Algunos casos fortuitos de intolerancia moral en México

Enrique Peña Nieto, presidente de México, y su mujer Angélica Rivera.
Enrique Peña Nieto, presidente de México, y su mujer Angélica Rivera.

Intolerancia y pánico moral manifestada por actores del Estado, partidos políticos, iglesias y sociedad civil mexicana en el último siglo.

Algunos casos fortuitos de intolerancia moral en México

A continuación exhibo algunos actos de intolerancia moral que han ocurrido en la sociedad mexicana del último siglo. Dicha intolerancia y pánico moral la han manifestado actores del Estado, partidos políticos, iglesias y sociedad civil. El tufo conservador de dichos eventos, deja ver la intransigencia que priva en la cultura política de algunos grupos para construir acuerdos. Esto no es sólo una anécdota si consideramos que la tolerancia es un componente conspicuo en la construcción democrática.

Según la Organización de las Naciones Unidas, la tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. Constituye un deber moral y una exigencia política y jurídica, y se fomenta a través del conocimiento, apertura, comunicación y libertad de pensamiento, conciencia y religión.

Sin embargo. Es importante reconocer que la intolerancia es tan dañina como la tolerancia a los privilegios de los bienes privados sobre los bienes públicos.  

Probablemente el primer escándalo de tipo moral,  del que se tenga registro, sea cuando llegó  Hernán Cortés a las costas de Veracruz en el año de 1521. La relación entre el conquistador español y, su traductora, Marina (la Malinche) seguramente fue motivo de airadas críticas, por parte de los pueblos indígenas que encontraban a su paso y que, probablemente los naturales de estas tierras americanas, veían a la pareja de manera extraña y escandalosa.

Según la Organización de las Naciones Unidas, la tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. Constituye un deber moral y una exigencia política y jurídica, y se fomenta a través del conocimiento, apertura, comunicación y libertad de pensamiento, conciencia y religión.

Durante la época colonial se penalizaba el no asistir a misa y a rezar el rosario por parte de las mujeres, lo cual se consideraba un escándalo. Para fray Antonio de Ezcaray, el año crucial fue 1683, cuando los piratas franceses atacaron las costas Novohispanas. Dice el fraile: "Por nuestros pecados, entró el enemigo en el puerto de la Vera-Cruz (…) Van a casa del mercader y sacan una gala (…) ¿Qué más incentivo de lujuria que ver a las mujeres con una saya abierta toda por delante? ¿Qué más perdición que hayan llegado las mujeres a ponerse medias de enrollar como los hombres? Ya hasta los hombres se han quitado los bigotes y el pelo, poniéndose cabelleras postizas."

Y es que durante este período de la Nueva España, la institución que fungía como fiscalizadora de las “buenas conciencias” sin lugar a dudas fue la Santa Inquisición. Esta institución operaba en todo el territorio de la Nueva España, aunque los inquisidores radicaban en la Ciudad de México. Dispersos por todo el territorio existían operarios que recaudaban la información a nivel local, ya sea los comisarios, los jueces eclesiásticos o los familiares del Santo Oficio. Ellos recibían las denuncias, levantaban los testimoniales y enviaban la información a los inquisidores. Al inquisidor le preocupaba la violación de los preceptos de fe, y a nivel local, utilizar los casos como castigos ejemplares para obligar a las mujeres de la comunidad a tener una vida más piadosa.

El más conspicuo y emblemático escándalo sexual de la dictadura porfiriana (1872 – 1910) lo protagonizó el propio yerno del dictador. Nacho, Ignacio de la Torre, era el esposo de Amada –la hija consentida de don Porfirio Díaz- . Carlos Tello, en su libro Álbum de familia, cuenta que apenas unos años antes de que iniciara la Revolución Mexicana, un emblemático 20 de noviembre por la noche, tuvo lugar una fiesta trasvesti organizada por Nacho. La extravagante fiesta se llevó a cabo en un conocido salón de la calle de la Paz en la Ciudad de México. Eran 41 varones que se reunían intermitentemente en distintos lugares, incluso en el extranjero; pronto se les conoció como el Club de los 41. El escándalo llegó a los más altos niveles y pronto fue sofocado por don Porfirio, pero logró filtrarse en la prensa local. Hay que decir que en aquellos años porfirianos los crímenes pasionales dan cuenta del machismo endémico que privaba en la sociedad mexicana. Así por ejemplo, jueces y abogados solían justificar el uso de la violencia al interior del seno familiar, especialmente cuando se introducía el recurso de en defensa del honor. De hecho, actuar en defensa del honor se consideró en los códigos penales para eximir la responsabilidad criminal de un individuo.

