Las autoridades locales desmienten motivos raciales en la masacre de Texas

Agentes de policía de Texas. / Twitter-Hoy Los Angeles.
Agentes de policía de Texas. / Twitter-Hoy Los Angeles.

De acuerdo a los investigadores, David Kelley habría llevado a cabo su lamentable acto con la intención de atacar directamente a su suegra, quien no estaba en el lugar.

Las autoridades locales desmienten motivos raciales en la masacre de Texas

Un problema personal con su suegra habría llevado a Devin Kelley a abrir fuego en la iglesia baptista de Sutherland Springs y matar a 26 personas y dejar a otras 20 gravemente heridas. Kelley era un exsoldado que había sido expulsado de la Fuerza Aérea por maltratar a su esposa e hijo, tenía 26 años y murió cuando intentaba escapar de la policía. La versión difundida por varios medios es que el atacante había amenazado a su suegra y fue a buscarla este mismo domingo al templo, aunque ella no estaba en la misa al momento de la masacre.

Hasta el momento, se sabe que la víctima de mayor edad tenía 77 años de edad, y la menor es un bebé de apenas año y medio. De de las 26 víctimas mortales, al menos 12 eran menores de edad, de acuerdo a información confirmada por los investigadores. De igual forma, murió una abuela de la pareja de Kelley, una mujer embarazada que daría a luz en diciembre con todo y sus tres hijos, la hija del pastor de apenas 14 años de edad, un jubilado que se dedicaba a predicar el evangelio a reclusos y ocho integrantes de una sola familia. Una niña de esa familia sobrevivió porque logró esconderse bajo una de las bancas del templo. La iglesia grabó todo lo sucedido puesto que acostumbra grabar todos sus servicios, pero la cinta la tiene el mismo FBI y no se sabe que piense difundirla con los medios.

Los investigadores estiman que los problemas en su propia familia fueron los que llevaron a Kelley a cometer la masacre. "Sabemos que Kelley le había enviado mensajes de amenaza (a su suegra) pero no podemos dar más detalles", dijo un portavoz del Departamento de Seguridad del Estado de Texas, quien descartó cualquier otra hipótesis, como la masacre haya sido motivada por cuestiones raciales ni mucho menos religiosas.

Kelley había solicitado permiso para portar armas, pero el Estado se lo había negado. Su sucio historial militar le había puesto algunos obstáculos, pero logró sortearlos. Así, se las ingenió para obtener una licencia de seguridad privada, con la que luego compraría el fusil que usaría para la carnicería.

Este lamentable acontecimiento llega poco más de un mes después de que un individuo, también un lobo solitario, abriera fuego contra los asistentes a un concierto de música country en Las Vegas. No obstante, en aquella ocasión el motivo sí pudo haber sido religioso, pues el Estado Islámico se atribuyó la autoría de la que la mayor masacre en la historia de los Estados Unidos. Esto ha vuelto a reabrir un debate que está en agenda desde la Administración de Barack Obama.

El presidente de los Estados Unidos propuso poner trabas a las licencias para la portación de armas a raíz del atentado de San Bernardino, en el que un matrimonio mató a más de una decena de personas. Durante su campaña, el presidente se aprovechó de esto para su discurso, poniéndose como estandarte defensor de los fabricantes y vendedores de armas en su país. La masacre de Texas agrega un nuevo episodio a este pleito y el mismo presidente ha pasado de polémicas, asegurando que esta carnicería no cambiará nada en el trato con las armas de fuego ni la concesión para su compra. @mundiario

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