El 'boom' de las clínicas dentales: cómo tener la sonrisa de Julia Roberts

Cristiano Ronaldo, en una foto de promoción.
Cristiano Ronaldo, en una foto de promoción.

De la sonrisa de Julia Roberts a la ortodoncia invisible de CR7. Detrás hay algo más que salud dental: toda una moda que reconocen (e impulsan) los propios dentistas.

El 'boom' de las clínicas dentales: cómo tener la sonrisa de Julia Roberts

El 'boom' de las clínicas dentales no sabe de crisis en España. En los últimos tres o cuatro años, los bajos mejor situados se han ocupado por este tipo de negocios. Detrás, hay algo más que salud dental o bucal. Hay toda una moda, que reconocen (e impulsan) los propios dentistas.

Yo no aprecio crisis alguna si enumero las clínicas dentales que han abierto en mi ciudad en los últimos tres o cuatro años. En cualquier ciudad. Tampoco veo crisis, por cierto, si cuento los nuevos bajos con negocios de telefonía. De estos negocios hay datos concretos, pues España se ha vuelto loca con la tecnología y hoy es líder en Europa en el uso de móviles inteligentes. Pero de los negocios de ortodoncia, del inusual fenómeno de las clínicas de estética dental, solo hay datos parciales, de momento, como por ejemplo que España es también líder europeo en implantes dentales, o estudios que alertan del exceso de dentistas. El caso es que últimamente uno se encuentra por la calle con los conocidos del barrio, desde niños hasta los más veteranos de la familia, y portan de pronto estos brackets en los dientes. ¿Qué está sucediendo?

Esta semana escuché con atención en la radio una amplia entrevista con una profesional de este mundo. Una ortodoncista que hablaba de nuestra salud dental. Decía, por ejemplo, que el 80% de la población tiene “mala oclusión”. Y luego también revelaba que una ortodoncia (es decir, colocar los famosos aparatos en los dientes) vale tanto para un niño de 6 años como para un veterano de más de setenta. O sea, en la misma familia,el niño y el abuelo, como ya he visto, con ortodoncia.

Paralelamente a estos datos, proporcionó a los oyentes otras referencias, importantes para ella. A saber: habló de la “moda de la ortodoncia”. Y aquí ya empecé a desconfiar. La comparó —y lo dijo así, textualmente— con la moda que había hace un par de décadas, esa de ponerse ropa especial los domingos. La gente quiere tener una mejor sonrisa, dijo. Quiere tener la sonrisa de Julia Roberts: “Una sonrisa —concretó técnicamente— muy ancha, porque la actriz tiene el hueso facial ancho”. Y seguidamente introdujo en su discurso lo último en ortodoncias: la ortodoncia invisible. ¿Y a quien puso de ejemplo? ¡A Cristiano Ronaldo!. Los entrevistadores le preguntan, entonces, si para un deportista profesional es peligroso competir con estos aparatos, pero ella no lo sabe. Los coloca. No son en absoluto baratos. Pero esto no lo sabe.

Por supuesto que esta entrevista a la —llamémosle— odontóloga profesional (de la que omitiré el nombre) no constituye una muestra científica del estado de la odontología en nuestro país, ni mucho menos. Pero en las aguas, o en las lodos, de este río, algo de rugido cierto hay. Porque uno entra en alguna de esas “ultimísimas” y supermodernas clínicas dentales a hacerse una mera revisión o una limpieza bucal y sale siempre con un dosier tarifado de varios cientos de euros y un cronograma para empezar ya con una reforma bucal. Y si no te prometen sonreír como Julia Roberts, te venden los aparatos invisibles de Cristiano Ronaldo, y listo.

Pienso que ahora, más que nunca, hace falta aplicar ese refrán que principia: “En boca cerrada...”  

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