Tres claves para utilizar correctamente nuestras chanclas en este verano

Chanclas de verano.
Chanclas de verano.

Este tipo de calzado expone nuestros pies a factores ambientales y esto se traduce en la aparición de lesiones y heridas que pueden derivar en problemas más serios de salud.

Tres claves para utilizar correctamente nuestras chanclas en este verano

Las altas temperaturas de los últimos días nos recuerdan que el verano está a la vuelta de la esquina. Una de las mejores maneras de combatir este calor es usar ropa y calzado ligeros y frescos. Las calles se llenan de prendas volátiles y calzados que hacen que nuestro cuerpo esté expuestos a las inclemencias meteorológicas. Un acto tan sencillo como vestirse puede convertirse en algo perjudicial para nuestra salud si no se hace con cabeza.

Con estos calores es cada vez más frecuente ver gente por la calle andando con chanclas de piscina. Lejos de ser una moda que puede gustar más o menos, lo que sí es cierto es que el uso de este tipo de calzado, fuera de unas instalaciones acuáticas, no es lo más recomendable para nuestros pies.

¿Por qué utiliza la gente las chanclas en verano? En primer lugar porque es un calzado fresco, ya se ha comentado que para regular la temperatura corporal lo mejor es vestir de forma holgada y ligera. En segundo lugar porque es un calzado rápido de poner y la gente, por norma general, va con prisa a todas partes. Y, por último, gracias a la cantidad de modelos y colores, las chanclas son un calzado que se presta a jugar mucho con la moda.

¿Se puede recomendar el uso de chanclas en verano? Sí, se puede, siempre y cuando su uso sea de forma puntual en instalaciones como son piscinas, gimnasios y playas. Cabe recordar que el uso de chanclas en lugares públicos donde acude un número elevado de personas, como son los gimnasios y las piscinas, es adecuado para evitar el contagio de enfermedades como son el papiloma virus y otras bacterias y hongos que habitan en lugares húmedos. Otro punto importante en el uso de las chanclas, es el material del que están hechas. Es importante que sea un material que transpire y no provoque un calentamiento excesivo de la piel de nuestros pies. Deberían tener una superficie anti deslizante y un buen agarre a la articulación.

Lo que no es recomendable es el uso de este tipo de calzado para salir a la calle, dar grandes paseos o hacer deporte con ellas. Debido a su fina suela, nuestros pies están expuestos a las altas temperaturas del asfalto en las ciudades y se corre el riesgo de padecer quemaduras y abrasiones en las plantas de los pies. Además de tener una suela fina, por norma general, esta suele ser también muy plana por lo que este calzado no amortigua nuestras pisadas, hecho que repercute en el juego muscular de piernas y espalda, provocando dolores y tensión muscular. La mayoría de las chanclas incluye sólo dos tiras y un punto de sujeción al pie entre el dedo gordo y el dedo índice. Esto hace que el pie no vaya sujeto por lo que el usuario tiene más probabilidades de hacer una mala pisada, con lo que es más probable que aparezcan durezas y rozaduras en los pies.

Las chanclas son para el verano pero sólo con el fin para el que han sido diseñadas. Para el resto del tiempo debemos usar un calzado que transpire pero que a su vez sujete el pie, evitando rozaduras y ampollas. Es mejor usar un calzado de piel bueno antes que un calzado de plástico que puede provocar un mayor número de lesiones en nuestros pies. 

 

 

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