El consumo de marihuana rompe un mito sobre la legalización de las drogas
Aunque la marihuana está despenalizada en el estado norteamericano de Colorado desde 2012, su consumo entre los estudiantes de escuela superior se redujo en vez de aumentar.
Desde que el gobierno de Colorado aprobó el uso recreativo de la marihuana para los adultos, en 2012, el consumo de la droga entre los estudiantes de escuela superior de ese estado ha bajado ligeramente, según un nuevo estudio del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado, publicado el 20 de junio.
En 2015, el 21,2 por ciento de los estudiantes de escuela superior de Colorado encuestados fumaron la hierba durante los 30 días anteriores al sondeo. En 2011, el año antes de que se legalizara la marihuana, la cifra fue del 22 por ciento.
La disminución ha sido muy modesta, pero el estudio en Colorado es otro golpe a la creencia de que la legalización da lugar a un notable aumento del consumo. Más aún, según el Departamento de Salud Pública, cuatro de cada cinco estudiantes de escuela superior no fuman marihuana, ni siquiera esporádicamente. Es decir, la tienen a su alcance, es perfectamente legal comprarla y consumirla, pero prefieren no hacerlo.
Es lo mismo que sucede con el tabaco y con las bebidas alcohólicas. Su comercialización, su compra y su consumo son legales, pero muchas personas no fuman y no beben. Es una cuestión de decisión personal.
La prohibición de las drogas ha generado un negocio ilícito enorme y universal, el más lucrativo del mundo. Un negocio que ha causado y causa profundos trastornos en la economía de ciudades y países, corrompe a las autoridades y dispara las cifras de crímenes. Un negocio cuyos tentáculos se han extendido a la política, las finanzas y la vida cotidiana de muchos países.
La guerra contra las drogas que se libra desde hace medio siglo ha sido un fracaso. Muchos cabecillas del narcotráfico han muerto a manos de sus rivales o de los cuerpos de la ley, o han caído presos, pero otros no tardan en ocupar su lugar y el negocio sigue.
Una legalización regulada de las drogas, en la que los gobiernos controlen la producción y el suministro de los estupefacientes a los adictos a precios irrisorios, eliminaría el negocio de los narcotraficantes, ya que no podrían competir con los Estados y se quedarían sin su principal fuente de ingresos. El alto costo en vidas humanas se reduciría de golpe, al igual que el gasto económico de una larga guerra que no ha dado ni dará los resultados esperados. Una parte del enorme ahorro financiero que produciría la legalización podría destinarse a campañas de orientación contra el consumo de drogas, como las que con tanto éxito han contribuido a reducir el tabaquismo.
El estudio en Colorado sobre el consumo de marihuana es un argumento más para considerar la legalización como alternativa a una fracasada política de prohibición. @Alende5
