Bajando de peso en la Capital del Sol

Esto no es fácil
Hombre ejercitándose. / RR SS

Obdulio tiene un amigo que está haciendo lo indecible por perder kilos. Dice que todo se puede lograr con dedicación, ejercicio físico y una dieta saludable.  

Bajando de peso en la Capital del Sol

Eustaquio, que así se llama el amigo del Obdu, está ligeramente pasado de peso. Poquita cosa, unas 250 libras nada más. No obstante, el hombre ha decidido comenzar a entrenarse seriamente para rebajar los 114 kilos que le sobran. Obdulio lo conoce bien y no duda que alcanzará su objetivo.

Hoy Eustaquio hizo su primera tanda: le dio diez vueltas a una cancha de tenis a paso moderado y escuchando reguetón en sus audífonos. Dice que hay que cogerlo con calma y no extenuarse al principio. Luego añade que la música ayuda a perder peso de forma subliminal, porque uno se imagina que está bailando. “Es un hecho certificado por varias universidades de renombre mundial”, asegura. 

Me cuenta el Obdu que se encontró a Eustaquio poco después de la sesión, todo sudado por el calor de este julio miamense, y le preguntó cómo le había ido.

-Muy bien. Me siento como un hombre nuevo- le respondió.

- ¿Y qué vas a hacer ahora?

-Voy a casa a darme una ducha y cenar.

-Me imagino que comerás con moderación, ¿no?

- ¡Claro Obdu! No pienso recuperar las calorías que he quemado con tanto esfuerzo. Para la cena sólo tengo arroz con frijoles, bistec de palomilla, papas fritas, chicharrones, ensalada de aguacate, un batido de mamey y de postre una cuña de cake con helado de chocolate por arriba. ¡Todo muy saludable!

- ¿Eso nada más? Te vas a desnutrir…

-Bueno, tengo pan con mantequilla para acompañar, más dos cervezas y un capuchino al final.

-Ya veo. Supongo que no comerás nada más hasta mañana.

-Mmm… No sé. Me da pena dejar la mitad de la pizza que quedó del almuerzo. Creo que me la voy a comer antes de acostarme. Con medio litro de leche para bajarla, claro. ¡Brother, es que esos ejercicios te dejan con un hambre…!

Eustaquio se despide y, al alejarse, Obdulio no sabe si echarse a reír o llorar. @mundiario

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