La biografía de Karl Marx contada por Jonathan Sperber muestra su vida y obra

Karl Marx, de Jonathan SPerber, traducción de Laura Sales Gutiérrez, Galaxia Gutenberg
Karl Marx, de Jonathan SPerber, traducción de Laura Sales Gutiérrez, Galaxia Gutenberg.

Crítica: se trata de una biografía obra de Jonathan Sperber, admirable por la personalidad y rigor que muestra de lectura objetiva, meticulosa e intimista y amenidad narrativa.

La biografía de Karl Marx contada por Jonathan Sperber muestra su vida y obra

Mi lectura al final de tan fatídico año como ha sido este pervertido 2013 la he dedicado a una biografía de Karl Marx obra de Jonathan Sperber admirable por la personalidad, rigor del contenido y resultado objetivo e intimista, que ofrece amenidad narrativa. Nada de un fantasma que recorre Europa que los cortos de vistas puedan confundirla por una nueva trama de talante comunista del marxismo desfigurado de la era Estalinista.

Manifiesto sin rubor no ocultar que soy lector de Marx -también de Canetti, Brecht y Hölderlin-, ausente de fanatismo o adoctrinamiento hasta mostrarme públicamente contra la “Dictadura del proletariado” desde aquellos tiempos exacerbación de secta religiosa y fe de carbonero, años de abundante intelectualidad europea defendiendo a golpe de hoz y martillo más sulfúrico servilismo la creación del “hombre nuevo” Por lo que no es desatino ni propaganda manifestar que ha sido una de mis mejores lecturas, siendo estas no pocas el pasado 2013 año ya fuera de circulación, aunque de difícil olvido. Pero que nos dejó, entre otras muchas buenas obras, esta vida y milagros donde “Uno de los libros más anunciados, y esperados de la temporada ha sido, sin duda, el Karl Marx: A Nineteenth-Century Life (Liveright), obra del historiador norteamericano Jonathan Sperber´” Y he de añadir de inmediato que sus más de seiscientas páginas contienen lo que se anunciaba y que no han defraudado a nadie, bien sea por activa o por pasiva hasta el punto de ser considerada positivamente como obra amplia tanto en el espacio político, filosófico y familiar, tratado con objetividad fuera de la España carpetovetónica.

Aunque nada debe extrañar que unos lo saluden inasequibles al desaliento que los invade, mientras otros tuercen el gesto ante lo que consideran un intento de desactivar el potencial de Marx. Para ser objetivos copio algunos fragmentos de dos reseñas, en decreciente entusiasmo o en progresiva crítica favorable.

Jonathan Freedland, columnista del londinense The Guardian, lo evalúa del siguiente modo en The New York Times:

“Aquí tenemos un hombre nunca más apasionado que atacando su propio flanco, cargando con perennes problemas monetarios y aún dependiente de sus padres para conseguir dinero en efectivo, siempre tramando nuevas aventuras para cambiar el mundo,  con problemas con los plazos y la higiene personal, viviendo en lugares que algunos podrían llamar bohemios y otros dirían  “sórdidos”, y que puede ser enloquecedoramente incoherente cuando no cae en los elaborados vuelos de la teoría y la abstracción ininteligible. Aún así, es una sorpresa darse cuenta de que el último izquierdista, el padre del propio comunismo, se ajusta a un patrón reconocible. Es como descubrir que Jesucristo organizaba regularmente ventas de pasteles en su iglesia local.”

Porque lo necesario e importante sobre Karl Marx, para el “Nineteenth-­Century Life es disipar la noción dominante de un Marx intemporal -menos  hombre, más canon ideológico- y trasladarlo a donde vivió y perteneció, a su tiempo, no al nuestro. Firme contra de la avalancha de estudios que afirman que Marx es siempre “nuestro contemporáneo”, Sperber se dispone a representar en cambio “una figura del pasado” y no “un profeta de nuestros días.” Aunque difícil y cínico o de escasa mollera sería no reconocer en el alemán de origen judío, que nunca lo negó desde su laicidad, es decir no practicante, negar que su influencia pueda perdurar por la sencilla razón de que una parte de su obra ofrece una actualidad valiosa en esta desbocada sociedad explotadora que millones de seres humanos malviven, como siglos atrás por algo tan fácil de entender y aceptar como hecho real que se define así mismo como “la explotación del hombre por el hombre”

Las condiciones de futuro elaboradas por Marx fueron planteadas en circunstancias diferentes, que quien con dos dedos de luces sin ser acólito del poder puede negar que midiendo la distancia entre su tiempo y el nuestro sin género de dudas se debe de entender de otro modo, no estamos en 1840 por señalar una fecha. Sin embargo sus ideas han continuado vivas siguiendo el curso de la historia, por lo que debemos entenderlo desde otros puntos de vista, pero nunca anclarlo como en el pasado. El presente nos golpea de tal manera que el insomnio puede ser un tormento y mañana una confirmación de la tragedia social. Porque a medida que las grandes fortunas se enriquecen, el ya insuficiente saldo del trabajador se reduce más a la miseria del siglo XIX . Así de simple, lo diga Agamenón o su porquero.

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