Hacia 1926, y con apoyo y auspicio del clero, el Secretariado Social Mexicano creado por el Episcopado, confiaba a los Caballeros de Colón la promoción de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) censurando el artículo tercero constitucional. Esto significaba un mayor protagonismo por parte de ciertos grupos conservadores que veían  al Estado y a la prostitución como males necesarios por los que su existencia convenía mantenerse a su mínima expresión.

Resulta sintomático que este mismo grupo lograra echar por tierra la iniciativa de Narciso Basols, secretario de Educación durante la administración cardenista, referida a la promoción de cursos lectivos de educación sexual en las escuelas primarias. Además, pugnó porque se censuraran los espectáculos y publicaciones que consideraran inmorales.

Durante la siguiente gestión residencial: Ávila Camachista,  fue la esposa del propio presidente quien se inconformó y se empeñó en censurar todo tipo de expresiones artísticas; lo mismo filmografías que esculturas. Quizá el exceso más emblemático fu su insistencia por “vestir” la obra de Juan Olaguibel: la Diana Cazadora. Al principio el autor se mostró reticente a vestir su obra, pero la presión política fue tan abrumadora que Olaguibel tuvo que ceder a los caprichos moralizantes de la Primera Dama. Le colocó una especie de taparrabos a la escultura y el regente Javier Rojo Gómez la mandó instalar en la avenida Reforma de la Ciudad de México.

El clima de la doble moral que se vivió en la siguiente administración presidencial de Miguel Alemán queda bien plasmado en las palabras de una conocida vedette de la época: Ahora nadie lo cree, pero así eran los censores. Yo tenía fama de mujer escandalosa y ni al ombligo llegué, recuerda la cubana Ninón Sevilla. La represión moral de la época no sólo se respiraba en los círculos oficiales, que calificaba de doctrina exótica al comunismo, sino a todas aquellas bailarinas que se “atrevieran” a mostrar el ombligo, como fue el caso de la popular artista mexicana Tongolele.

En la administración ruizcortinista (1952 – 1958) la censura se recrudeció. Uruchurtu, regente de la Ciudad de México, mostró especial interés por clausurar salones de baile y otros “lugares de escándalo”. El horario para la operación de los centros nocturnos se redujo a la una de la mañana, u grupos de estudiantes conservadores participaron en la quema de “revistas indecentes”.

El gobierno de López Mateos fue blanco de ataques por la implementación de hacer obligatorio el libro de texto gratuito. Durante esta gestión de franco desarrollo estabilizador, la censura no variaría mucho. México se urbanizaba y se modernizaba. Y esto no sólo se reflejaba en términos de su producción sino también en lo que al tiempo de ocio se refiere. En las playas mexicanas brotaron los bikinis pero los horarios de divertimento nocturno el Estado no los modificaría. Sin embargo, algo que venía del norte comenzaba a fraguarse en las clases medias urbanas mexicanas: la contracultura.

Los efervescentes años sesentas serían identificados tiempo más tarde y en términos de su explicación cultural, como La contracultura. La influencia de los Estados Unidos cada vez era más notoria y gradualmente sus sistemas de significación  se convertirían en una referencia obligada. Hay que decir que es la generación a la que pertenece la actual clase política.  Es así que contraultura significó contracensura, lo que colisionó con la cerrazón del gobierno de Díaz Ordaz. Sin embargo, la juventud de la época pertenecía a una generación  que intentaba romper todo atavismo. Esta actitud se componía se componía de una generosa dosis de laxitud sexual, y su expresión simbólica se plasmaba en las minifaldas y los pantalones entallados. “Los jóvenes empezaban a darse cuenta de que la vida en México les quedaba chica: era demasiado formalista, paternalista-autoritaria, prejuiciosa e hipócrita, con criterios morales dignos del medioevo que desgastaban precipitadamente al alto culto católico, con metas demasiado materialistas y envueltas en corrupción” (…) “Se buscaba el cambio de la sociedad a través de la expansión de la conciencia y la ampliación de la percepción. (…) Naturalmente se trató de un movimiento que nunca llegó a articularse con claridad y que más bien compartió una diversidad de estímulos sin reflexionar demasiado en ellos, ya que la otra cara jipi era hedonista”.

