de los estudiantes, a los que, a machete y sabiéndolo  hablar desde la cuna, intenten adoctrinar y presionar con el  exagerado uso de dicha asignatura en las aulas.

En Galicia hay dos lenguas: el español y el gallego. Por lo tanto, el uso de cualquiera de estas dos lenguas debería de ser suficiente para poder trabajar en la administración pública. Cuando la lengua se utiliza por parte de los gobiernos autonómicos para restar y no para sumar, para dividir y no para multiplicar no se puede avanzar. El Partido Popular de Galicia se ha convertido  en el eco de las políticas socialistas y nacionalistas gallegas en cuestión de política lingüística.

Dejemos a nuestros niños y dejemos a nuestros ciudadanos elegir el idioma en el que se quieran expresar, si lo hacen en gallego o lo hacen en la lengua española. Si el gobierno de Núñez Feijóo lleva esta cabecera porque hay unas elecciones cerquita y cree que con eso tiene garantizado el voto rural puede salirle el tiro por la culata. También hay votantes cansados de que el Partido Popular gobierne para los votantes socialistas, para los votantes nacionalistas, y que le falte el valor de terminar de una vez por todas con el muro, de momento, infranqueable de las políticas lingüísticas.

Deberían de  poner nuestros gobernantes de la hermosa Galicia el mismo ahínco para que los niños del rural gallego se expresaran igual de bien que lo hacen en nuestra lengua de cuna, en la lengua  española. Y eso en Galicia no pasa. ¿Qué pasa? ¿Podrán trabajar fuera estos niños cuyos gobiernos no se han preocupado de que fluyan de igual manera en las dos lenguas oficiales en Galicia? ¿Podrán trabajar en alguna administración pública de otra comunidad autónoma que no sea la gallega por el menor conocimiento de la lengua castellana, debido a que las aulas en Galicia eso parece no importar?  Craso favor estamos haciendo a algunos niños, craso favor estamos haciendo a la sociedad.

El Partido Popular en Galicia debería de preocuparse por arreglar una situación que en 12 años de mayoría absoluta no ha querido afrontar al trasladar el uso impuesto desde las aulas hasta la administración de “su lengua gallega”, que no siempre es la del pueblo, como requisito indispensable para poder optar al empleo público como si en Galicia estuviésemos sobrados de puestos de trabajo.