La revolución sensorial viene de camino: bienvenido a un mundo programable

Una camiseta programable.
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En nuestras casas, automóviles y fábricas, ya estamos rodeados de diminutos dispositivos inteligentes que captan datos sobre la forma en que vivimos y lo que hacemos. Un anticipo de lo que viene.
La revolución sensorial viene de camino: bienvenido a un mundo programable

En nuestras casas, automóviles y fábricas, estamos rodeados de diminutos dispositivos inteligentes que captan datos sobre la forma en que vivimos y lo que hacemos. Ahora están empezando a hablar entre sí. Pronto sera capaces de trabajan en conjunto para así responder a nuestras necesidades, resolver nuestros problemas e incluso salvar nuestras vidas.

Sobre un terreno de 5 hectáreas en Great Falls, Virginia, Alex Hawkinson ha dado vida a un objeto inanimado. Su casa. Ha creado lo que se podría describir como un sistema nervioso: una red de nervios, paredes y techos, ventanas y puertas. Él ha hecho que estos se mueven, deja que se unan como un cuerpo entero, dándoles una forma de hablar entre ellos. Abriendo un sesión de telnet en su centro digital de la casa puede espiar a sus cosas charlando, escuchar lo que dicen cuando nadie las oye. Este es el lenguaje del futuro: pequeñas cosas inteligentes a nuestro alrededor, la coordinación de sus actividades. Cafeteras que hablan de los despertadores. Los termostatos que hablan con sensores de movimiento. Máquinas de la fábrica que hablan a la red eléctrica. Una década después de que el Wi-Fi puso todas nuestras computadoras en una red inalámbrica y un lustro después de que la revolución del smartphone puso una serie de dispositivos de bolsillo en esa red, estamos viendo el amanecer de una era en la que los objetos más cotidianos de nuestra vidas pueden hablar entre sí, sin cables, realizar tareas en conjunto, que nos da datos que nunca hemos tenido antes.

Hay algunas guías más adecuadas para este futuro inminente que la de Hawkinson. SmartThings ha construido lo que es sin duda el centro más avanzado para atar objetos conectados entre sí. En su casa, más de 200 objetos, desde la puerta del garaje a la cafetera, están conectados a su sistema SmartThings. Su oficina puede automáticamente enviar un mensaje de texto a su esposa cuando él se va y dice a su hogar que se encienda. Imagina una casa con un sistema nervioso, donde los aspersores reciben las órdenes de los sensores de humedad.

En este futuro, la inteligencia, que una vez estuvo encerrada en nuestros dispositivos ahora fluye en el universo de los objetos físicos. Tecnólogos han luchado para nombrar este fenómeno emergente. Algunos lo han llamado el Internet de las cosas o Internet de todo, el hecho es que la mayoría de estos dispositivos no se conectan a través de Internet directamente sino que se comunican a través de protocolos inalámbricos sencillos. Otros observadores la están llamando la Revolución Sensorial.

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