Los efervescentes años sesentas serían identificados tiempo más tarde y en términos de su explicación cultural, como La contracultura. La influencia de los Estados Unidos cada vez era más notoria y esta es la generación a la que pertenece la actual clase política. 

Los desnudos explícitos escenificados por Isela Vega en la obra de Alexandro Jodorowsky, Así Hablaba Zaratustra, escandalizó a los sectores más conservadores de la sociedad quienes pidieron incluso la aplicación del artículo 33 para Jodorowski. Pero los desnudos explícitos llegarían para quedarse, y durante la gestión de Luis Echeverría más bien se incrementaron.

El desnudo explícito se convertiría en moneda común en lo sucesivo. Quizá los más populares fueron los de Lyn May y Meche Carreño. Las fotonovelas eróticas inundaron los puestos de periódicos. Los desnudos eróticos se manifestarían en el cine con la avenencia de José López Portillo, y especialmente con Margarita López Portillo, aunque pronto se proyectarían algunas cintas que irían más allá del cine de ficheras, mismo que fue prácticamente el único cine de producción nacional. Pero todas estas nuevas manifestaciones y representaciones de lo erótico,  reposaría en un tipo de Estado que durante la década de los ochentas -junto con los otros Estados latinoamericanos-, evidenciarían una crisis económica que duraría básicamente toda esa década. En el caso del Estado mexicano, se trataría de un tipo de Estado ampliamente interventor, un tipo de Estado tan protagónico en las actividades económicas que llegó a poseer hasta un Cabaret. El clímax de ese crecimiento Héctor Aguilar Camín lo sitúa en el simbólico decreto de nacionalización  bancaria de 1982. La administración política siguiente tendría una (misión – visión) de Estado distinto. Las nuevas dinámicas económicas, en donde el capital privado tendría un papel preponderante, permitieron un sentido de lo erótico y lo lascivo distinto. Al fin y al cabo, la sociedad también había cambiado y junto con ella, el marco institucional.

En el cine mexicano comienza a gestarse algo apenas distinto: el albur y el chiste grueso se vuelven las formas más eficaces de trivializar toda forma de transgresión sexual verdadera. En medio del alud de intrascendentes comedias picarescas, surgen dos cintas clave para entender la sexualidad local y sus contradicciones, Doña Herlinda y su hijo (1984), de Jaime Humberto Hermosillo, y El lugar sin límites (1977), de Arturo Ripstein.

En noviembre de 1989, alrededor de cien jóvenes de la Coordinadora Juvenil Metropolitana protestaron ante las oficinas nacionales del PAN por la "política medieval, fascista y retrógrada" de los alcaldes panista tanto de Guanajuato como de San Luis Potosí, quienes prohibieron varios conciertos de rock.

En marzo de 1991, la alcaldesa panista de Mérida, Ana Rosa Payán,  puso en marcha una campaña moralista con redadas homofóbicas y censura de espectáculos. El secretario del ayuntamiento, Tomás Vargas Sabido, declaró que la danza contemporánea es "degenerada" y que para evitar la "degeneración del arte" la Comuna de Mérida no permitiría eventos artísticos con desnudos o escenas eróticas. Luego de haber sido electa por segunda vez como alcaldesa de Mérida, en el año 2001 Ana Rosa Payán anunció la revitalización de esas campañas moralistas. El 16 de julio de 1992, las autoridades municipales de León, Guanajuato, a petición del obispo Rafael García González, y con apoyo de Provida y otros grupos, prohibieron que el Grupo de Información en Reproducción Elegida, GIRE, y Católicas por el Derecho a Decidir, impartieran en la Casa de la Cultura una conferencia donde se abordaría el tema del aborto. Días después, el jerarca católico oficia una misa en ese mismo lugar y afirma: "Las pláticas sobre el aborto que pretendían darse en la Casa de la Cultura de León son atentatorias contra la moral, por lo que siempre combatiré a quien pretenda abordar este tema. El sentir de los leoneses es totalmente contrario a la práctica del aborto y por tanto no se debe permitir el arribo de personas que estén en contra de nuestra moral, costumbres, tradiciones y la fe de nuestro pueblo"  El mismo año, en San Luis Potosí, el ayuntamiento panista prohibió la representación de la obra teatral La Tarea, de Jaime Humberto Hermosillo, "a petición" de algunos grupos de esa entidad. En julio de 1994, en Nuevo León, legisladores panistas protestan por la transmisión por el canal estatal de televisión, en horario nocturno, de la película La Tarea, afirmando "no podemos permitir que un canal de televisión propiedad del Estado transmita películas reñidas con la moral tradicional" 

