El autor del mes de octubre en MUNDIARIO fue Manuel García Pérez

Manuel García Pérez. / Mundiario
Manuel García Pérez. / Mundiario

El colaborador con más éxito de lectores fue Manuel García Pérez con su artículo ‘La enseñanza de Lengua y Literatura en la Educación Secundaria es un fracaso’.

El autor del mes de octubre en MUNDIARIO fue Manuel García Pérez

En agradecimiento a los cerca de 500 colaboradores que cada día analizan la realidad, MUNDIARIO comenzará a destacar cada mes al autor y autora más leídos con su artículo más exitoso, el cual se podrá volver a leer en la home del diario.

Este mes lo comenzamos con aquellos autores más destacados del pasado mes de octubre. Un hombre y una mujer a los que les separan algo más de veinte años de edad y más de 8.000 kilómetros. Lo que les une es un periódico, MUNDIARIO, de ahí que lo consideremos global.

En el apartado de autor que consiguió miles de visitas en pocas horas y que pasado un mes, su artículo, el que le hace ser el mejor de octubre y que sigue atrayendo a lectores es Manuel García Pérez con ‘La enseñanza de Lengua y Literatura en la Educación Secundaria es un fracaso’.

Captura del artículo de Manuel García Pérez.
Captura del artículo de Manuel García Pérez.

 

Manuel García Pérez es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia y licenciado en Antropología por la UNED, Premio Nacional Fin de Carrera (2000), es el coordinador del área de Sociedad y Cultura de MUNDIARIO. Docente, investigador y escritor de narrativa juvenil, su última obra es el poemario Luz de los escombros. En 2016 sacará a la luz una nueva obra poética.

Con motivo de esta mención especial que queremos hacer a nuestros colaboradores, hemos hablado con Manuel sobre el artículo que leyeron tantas personas.

— Este artículo que firmaste el pasado mes de octubre y que ha sido el más leído de Mundiario respecto a nuestros autores masculinos, es una dura crítica hacia el sistema educativo actual en España y, en concreto, sobre la enseñanza de Lengua y Literatura en la ESO. ¿Qué crees que hay que cambiar en el sistema para mejorarlo?

— Los cambios que hay que realizar son muchos y los partidos políticos han demostrado hasta la fecha que no están dispuestos a realizarlos. Hay un lobby económico alrededor de gestoras educativas, asesoramientos y libros de texto que difícilmente va a ser intervenido. La educación en España y, lo que es más grave, el fracaso educativo se han convertido en una forma de negocio. En muchos de mis artículos, he dado varias soluciones al problema que no supondrían apenas un incremento de gasto, pero la ideologización de la educación y el negocio que hay detrás lo impiden.

Una verdadera reforma pasa por imitar modelos exitosos en Europa, por un cambio en la formación del profesorado, por la centralización de las competencias en educación, por un apoyo institucional al profesor por parte de políticos y Administración, pues socialmente el docente tiene que ser valorado como un agente social fundamental. Hay que eliminar asignaturas en niveles de ESO y apostar por ámbitos y destrezas básicas como la escritura y el cálculo.

Necesitamos una exigencia máxima en las carreras docentes y una fase de prácticas de varios años para los universitarios que quieren ser maestros o profesores. Pero el sistema está corrompido, pues la Universidad necesita a su vez una reforma integral en sus carreras y en la formación de su profesorado. Además, la concertación de colegios e institutos ha hecho mucho daño a la educación pública, pues ha conseguido que algunos centros se conviertan en procesos de getificación y no en un espacio heterogéneo de igualdad de oportunidades. Veo difícil que se vaya a hacer algo significativo en el sistema; normalmente, los políticos prefieren usar la educación como arma arrojadiza donde la asignatura de Religión es el único motivo de debate.

— ¿Volver al sistema educativo del pasado sería una opción de mejora?

— No se puede criminalizar la EGB y el BUP como hacen muchos pedagogos. La educación obligatoria hasta los 16 años es un logro social, pero la LOGSE, desde su origen, y las actuales leyes han ido improvisando la práctica docente y lo que tenemos ahora mismo es una educación burocratizada, mediocre y con una gestión pésima. Creo que, en Educación, se ha querido inventar la pólvora y se han confundido valores importantísimos como la integración y la igualdad con la exención de esforzarse y ser competente. Hemos perdido esa capacidad técnica, de orfebre casi, que tenían maestros y maestras de las escuelas unitarias de hace décadas, donde técnicas como los dictados, una redacción semanal y saber calcular bien eran importantísimos.

