Benedicto XVI: El Papa que nos conquistó a muchos en su despedida

Con toda la fe puesta en él, el mundo católico celebra hoy a Francisco I. Quien en sus primeras horas ya nos ha convencido a muchos: cercano, afable, reconocido y con sonrisa, este Pastor promete, y mucho.
Benedicto XVI: El Papa que nos conquistó a muchos en su despedida

Passeggiate romane

Por su manera de despedirse del Vaticano me declaré 'fan' -a tiempo- de Joseph Ratzinger... /Sifalcia via Compfight

Pocas horas antes de que Ratzinger nos sorprendiera con su decisión de retirarse voluntariamente a Castel Gandolfo, me encontraba en Roma, donde nada hacia hacía presagiar en aquellos recovecos de apabullante recorrido histórico que apenas unos días más tarde la sede se quedaría vacante. Ajena al hito que se estaba preparando, paseaba la plaza de San Pedro con la sensación de que Wojtyla seguía rigiendo el Vaticano como si nunca se hubiese ido.

Desde la fe de los peregrinos a los miles de souvenirs que cientos de hermanas venidas de todo el mundo ofrecen en el entorno de la bella plaza de San Pedro, la pervivencia de Juan Pablo II era patente, conviviendo con el presente hasta el punto de eclipsarle.

Tal vez sea una cuestión de carisma o de que la sombra de Juan Pablo II era y es muy alargada, lo cierto es que el Vaticano siguió vivificando su símbolo a partes iguales con el de su sucesor de un modo inédito y así me lo confirmaban lugareños quienes afirmaban que Benedicto XVI no había llegado a “cuajar” a la altura de su predecesor y que su mandato se planteaba desde un plano discreto y compartido.

Por su manera de despedirse me declaré 'fan' -a tiempo- de Joseph Ratzinger, su adiós de motu proprio fue un paseíllo de personalidad mostrando una grandeza de la que por vez primera hacía alarde y sin pretenderlo.

Nos conquistó a muchos porque por fin pudimos verle, porque hay que saber irse… muy consciente de ser un Pontífice concebido con vocación de interinidad y del complejo cometido de coexistir y conducir estoicamente una “vacatio” que permitiese al mundo superar –que no olvidar- el haberse quedado huérfano de un mentor y líder tan sobresaliente e imborrable como Juan Pablo II.

Con toda la fe puesta en él, el mundo católico celebra hoy a Francisco I. Quien en sus primeras horas ya nos ha convencido a muchos: cercano, afable, reconocido y con sonrisa, este Pastor promete, y mucho.

Agradable, su perfil nos recuerda inevitablemente a Wojtyla y nos resulta idóneo para este ciclo de crisis, un Santo Padre cercano que abrazó su responsabilidad con la austeridad de la cruz de madera que lucía y con palabras de honra hacia Benedicto XVI quien fue aclamado por su meritorio paso por La Sede vaticana y por ser artífice de una sabia elección de la que con certeza, fue uno de los mayores promotores.

No obviemos que Bergoglio fue segundo en el Cónclave de hace ocho años y que tuvo mucho que ver en que la fumata tuviese nombre alemán entonces. Era hora de devolverle el gesto… porque a pesar de su ínfima presencia incluso en las “quinielas” periodísticas más valientes, la premura del humo blanco delató escasa discusión.

Hispano y con ascendencia italiana, un guiño a Roma que ilusionaba con fervor un Papa compatriota: Benvenuto Francesco!

Comentarios