Boobs Nation: breve confesión de luz ante una escultura de Nikki Benz

Nikki Benz, actriz y modelo/ Today News
Nikki Benz, actriz y modelo/ Today News

Suave rumor de luz cuando quedo prendado de los ejercicios de Nikki Benz, pero las gaviotas regresan y la tarde me envuelve en una clase de autocomplacencia.

Boobs Nation: breve confesión de luz ante una escultura de Nikki Benz

Hay leche en sus labios. Un hilo blanco desciende entre sus senos como un rastro apenas perceptible, un desgarro. Nikki es la cierva que bebe agua en la corriente. Sus piernas se elevan sobre unos zapatos con plataforma. El sol queda lejos. Respira ansiosa. Los árboles, lo que queda de ellos, arden en algún bosque desconocido.

Nikki besa en la boca de la estatua despacio y el amanecer no existe en el interior de un estudio que da a la calle principal donde los heladeros llevan con el mismo uniforme blanco desde el final de la Primera Guerra Mundial. Es una señal de distinción, de prestigio, una creencia ciega en el peso de la tradición.

Espuma en la garganta, el sabor ácido del semen, la luz más allá del bosque donde arden las cansadas cortezas sin prisa. Nikki coge una toalla, el plano se oscurece, las gaviotas regresan a mi ventana. Nikki jamás finge un orgasmo. Y eso me alivia. Y retomo a Balzac nuevamente.

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