Cecilia Ricciarelli, estudiosa de la filmografía del director Patricio Guzmán

Cecilia Ricciarelli, estudiosa del cine de Patricio Guzmán: /Alice Malquori
Cecilia Ricciarelli, estudiosa del cine de Patricio Guzmán. / Alice Malquori

Los documentales del realizador chileno constituyen un alegato a favor de la memoria, para no olvidar los crímenes de la dictadura militar de Pinochet.

Cecilia Ricciarelli, estudiosa de la filmografía del director Patricio Guzmán

El cine del director chileno Patricio Guzmán es siempre inquietante, atrayente... Indaga, en la mayoría de sus películas, en el pasado político y en los crímenes de la dictadura militar de Pinochet. Sus documentales son como puños ante la barbarie y el desprecio a los más elementales derechos humanos. Su filmografía es conocida por su permanente defensa del arte como arma crítica y analítica contra el olvido. Ahí están las tres partes de “La batalla de Chile”, “La memoria obstinada”, “Salvador Allende”, “El caso Pinochet”, “Nostalgia de la luz”, entre otros. Ante el estreno en España de su último filme “El botón de nácar”, Guzmán, acompañado siempre por el recuerdo abierto e ilusionado de Allende, ha expresado: “Chile es un país que vive en el presente, que no reflexiona. Veinte años de dictadura borraron su pasado. El pueblo chileno ha preferido no mirar a su historia”.

Mi visita a Tenerife me ha permitido asistir al Museo de las Ciencias y el Cosmos, que creado en el 1993, por iniciativa del Cabildo y del Instituto de Astrofísica de Canarias, y dirigido actualmente por Antonio Mampaso, realiza interesantes proyecciones cinematográficas. Una de ellas ha sido la del filme más poético de Patricio Guzmán, “Nostalgia de la luz”, y que fue presentado por Cecilia Ricciarelli, una estudiosa de su filmografía. Italiana de nacimiento y residente en Barcelona, donde gestiona la librería Le Nuvole, de un hablar pausado y cautivador, en perfecto castellano, Cecilia es la autora del libro “El cine documental según Patricio Guzmán”, volumen muy valioso para los amantes del séptimo arte,  en el que leemos un diálogo transparente y enriquecedor, donde queda de manifiesto toda la angustia  en el proceso creativo del autor y en el que élla  analiza con él cada una de sus cintas. Cecilia ha accedido a conversar  para los lectores de MUNDIARIO.

Portada del libro  sobre Patricio Guzmán, de Cecilia Ricciarelli
Portada del libro.

 

- ¿Por qué le interesa el cine documental?

- Expresar ideas y conceptos a través de las imágenes es lo que he estudiado a lo largo de toda mi carrera. Se puede decir que un documental nos abre una ventana sobre “mundos” que desconocemos o que conocemos solamente desde nuestro punto de vista. El documental tiene un verdadero interés si lo encuadramos por lo que es: el punto de vista de un autor sobre un argumento. Como hemos hablado muchas veces con Patricio Guzmán, no existen imágenes objetivas (¡él dice que a lo mejor podemos considerar objetivas las imágenes registradas por las cámaras de los bancos!). El documentalista no es un especialista, es un cineasta, un autor capaz de contar historias mediante las imágenes. Tiene su punto de vista, sus vivencias y su estilo narrativo. Y lo que es muy importante, y para mi imprescindible, es la honestidad moral para no quedarse atrapado en una idea preconcebida – indispensable para empezar un camino de investigación con cualquier medio. Es esta honestidad, que se refleja en la película documental y que provoca que el espectador perciba como real lo que está viendo, y no se sienta manipulado, la que le hace creer en el autor que le presenta su personal lectura de la realidad.

- ¿Qué elementos narrativos debe tener en su opinión el género documental para ser atractivo?

- Como decía anteriormente, el documental es cine y como tal tiene que atrapar la atención y suscitar empatía en el espectador. El “testigo” entrevistado por el documentalista puede ser capaz de contar vivencias increíbles pero no es suficiente. El documentalista tiene que transformar a este testigo en un personaje entrañable que emocione y nos de la impresión de abrirnos las puertas de su vida, una vida compleja que va más allá de la entrevista. Desde el punto de vista narrativo el documental tiene que estar a la altura del medio que utiliza para contar una historia, el documentalista debe demostrarse no solamente una persona sensible y bien informada de los hechos, sino también un gran narrador y un perfecto conocedor de las potencialidades expresivas ofrecidas por el lenguaje cinematográfico.

- ¿Desde cuándo estudia el cine documental de Patricio Guzmán?

