Breve reflexión sobre la prosa de Edmon Jabès y su libro de las preguntas
Leemos el vacío que proviene del vacío, porque, en una palabra, no concluye el mundo. Las palabras son rescoldos de una realidad inasumible.
Lo que El Libro de las Preguntas me reveló en su momento es que debo convencerme de que el lenguaje es inútil. Lo que prevalece no es el objeto, ni siquiera el significado, sino el sentido que otorgo a cada cosa y del que participo para resistir a la muerte. Ahí comienza la escritura, en ese convencimiento de que la vida fluye del símbolo que asigno a la palabra.
La lucha incesante por indagar en cada una de ellas no corrige el sentido de ninguno de los destinos. La escritura desgarra el hielo, pero no consume el glaciar.
La palabra siempre desaparece tras la palabra. Lo que leemos es una insinuación de cuanto existe para mí como sentido. Leemos el vacío que proviene del vacío, porque, en una palabra, no concluye el mundo. No.