En 1995, en Monterrey, el entonces regidor el ayuntamiento, y quien posteriormente ha sido diputado estatal, Gerardo Garza Sada, se lanzó a una campaña de censura de espectáculos e incluso advirtió que las obras de teatro "inmorales" (es decir, que incluyeran escenas de desnudo) serían prohibidas. En diciembre de 1995 el Instituto Nacional de Bellas Artes, desdeñando esas afirmaciones, organizó una mesa redonda para criticar la censura en las artes.

El 24 de mayo de 1995, en Veracruz, Mario Riojas Almanza, síndico tercero y miembro del PAN, intenta cancelar la Segunda Semana Cultural Lésbico Gay organizada en la Casa de la Cultura Salvador Díaz Mirón y destituir a su director Reynaldo Carballido. En diciembre de ese mismo año, ese funcionario municipal trató de censurar la obra de teatro Cuatro Equis de Ari Telch. 

A fines de junio del 95, en Guadalajara, el director de Obras Públicas del ayuntamiento, Mario Farid Bitar Alatorre, prohíbe a las empleadas de esa dependencia el uso de minifaldas y de ropa "poco digna", iniciativa que abortó ante una oleada de críticas y protestas sociales. El 9 de agosto de 1995, el Ayuntamiento de León, Guanajuato, prohibió la práctica del table dance por "faltas a la moral y a las buenas costumbres". El 20 de junio de 1996, el alcalde panista de Zapopan, Daniel Ituarte, se molestó con los integrantes del Tribunal de lo Contencioso administrativo y amenazó con "romper relaciones con esa instancia" luego de que fallaron a favor de The Mens Club, que ofrecía espectáculos de table dance y que había sido clausurado por las autoridades municipales, que consideraron dicho espectáculo "inmoral y atentatorio contra las buenas costumbres"

El 23 de agosto el ayuntamiento de Monterrey clausuró e impuso una multa al puesto La Casa del Mago Alex, que vendía artículos para bromas en la Feria de Monterrey, porque entre ellos había algunos penes de plástico, lo cual fue considerado como un atentado contra la moral y las buenas costumbres.

El 16 de julio de 1996, el semanario Tribuna Libre de Aguascalientes publicó la denuncia que hicieron varios empleados del Gran Hotel Hacienda de la Noria, de que verificadores de Reglamentos Municipales les comunicaron que su jefe, Gerardo Raygoza Rosales, "está muy indignado porque la impúdica escultura de bronce (de una mujer semidesnuda, colocada en dicho establecimiento turístico) enseña todo menos la cara y si no la viste -como Dios Manda- la bajaremos de su pedestal pa´ quemarla con leña verde".

Ese mismo año en la ciudad de Guadalajara, las autoridades del partido conservador, Acción Nacional, prohíben los anuncios de la marca de brassieres Wonderbra.

El 5 de febrero de 1997, entró en vigor el nuevo Bando de Policía y Buen Gobierno de Naucalpan, Estado de México que prohíbe, entre otras cosas, el alquiler o venta de videos "pornográficos"; las "malas" palabras en los mercados públicos, las canciones con contenido "obsceno" e incluso el otorgamiento de licencias a establecimientos donde se promueva el "contacto corporal", tales como los gimnasios y las escuelas de artes marciales.