- Aunque si por mis estudios me he detenido más en el cine de ficción – mi tesis de doctorado fue sobre el cine cubano de ficción – siempre me ha interesado el género documental. He conocido las películas de Patricio Guzmán desde la universidad y me han fascinado por sus contenidos y por la fuerza de su construcción. Muchos años después he tenido la suerte de que me encargaran una entrevista con este director, que vivió varios años en España y que ahora reside en Francia.. Para preparar esta indagación empecé a estudiar sus películas en detalle, focalizándome también mucho en la forma narrativa. Cuando al final nos conocimos personalmente, él se dio cuenta que nuestro “diálogo” habría dado para mucho más que una simple entrevista y me propuso  seguir en nuestro trabajo. De ahí surgió el libro.

- ¿Cómo realizaste el libro?

Nos vimos durante una semana, todos los días, en Barcelona; continuamos el diálogo  en Madrid donde Patricio estaba invitado al festival “Documentamadrid” y finalmente, en París para las últimas preguntas pendientes. Seguimos trabajando el texto, que yo había registrado, reenviándonos los capítulos hasta la versión que ha sido publicada por el Festival de Cine Documental (FIDOCS) en Santiago de Chile en 2010. Yo había dividido su obra en varios bloques. Le propuse empezar analizando lo que para mi podía considerarse una segunda trilogía (después de La batalla de Chile), compuesta por "Chile, la memoria obstinada", "El caso Pinochet" y "Salvador Allende". Sólo después volvimos a analizar las tres películas de "La batalla de Chile". Patricio Guzmán aceptó mi propuesta confesándome que cada vez que había hablado de su trabajo, los entrevistadores habían empezado por esta obra como faro de todos sus documentales sucesivos. Yo quería subrayar la complejidad estructural, alejada del cinéma vérité, que conlleva una reflexión profunda de hechos históricos alejados en el tiempo. Dividíamos las preguntas específicas sobre el contenido de los distintos documentales, de aquellas más generales sobre la actitud teórica del documentalista frente a la temática tratada. Finalmente “edité” estas partes en  capítulos a parte. El libro que salió de nuestro trabajo no es solo el análisis de las películas de Guzmán sino también un manual prctico sobre el trabajo y la actitud del documentalista.

- Se dice que “Nostalgia de la luz”, el filme presentado aquí en La Laguna, en el Museo de las Ciencias y el Cosmos, es su obra más excelsa…Fue en el desierto de Atacama uno de los lugares donde la dictadura desarrolló su máquina de matar, y a Patricio le pareció una metáfora fantástica esos telescopios que miran al cielo, mientras la tierra, que fue testigo de horrendos crímenes, habla…

- “Nostalgia de la luz” es la película más poética del autor. Nacida de una apuesta de las más aparentemente atrevidas: conjugar el mundo de la astronomía, de la arqueología y la vida social – presente y pasada – de Chile. Forzando encuentros y desencuentros el autor construye una narración estrictamente documental y declaradamente personal. No hay poesía ni belleza en los contenidos, a menudo dolorosos también para el espectador, pero que Guzmán ha ido hilvanando a través de unas imágenes absolutamente poéticas que funcionan perfectamente como controcanto a la narración. Ha sido una de las emociones más intensas de mi vida y un placer inmenso haber sido invitada a acompañarle durante la presentación de la película al Festival de Cannes.     

- "Mirar atrás en el fondo es mirar adelante", dice PG ¿Es la necesidad de recordar los atroces crímenes de Pinochet, la cuestión vital de su filmografía?

- “Mirar atrás en el fondo es mirar adelante” es un hecho incontestable, no se puede construir un futuro sano, desde el punto de vista tanto del individuo como de grupos sociales, si quedan agujeros negros en el pasado. Patricio Guzmán declara haber entrado “al exilio” solo al finalizar la tercera parte de La batalla de Chile en 1979 a seis años del golpe de estado. Su país había quedado bajo una feroz dictadura, y apenas se recupera de tanta brutalidad. Pero las heridas quedan abiertas porque la mayor violencia ha sido el perpetrar la amnesia. Recordar nuestras propias raíces es vital, entender desde dónde venimos nos sirve para saber a dónde vamos. Es esta vitalidad la  que el realizador reivindica, un esfuerzo titánico para las generaciones futuras de su país y un ejercicio constante para entrenar nuestra propia sensibilidad. El cine documental exige una entrega total y una clara posición ética. Por ello, aunque sea un trabajo a veces muy complejo, difícil de financiar y distribuír, como afirma Patricio, tiene que defenderse como un “derecho del ciudadano”.

Cecilia Ricciarelli: Italiana. Documentalista, profesora y critica de cine. Consiguió el titulo de Doctor en Cine por la Universidad Sorbonne Nouvelle de París.  Ha publicado artículos de análisis cinematográfico en revistas de Europa y América Latina, y ha escrito un libro sobre el cineasta chileno Patricio Guzmán. Ha trabajado como profesora de cine en universidades y escuelas de arte en México y España. Actualmente enseña en el I.E.D. de Barcelona.

 

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