¿El cigarrillo electrónico es una invención peligrosa?

Joven fuma un cigarrillo electrónico. / Archivo
Cigarrillo electrónico. / Mundiario

Si bien las intenciones de este invento son buenas y surgen como una opción para reemplazar al cigarrillo convencional, no hay evidencia científica que certifique su inocuidad ni su eficacia para abandonar el tabaco.

¿El cigarrillo electrónico es una invención peligrosa?

Las enfermedades cardiovasculares, a pesar que pueden evitarse, constituyen  la principal causa de muerte en todo el mundo. Una forma de prevenirlas, en más del 80%, es llevando un estilo de vida saludable que incluya la actividad física, una adecuada alimentación, mantener un IMC -Índice de Masa Corporal- en valores normales (entre 18,5 y 25 Kg/mts.2), controlar el colesterol, la presión arterial, evitar el consumo de alcohol y de tabaco.

El tabaquismo tiene una alta incidencia en  el  infarto de miocardio, tanto en hombres como en mujeres; por ejemplo, el consumo de un cigarrillo diario aumenta en un 50% el riesgo de padecerlo; es decir, que para evitarlo de forma eficaz debemos abandonar el hábito tabáquico radicalmente; dejar de fumar es la única opción saludable.

Según algunas estadísticas, el tabaco mata a cinco millones de personas y el tabaquismo pasivo a unas 600 mil por año; a la vez, estos efectos devastadores a nivel individual significan un elevado gasto para el sistema de salud de cada país; por ejemplo, en el año 2009, el tabaquismo tuvo un costo de 500 mil millones de euros a la economía de Europa.

En ese contexto, y con el fin de abandonar el consumo de tabaco, los adictos recurren a varias opciones terapéuticas, entre ellas el cigarrillo electrónico.

El origen de los cigarrillos electrónicos se remonta a los años 60, cuando Herbert A. Gilbert presentó en 1963 la patente estadounidense número 3.200.819 https://patents.google.com/patent/US3200819?oq=Smokeless+non-tobacco+cigarette  bajo el título "Cigarrillo sin humo sin tabaco " (Smokeless Non-Tobacco Cigarette). Gilbert en su patente describió cómo funcionaba su dispositivo cuyo objeto era proporcionar un medio y un método sin nicotina, inofensivo y seguro para fumar, reemplazando la quema de tabaco y papel por aire caliente, húmedo y aromatizado (sugería una sustancia que emulara el sabor del whisky), o inhalando medicamentos tibios en los pulmones en caso de padecer una enfermedad respiratoria bajo la supervisión de un médico. Fue patentado en 1965, pero los intentos por comercializarlo fallaron y su producto cayó en el olvido.

En el año 2003, el farmacéutico chino Hon Lik, quien era un adicto tenaz al tabaco, crea el cigarro electrónico que expulsa nicotina cuando es inhalado, con la intención de emular la experiencia y sensaciones de fumar, al mismo tiempo que aportaría a los usuarios una herramienta para que puedan abandonar el habito tabáquico. Su idea fue comercializada por la compañía Golden Dragon bajo la marca Ruyan, que significa "parecido a fumar". Paralelamente el grupo empresario amplio su oferta a otros productos electrónicos como la pipa y el puro. La invención del colega chino, que comenzó a comercializarse en mayo de 2004, adquirió una gran popularidad que le permitió extenderse internacionalmente. En el año 2013, la patente terminó siendo adquirida por la tabaquera Imperial Tobacco en 75 millones de dólares.

  <p>Funcionamiento del cigarrillo electrónico</p>         

Conclusiones basadas en la evidencia científica

Si bien las intenciones son buenas y surgen como una opción para reemplazar al cigarrillo convencional, no hay evidencia científica que certifique su inocuidad ni su eficacia para abandonar el tabaco; siguiendo esta línea la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), un organismo descentralizado de la Administración Pública Nacional de Argentina, ratificó la prohibición para su importación, distribución y comercialización.

Fumar es el factor de riesgo más prevenible de enfermedades a nivel mundial, y la nicotina es la principal sustancia adictiva presente en los productos del tabaco que atrapa a miles de personas por año.

El cigarrillo electrónico está constituido por 3 elementos: una batería, un atomizador y un cartucho. Ensamblados unos con otros forman una unidad que produce un vapor que se aspira, simulando el acto de fumar, y se denomina “vapear”. El líquido de los cartuchos no contiene tabaco pero sí nicotina en dosis variables (hasta 54 mg/ml o más) y también muchas sustancias como propilenglicol, glicerina vegetal, saborizantes, aromatizantes y otros.

De acuerdo al último Informe sobre Control del Tabaco publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de 2014, el vapor que liberan estos dispositivos no es inocuo porque contiene nicotina así como otros químicos tóxicos y cancerígenos.

En diciembre de 2016, a través de una Evaluación de Tecnología Sanitaria, la ANMAT decidió reiterar la prohibición para importar, distribuir y comercializar cigarrillos electrónicos y sus accesorios –lo que incluye su publicidad, promoción y patrocinio-. Esta medida ya había sido tomada por el organismo en mayo de 2011 por medio de la Disposición 3226/11. La decisión fue ratificada en virtud de que las pruebas existentes son insuficientes para afirmar que estos dispositivos ayudan a dejar el hábito de fumar. Además, se ha establecido que sus efectos adversos a corto plazo son frecuentes y moderados, pero pueden llegar a ser graves por intoxicación aguda y por daño potencialmente severo a causa de la explosión de la batería. Por otra parte, el color atractivo y sabor de los líquidos del cartucho, son una nueva fuente de intoxicación inadvertida en niños que toman contacto con ellos, sin dejar de considerar que es muy difícil determinar qué cantidad de nicotina se consume. Esta incertidumbre obliga a seguir muy de cerca y periódicamente las consecuencias de su uso en las personas.

A modo de ejemplo, pueden ver esta alerta emitida el 20/11/2019 sobre Lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillo electrónico: primer caso reportado en Argentina

En la actualidad, existen varios tratamientos que son efectivos para abandonar este hábito, con productos que han sido evaluados y aprobados por esta administración. Si lo desean, pueden obtener un asesoramiento integral a través del 0800-999-3040 del Programa Nacional de Control del Tabaco del Ministerio de Salud de la Argentina.

​En 2019, muere el primer mexicano por fumar cigarro electrónico; el joven potosino ingresó al Hospital Central "Dr. Ignacio Morones Prieto" con un cuadro de tos crónica, presión alta y dificultad para respirar.

Para concluir, este tipo de cigarrillo no debe ser considerado inofensivo ni tampoco una alternativa para quienes deciden iniciar el sinuoso camino hacia la cesación tabáquica. Como toda sustancia o dispositivo de uso humano y aún no aprobado, por falta de evidencias sobre su efectividad y seguridad, constituye una herramienta peligrosa para dejar de fumar. @mundiario

Fuentes: Red Provincial de Vigilancia Farmacéutica -RPVF-

https://www.argentina.gob.ar/anmat/comunidad/cigarrillo-electronico-conclusiones-basadas-en-evidencia-cientifica

El cigarrillo electrónico: un viejo invento

https://www.muyinteresante.es/revista-muy/noticias-muy/articulo/el-cigarrillo-electronico-un-viejo-invento-461382519629

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