Las biclicletas ya no son solo para el verano, sino para todo el año

Una bicicleta.
Una bicicleta de la marca Orbea, clásica en el mercado español.

Como en la obra del inolvidable Fernán Gómez, las bicicletas son para el verano. Y después para el otoño, incluso para el invierno y, cómo no, para la primavera. Un fenómeno social.

Las biclicletas ya no son solo para el verano, sino para todo el año

Las bicicletas nos igualan. Nos humanizan. Ya sea porque nos llevan a trabajar o porque nos pasean o porque atraen nuestra atención en el Tour o en la Vuelta. A veces incluso de manera exagerada, como sucedió en la reciente salida de la Vuelta a España, que fue para flipar.

Es la magia –o la brujería- de las bicicletas. Casi una tentación. Como en la obra de teatro, también llevada al cine, del inolvidable Fernando Fernán Gómez, las bicicletas son para el verano. Y después para el otoño, incluso para el invierno y, cómo no, para la primavera. Todo un fenómeno social.

Siempre es tiempo de bicicletas. Tanto, que incluso la moda se mueve en bici. Y es que los ciclistas urbanos son una tribu global. Para ellos se crean colecciones de moda y se abren tiendas especializadas o locales en los que no tienen ni que separarse de su compañera: la bicicleta. Por eso ya no faltan los accesorios chic para vestir la bici, es decir, complementos con mucho estilo que hacen que tu bicicleta sea el centro de todas las miradas.

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