Congelar información y difundirla cuando más conviene a quien la administra, una actitud deleznable

Delgado, Villarejo y Corinna.
Delgado, Villarejo y Corinna.

Sucedió siempre, sigue ocurriendo y así seguirá siendo en el futuro con esta actitud que puede ser hasta delictiva.

Congelar información y difundirla cuando más conviene a quien la administra, una actitud deleznable

No recuerdo de quien era esta frase –tal vez de Hernán Cortés– que decía: “Hay que ser ávido en la obtención de información y avaro en su administración”. Sigue tan vigente como ayer.

Lo estamos viendo, una vez más. Hay individuos que absorben ávidamente información de cualquier tipo, la atesoran como avaros sin que el tiempo cuente para ellos y la utilizan de forma perversa cuando surge la ocasión más propicia, ya  sea para lucrarse económicamente,  producir un daño calculado a un enemigo o adversario, o  para ponerse a salvo de alguna represalia a través de un chantaje.

Algunos de los que ponen el grito en el cielo por los chantajes del personaje que hoy está en boca de todos, han mantenido ocultos determinados comportamientos de sus correligionarios, hasta el momento en que han pasado a ser adversarios  dentro de la misma organización. Porque los principales enemigos suelen ser submarinos o  caballos de Troya en las filas propias, que son los que mejor conocen las debilidades de su  casa.

Si cualquier ciudadano está obligado a denunciar un delito conocido, con igual o mayor razón lo estarán quienes forman parte del  entramado legal.

Los afectados negativamente por la revelación de los hechos y sus defensores, tratan de convencernos de que el suceso tuvo lugar hace no sé cuantos años, que se trataba de una reunión de amigos, que habían tomado unas copas, que sorprendieron su ¿buena fe?, que no todo es cierto, que el contexto, que hablar que demostrarlo,...

Pero la verdadera madre del cordero no son las falsas excusas, sino: ¿fue cierto?, ¿reconoce su voz?, ¿diría lo mismo si su adversario hubiera tenido el comportamiento que tuvo usted?, ¿actuó usted con la prudencia y mesura que debe suponerse a quien desempeñaba la función que usted tenía en ese momento? Naturalmente, el acaparador de información se denuncia él mismo.

Y a partir de ahí  es accesorio hacer distinciones entre quien graba y quien habla. Uno, por imprudente y deslenguado, el otro por actuar con la premeditación de un golfo que busca la obtención de réditos.

Porque la verdad no solo consiste en la  conformidad entre lo que se dice y lo que es; hay que tener en cuenta también el significado griego de verdad, aletheia, que es revelar, sacar a la luz, desocultar lo que estaba oculto.

¡Y lo que quedará por saber!, en este y otros sucesos, sobre estos personajillos y sobre otros,...; pero saldrán a la luz cuando, quien administra de forma avara la información, vea interés en negociar con la verdad.  Algo enormemente miserable, despreciable, abyecto, detestable, ... @mundiario

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