El Ficcionario se asoma al abismo de la esclavitud en el Congo

Sangre en el móvil. Global Witness
Sangre en el móvil. / Global Witness

Aunque la explotación infantil y el genocidio son los efectos más sangrantes del conflicto del coltán, tampoco puede olvidarse el impacto ambiental y la disminución alarmante de la población de elefantes y gorilas.

El Ficcionario se asoma al abismo de la esclavitud en el Congo

El Ficcionario encuentra esta vez la ocasión de denunciar la coexistencia insoportable de dos mundos: el que a golpe de metralleta y por salarios míseros muere extrayendo materias primas de la tierra y ese otro que, a miles de kilómetros de distancia, ignorando cualquier conexión causal entre los dos fenómenos, se desvive por estar a la moda en las últimas tecnologías.

esasperar. Enfurecer a alguien, haciendo que pierda la paciencia por "esas peras".

escallola. Yeso calcinado que, amasado con agua, se emplea para tapar algunas bocas e impedirlas que hablen.

escandinabo. Nabo de una región del norte de Europa. Ante la sequía extrema de los países de la cuenca del Mediterráneo, el cambio climático está convirtiendo a los países nórdicos en los principales productores de frutas y hortalizas del continente.

escavechina. Estrago que entre la fauna avícola causan los cazadores.

escitar. Hacer perder el sosiego y la tranquilidad a los escitas, habitantes de una antigua región de Asia.

esclabismo. Doctrina según la cual, para ganarse la vida, las personas deben descender a grandes y peligrosas profundidades, corriendo el riesgo de perderla. Como actualmente hacen miles de adultos y niños en las minas del Congo para extraer el coltán, un mineral imprescindible en la fabricación de componentes electrónicos avanzados como los que, por ejemplo, utilizan los móviles y tabletas. Los principales yacimientos de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo, que acumula el 80% de las reservas mundiales, razón por la cual el coltán también está en el origen de las interminables guerras étnicas de África Central que ya han causado más de cinco millones de muertos. En un informe publicado conjuntamente el pasado enero, Amnistía Internacional y Afrewatch alertaban acerca de los abusos y crímenes que se están cometiendo en estas decimonónicas explotaciones, donde trabajan niños de incluso siete años. Jornadas de trabajo de hasta doce horas sin equipo de protección alguno y frecuentes accidentes mortales que quedan silenciados con el cadáver sepultado bajo las rocas son la nota dominante de un negocio que emplea a 40.000 niños en el sur del país africano. Ambas organizaciones también han pedido a las grandes empresas tecnológicas implicadas en la comercialización del mineral (Apple, Microsoft, Samsung, Sony, Daimler y Volkswagen) que se aseguren de que sus productos no utilizan coltán extraído con mano de obra infantil. Pero sin leyes que las obliguen a desvelar dónde consiguen los minerales y en qué condiciones, tales empresas continuarán sacando provecho de la miseria y el abuso contra los Derechos Humanos. Tampoco ayuda el hecho de que al comprar, los usuarios de las nuevas tecnologías raramente se preocupan de considerar algún factor más que, en todo caso, la consabida relación calidad-precio. En este sentido, una de las perversiones colaterales del sistema capitalista es el hecho de que el comprador se percibe a sí mismo como legitimado para adquirir cualquier producto siempre que, de una u otra manera, lo pueda pagar en el mercado, sin que sienta ninguna obligación moral de preocuparse por el proceso que ha dado origen al producto, esto es, por las condiciones laborales de los trabajadores o por las afecciones que dicha actividad causa en el entorno. Y es que, aunque la explotación infantil y el genocidio son los efectos más sangrantes en el conflicto del coltán, tampoco puede olvidarse el impacto ambiental que en términos de progresiva deforestación, contaminación del agua y disminución alarmante de la población de gorilas y elefantes provoca. Según la organización de conservación Wildlife Direct, la población de elefantes ha disminuido un 80% en los últimos 50 años, pasando de los cerca de 100.000 elefantes en 1950 a los actuales 20.000. Y según el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, en los ocho parques del Congo la población de gorilas ha descendido un 90%. Hoy apenas quedan 3.000 ejemplares.

esclarhecer. Resolver el asunto de las heces. Paul, un niño huérfano de 14 años que trabaja en una mina de coltán en el Congo, ha llegado a pasar 24 horas sin salir a la superficie. "Llegaba por la mañana y me marchaba a la mañana siguiente. Tenía que hacer mis necesidades allí abajo", ha relatado.

esclusiva (tener la). Privilegio por el que un determinado barco es el único autorizado para salvar el desnivel entre dos tramos de un canal utilizando la esclusa.

escova. Utensilio que los hombres de las cavernas empleaban para barrer la cueva y evitar así que se acumulara la suciedad. Probablemente vivían en grutas más limpias que los actuales mineros del coltán.

escrivano. 1. Funcionario público que da fe inútilmente de las escrituras o actos que pasan en su presencia. 2. Persona de escritura hueca, vacía y falta de solidez.

esculpar. Esculpir una disculpa.

esdrujula. Palabra llana o grave.

esequias. Honras fúnebres por alguna ese difunta.

esgrimmir. Utilizar a Caperucita Roja, Blancanieves, Pulgarcito o La Bella Durmiente  como argumentos para lograr, con los niños, alguna finalidad educativa. Mi hija María se ha propuesto enseñar con ellos filosofía.

esijir. Demandar enérgicamente algo un seguidor del sijismo, una religión monoteísta (fundada por Nanak en la India en el siglo XVI) que se caracteriza por combinar elementos del hinduismo y del islamismo.

esijencia. Requerimiento expresado por Ramón Sijé a Miguel Hernández para que, a su muerte, le compusiese una elegía. Hoy faltarían poetas para lamentar tanto infortunio sucediendo, como aquel, tan temprano.

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