El sistema y la legislación de los diferentes gobiernos intentan tapar sus vergüenzas no dando su brazo a torcer en estos aspectos: la creatividad, la sensibilidad y algunos valores sociales no se aprenden solamente jugando o experimentando, sino también desde la repetición, la memorización útil y escribiendo una y otra vez. Podemos encontrarnos en pocos años con una sociedad tecnológicamente avanzada, pero sin discurso propio; lo que contribuirá a la mayor de las desigualdades, que es la desigualdad intelectual.

— Como profesor que eres, ¿qué implicación consideras que deben tener los padres en la educación escolar de sus hijos?

— La implicación de los padres es vital, pero, como explicaba muy bien Luis Calero en un artículo de Mundiario, los padres, condicionados por el actual contexto de frivolización ante la responsabilidad y por miedo a adoptar modelos autoritarios de otras épocas, han caído en la permisividad y encuentran que el fracaso educativo solamente corresponde a la escuela. Los padres son el modelo moral  de un hijo y la escuela es la oportunidad para que los alumnos prosperen socialmente. Pero no sucede así. Los profesores se ven obligados a hacer las funciones de padre y madre, dejando la enseñanza de contenidos en un segundo plano. La falta de apoyo institucional por parte de los políticos, el aumento de ratios y de horas, la reducción de sueldo nos ha hecho mucho daño desde el punto de vista del prestigio. Cuando un alumno se porta mal en clase, en casa se ha convertido ya en un pequeño dictador.

— A tu juicio, ¿estás los jóvenes españoles preparados para afrontar responsabilidades en la vida real?

— El problema son los alumnos que abandonan, porque el sistema no responde a sus necesidades. La mayor parte de los alumnos españoles son adolescentes sanos y entrañables, pero doce asignaturas por curso acaba desmotivándolos y convirtiendo su paso por las aulas en un éxodo por el desierto. Hay que crear itinerarios en edades más tempranas, previniendo que un alumno se cruce de brazos durante años y años. Esos adolescentes van a sufrir mucho en el actual contexto cultural y económico. Nuestros bachilleratos son de los mejores en Europa, y de eso casi no se habla. En algunas carreras como las ingenierías o Medicina somos referentes internacionales. Hay jóvenes muy preparados y con vocación de aprender. Sucede a veces que los índices de fracaso educativo solapan a estos adolescentes. Tengo decenas de antiguos alumnos que ocupan puestos muy importantes en empresas internacionales y otros tantos que son investigadores; la educación, la Educación Pública, ha logrado que sus sueños se cumplan.

— ¿Quién gana con ese negocio al que haces referencia en tu artículo, el de la Psicopedagogía y sus empresas, y de los teóricos de los libros de texto?

— La Educación mueve mucho dinero: másteres, cursos de formación pedagógica, seminarios, créditos de libre configuración, cursos a distancia. El problema sucede cuando se crean empresas orientadas a solventar el fracaso educativo y finalmente se convierten en el problema. Los mismos filósofos y pedagogos que indican que los profesores somos una parte del fracaso escriben los libros de texto que contribuyen al empeoramiento de una gestión flexible y práctica del docente en el aula. Se han creado gestoras educativas que asesoran a centros privados y concertados, a políticos, y que ganan mucho dinero. Si hablamos de la incorporación de las nuevas tecnologías al aula sin una reforma metodológica de fondo o de las empresas que alquilan aulas prefabricadas, las cifras son escandalosas. La multiplicación de asignaturas en diferentes niveles de Primaria y de ESO  y las continuas reformas de cada gobierno arruinan a familias con la compra de libros de texto cada año. Podemos añadir a todo este lobby la creación de universidades privadas para aquellos alumnos que no han llegado a la nota de corte de la PAU y quieren estudiar carreras a las que no pueden acceder en la Pública. Pero esto es la punta del iceberg, otra de las grandes estafas que sufriremos en poco tiempo será la de la constatación de que el  bilingüismo dentro de las aulas no está dando los resultados esperados, porque se está aplicando con pocos recursos y la mayor parte de los profesores no están recibiendo la formación idónea para adquirir una competencia adecuada en un segundo idioma. Pero es un negocio.

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