Animales mediáticos: las mellis, Anabel, Luis Rollán y los topos de Cantora
Telecinco sorprende cada tarde con unos personajes que son dignos de una película de Almodóvar, una corrala de señores y señoras que luchan por su minuto de gloria televisiva.
Son únicos. Son la prensa rosa de segunda. Son los topos y las topas de Cantora. Telecinco arma su esperpento veraniego con personajes que estuvieron al lado de la Pantoja y que ahora han sido expulsados del cortijo como Belcebú fue expulsado del paraíso. En Cantora, hay topos y hay muchos sospechosos: las Mellis, Luis Rollán, Anabel, Raquel Bollo, Han Solo y Chewbacca.
Sálvame es una fábrica de tramas a partir de nada. Los topos y las topas se pelean entre ellos, los topos y las topas quieren su minuto de gloria, los topos y las topas se mueren por volver a Cantora para informar del esplendor y de la decadencia de la folclórica. Y la nave va. Y Sálvame es capaz de regenerarse, pues crea crisis nacionales desde los celos y desde las peleas entre vecinas. Como nuestros políticos. Sálvame es España, sus chanchullos, los navajazos, la Madrid de Valle-Inclán. Las mellis y Anabel, por ejemplo, me recuerdan a la Lunares y a mucha mujer dolida en España que mira a la tele con ganas de que el barullo rellene su tiempo de insignificancia.
