Los “viejos” tranvías y trolebuses deben volver a circular por las ciudades

Trolebús en A Coruña. / todocoleccion.net
Trolebús en A Coruña. / todocoleccion.net

Las ciudades alemanas, suizas, francesas, portuguesas, las del norte y el este europeos, buena parte de las del mundo entero ¿serían reconocibles sin tranvías y trolebuses?

Los “viejos” tranvías y trolebuses deben volver a circular por las ciudades

Las ciudades alemanas, suizas, francesas, portuguesas, las del norte y el este europeos, buena parte de las del mundo entero ¿serían reconocibles sin tranvías y trolebuses? Modernizados por dentro y por fuera o sólo por dentro, la tradición perdura. Menos aquí.

            Esta megalomanía propia de burgos podridos, la comentamos con un joven aficionado y estudioso de tranvías y troles, nuestro querido y ya inveterado amigo Héctor Poderoso.

            El tranvía era consustancial a Vigo, el trolebús, y también el tranvía, a A Coruña; Pontevedra, mucho más pequeña, fue pionera en troles; hasta no hace mucho, en Ferrol persistía la huella de los rieles. .

            El despotismo, en modo alguno ilustrado, de “corregidores” movidos a dedo por el dedo vicario del ministro de la Gobernación de aquel “reino sin rey”, de la “democracia orgánica”, creyó entender que él “desarrollo económico y social” pasaba por darle piqueta a lo “antiguo”, especialmente si databa de la geometria, siempre sospechosa de masónica.

            Sonados sátrapas que aún hoy figuran en el callejero de sus feudos, decidieron levantar raíles y abatir catenarias para dejar vía libre a los coches supuestamente utilitarios.

            Medio siglo más tarde España es el estado europeo con menos líneas de tranvías y trolebuses.

            Para más inri la empresa viguesa de autobuses conserva la denominación de Vitrasa y la de A Coruña, Tranvías de La Coruña.

            En esta última ciudad , donde vivimos y escribimos, funcionó algún tiempo un remedo tranviario, excentricidad con coches importados para turistas  del corto y fresco verano. Ni siquiera esa falsificación duró. Un cambio de color edilicio bastó para paralizarlo. Ahí siguen sus restos.

            Quizá a la mayoría de vigueses y coruñeses les sea indiferente la muerte de sus típicos transportes que ahora, por pereza léxica, se calificarían de “emblemáticos”

            Pero somos aún muchos, quienes los recordamos, añoramos e incluso no desistimos de reivindicarlos.

            Por lo que a A Coruña se refiere, Héctor Poderoso, es, sin duda, su encarnación bien viva.

Lo conocemos desde hace veintitantos años. Entonces, nosotros todavía en activo, apoyamos en la prensa su campaña de infructuosa recuperación del tranvía y el trolebús. En la actualidad, cuando ya ha cumplido los 40, no ceja en el empeño, visita redacciones, escribe cartas al director, subraya aniversarios, a la vez que posee minuciosa información de todas las líneas en funcionamiento de los más diversos países.

            Él, no sabe por qué, cuando tenía 6 años convencía a su madre para que lo pasease en trole. Por mi parte no olvido mis repetidos viajes en Siboney desde Urzáiz, Gran Vía arriba, hasta las proximidades de la calle Venezuela, en el Vigo de las colinas, pues en aquella época el chico de Ourense pasaba muchas temporadas en la ciudad del olivo solitario.

            Transportes públicos, no contaminantes, poco ruidosos hoy día, con cómodos interiores…

            A nosotros dadnos tranvías y trolebuses, sin perjuicio, como a Baroja, de los viejos caballitos del tío vivo.

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