¿Somos los argentinos un tanto particulares?

El general José de San Martín, el libertador de Argentina, Chile y Perú.
El general José de San Martín, el libertador de Argentina, Chile y Perú.

Una crónica de cómo somos y lo que hacemos los argentinos: por un lado, cuan buenas personas podemos llegar a ser, pero a la vez hay que ver cuanto mal nos hacemos como país.

¿Somos los argentinos un tanto particulares?

Con una forma de ser que viene desde las raíces o desde la fundación de nuestro país, los argentinos somos seres un tanto particulares. Ahí están nuestros héroes y heroínas, esos que hasta donaron sus sueldos, sus bienes personales, su tiempo y hasta dieron todos sus hombres –como los puntanos, así se llama a los habitantes de la ciudad de San Luis– para crear escuelas, formar los ejércitos con los que el General San Martín nos independizó, etcétera.

Algunos fueron desterrados y otros muchos intentaron que se los olvide, como es el caso de Bartolomé Mitre y Rivadavia, quienes sin prurito y con total villanía definieron al gran general San Martín como el "tonto de la espada" y con "poco valor en la política". Ya bien lo ha expresado Antonio Esteban Agüero en su poema "Digo el Llamado", dónde describe que el sacrificio fue extremo por una parte de la sociedad, mientras que otra los miraba con desconfianza y a otros ni siquiera les importaba por vivir en la total comodidad; bien vale recordar algunos fragmentos:

“Vuestra Merced conoce mi pobreza,

yo no tengo rebaños ni vacadas,

ni un anillo de bodas, ni siquiera

una mula de silla, pero tengo

este muchacho cuya barba empieza”...

 

"Y San Luis obediente respondía

ahorrando en la sed y la miseria;

río oscuro de hombres que subía;

oscuro río, humanidad morena

que empujaban profundas intuiciones

hacia quién sabe qué remota meta,

entretanto el galope levantaba

remolinos y nubes polvorientas

sobre el anca del último caballo

y el crujido final de las carretas..."


"Y quedaron chiquillos y mujeres,

sólo mujeres con las caras serias

y las manos sin hombres, esperando…

en San Luis del Venado y de las Sierras".

Somos argentinos

Es decir, que si tuviéramos que describirnos podemos decir que ser argentino es:

> Sinónimo de pelearla, de salir adelante con ingenio y con pocos elementos;

> rebuscársela todos los días para llevar un plato de comida a nuestra casa;

> soñar con un futuro mejor, un futuro que nuestros dirigentes se han encargado de destruir, hasta el punto de casi quebrar nuestras esperanzas;

> vivir siempre con la incertidumbre de no saber cuan pronto estará la próxima crisis, y hasta quizás verla como una oportunidad para superarnos;

> ser sumamente optimistas, es salir adelante, o ser antagónicos al no estar conformes con lo que tenemos, y siempre pensar que afuera está lo mejor;

> creerse que somos los mejores, que tenemos la mejor carne, las mujeres más bellas o que por el solo hecho de ser argentinos deberíamos tener un mejor destino, sin darnos cuenta que este depende de nosotros, que se construye todos los días con trabajo, honestidad, valentía, dignidad y heroísmo, con amor a la patria y con respeto por el prójimo, un respeto que muchos carecen o, quizás, ya no forma parte de nuestras cualidades;

> ser apasionados, aunque después no sabemos canalizar adecuadamente esa pasión. En fútbol siempre sentimos que somos los mejores del mundo, aunque luego nos decepcionamos una y otra vez, hasta el punto de agredir a nuestros propios jugadores; se nos pone la piel de gallina cuando entonamos nuestro himno nacional, es pararse y llevarse la mano al corazón con los primeros acordes, es llorar cuando lo escuchamos e internamente pensamos que es el mejor; nos emocionamos por nuestros colores, por nuestra bandera y ni que hablar cuando nuestra selección juega un mundial - quizás sea nuestra gran esperanza en la vida -;

> usar cualquier excusa para reunirte con amigos, para compartir un asado acompañado con una picada con chorizo y mortadela; o una previa con unos verdes -como le decimos al mate, el símbolo de nuestra amistad-;  y ni que hablar del Fernet con Cola, que puede hasta llegar a acompañar los ñoquis del 29;

> el truco y las guitarreadas, la rayuela, la payana, la taba, el sapo, la bolita y el ring raje para joder algún vecino desprevenido;

> creernos que el dulce de leche es la conserva más rica del mundo, y no entendemos porque no es la más reconocida;

> darnos unos abrazos y besos en las mejillas, hasta entre hombres. Es encontrarnos y hacer el ridículo, en cualquier lugar, sin que importe el qué dirán;

> creernos que tenemos el país más hermoso del mundo, el de mayores posibilidades, el de los múltiples climas y con la mayor biodiversidad cultural, social y biológica;

> ser fiesteros, lo que implica salir a bailar de jueves a lunes hasta que salga el sol, sin entender que el orden, la disciplina, la organización y los proyectos a largo plazo son la clave de una comunidad próspera;

> el tango, el folklore, el rock, la milanesa napolitana, el alfajor triple, los pastelitos, y si son de la abuela mejor aún, las empanadas, las torta fritas –los días de lluvia son un clásico–, el puchero, el guiso o el locro;

> el bolígrafo, las huellas digitales, el bypass, el helicóptero, el bondi, René Favaloro, Diego A. Maradona, Lionel A. Messi, el Papa Francisco, Fontanarrosa, Charly García, Juan Manuel Fangio, Carlos Gardel, Jorge Luis Borges, “la negra” Sosa, Norberto "Pappo" Napolitano, César Milstein, Piazzolla, Vilas, Cortázar, Porcel y Olmedo, el “Che” Guevara, “Tato” Bores; así como Super Hijitus, Paturuzú, Mafalda, Anteojito, Clemente y Manuelita o el mismo Martín Fierro.

Poltronieri Oscar Ismael, el máximo héroe argentino del siglo XX condecorado por las fuerzas armadas de Argentina y reconocido por los ingleses

Poltronieri Oscar Ismael, el máximo héroe argentino del siglo XX, condecorado por las fuerzas armadas de Argentina y reconocido por los propios ingleses.

> el General San Martín, Manuel Belgrano y... también deberíamos ser Oscar Ismael Poltronieri, nuestro máximo héroe del siglo XX;  "el poltro" como lo apodaron en Malvinas, es un  hombre que vive en la total miseria y en el olvido colectivo, un ostracismo que lleva casi 37 años y que definitivamente deberíamos sacar a la luz, porque es el único héroe argentino considerado entre los 10 mejores guerreros del mundo moderno, condecorado y admirado por los ingleses y el único soldado raso en recibir la cruz argentina al heroico valor en combate; pero lo más importante lo tenemos con vida.

> alentar a nuestro equipo creyendo que somos el jugador número 12; y así tomamos el conflicto de Malvinas, tontamente como si fuera un partido de fútbol al que cuando lo perdimos... enterramos a nuestros héroes en el inframundo de la soledad y el ostracismo, con un olvido de más de 36 años y con una falta de contención que produjo más muertes que la propia guerra.

Y eso somos, y eso hacemos los argentinos, también. @mundiario

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