Carta abierta a don Antonio Gala: filósofo, escritor y, ante todo, un poeta

A don Antonio Gala se le conoce por sus novelas, por sus artículos, pero donde está el Antonio Gala más íntimo y cercano es en su poesía, señala esta autora.

Antonio:

Naciste en el 36 ¡a quién se le ocurre!  Mucho más tarde te conocimos y nos gustó tu sonrisa burlona, tu ceño airado, tu exquisita ironía. Unos valoraron tu obra teatral por encima  del resto, y otros fueron fieles a tus novelas leyéndolas una tras otra.

Como agazapados en un rincón estábamos los que leíamos sobre todo tu poesía, los que nos quedábamos admirados de tanta pasión, tanta belleza, tu poesía ha sido siempre intensa y profunda y nos dejaba en un íntimo estado de recogimiento.

Los más bellos sonetos los hemos encontrado entre el revuelo de tus otros poemas.

Déjanos devolverte tus versos como si fueran nuestros, porque no tenemos nada de tanto valor para ofrecerte. “Hay que saber decir adiós” dijiste en una ocasión, y a nosotros no nos gustan las despedidas, ni sabemos, ni queremos decir adiós.

"Es hora ya de levantar el vuelo,

corazón, dócil ave migratoria.

Se ha terminado tu presente historia,

y otra escribe sus trazos por el cielo.

No hay tiempo de sentir el desconsuelo;

sigue la vida, urgente y transitoria.

Muda la meta de tu trayectoria,

y rasga del mañana el hondo velo.

Si el sentimiento, más desobediente,

se niega al natural imperativo,

álzate tú, versátil y valiente.

Tu oficio es cotidiano y decisivo:

mientras alumbre el sol, serás ardiente;

mientras dure la vida, estarás vivo.”

Antonio Gala