También en 1997, en Tolcayuca, Hidalgo, el alcalde panista Alejandro Hernández León ordenó cancelar el montaje teatral Violación a la Intimidad porque contenía escenas que atentaban contra "la moral y las buenas costumbres".

El 19 de febrero del mismo año, en Aguascalientes, inspectores de la dirección de Reglamentos del municipio sustrajeron cinco fotografías de una exposición de Carlos Llamas Orenday, en un operativo ordenado por autoridades municipales. Según el alcalde Alfredo Reyes Velázquez, los desnudos exhibidos en la exposición "fomentan el libertinaje del ser humano", además de alterar las "buenas costumbres" de esa ciudad. El 2 de marzo, la Unión Nacional de Padres de Familia anunció que coordinaría a "todo un ejército de inspectores de moral pública" para denunciar todos los eventos públicos, manifestaciones sociales y/o artísticas que atenten "contra la dignidad del hombre", añadiendo que habrá un teléfono para denunciar la pornografía o los "atentados al pudor". El anuncio se hizo durante una manifestación de rechazo a la exposición de Llamas Orenday, donde participaron unos 400 integrantes de la UNPF y del grupo Testimonio y Esperanza, así como funcionarios y diputados panistas y empresarios conservadores, entre ellos Felipe González González, a quien algunos panistas ya candidateaban para la gubernatura de Aguascalientes; efectivamente, al año siguiente sería postulado por el PAN y triunfaría en las elecciones.

A principios de marzo de 1997, en León, Guanajuato, el pintor Antonio Henaine hizo público que su exposición Deseos, tentaciones y pecados no había podido ser exhibida en el muso de la ciudad, dado que las autoridades panistas la censuraron, alegando que su título "sugiere una obra pornográfica". El presidente del PAN en la entidad, Juan Manuel Oliva Ramírez, declaró que "seguramente la decisión de vetar estos trabajos fue tomada en el seno del ayuntamiento, por lo tanto, es algo que se debe respetar; además, si la sociedad desea esto, los partidos políticos y las autoridades deben respetar las decisiones de los leoneses, que seguramente respaldan a su presidente municipal".

En abril de 1997, el gobierno de Jalisco es acusado de distribuir el libro Creciendo en el Amor, de Jesús Kramsky, donde además de estigmatizar a los ateos y fieles de otras religiones que no sean la católica y a los homosexuales, se rechazo el uso del condón y de los métodos anticonceptivos. También en 1997, de acuerdo con indicaciones de la esposa del candidato panista a la gubernatura de Nuevo León, se prohíbe a las edecanes y secretarias que participen en la campaña del blanquiazul usar minifaldas, escotes, pantalones cortos, etc.

En noviembre de 2000, Luis Alfonso Gutiérrez Fernández, asesor del ayuntamiento panista de León, Guanajuato, destruyó la pintura titulada La Muerte, expuesta en un recinto de esa ciudad, pues se dijo ofendido porque el cuadro exhibía un desnudo. Ese mismo mes, ante protestas de intelectuales, el ayuntamiento potosino reinstaló dos obras que mostraban desnudos, en la exposición La Línea del arte, en el Instituto Potosino de Bellas Artes. Según el diputados panista Olivo Martínez Borja, presidente del Comité de Cultura del Congreso Local, los desnudos eran "un poco grotescos" y apegó que se aconsejará a los artistas "tener cuidado con lo que exhiben en público".

En marzo de 2001, se comentó en la prensa nacional que el senador panista de Quintana Roo, Wadi Amar Shab había pedido a la Segob (Secretaría de Gobernación) vigilar los contenidos de los programas del juego Pokemon y se lanzó contra Los Simpson y Las tortugas Ninja, porque promueven la violencia y "faltan al respeto hacia la familia y la autoridad" Por su parte, en reunión con el Subsecretario de Gobernación, José Luis Durán, legisladores panistas se manifestaron a favor de la censura y en particular Carlos Limón sugirió reglamentar los videos caseros.

El 16 de abril de 2001, la prensa nacional dio a conocer que por intervención de Carlos Abascal -secretario del Trabajo en el gabinete de Vicente Fox- como padre de familia, se había levantado un acta administrativa a la joven maestra Georgina Rábago, quien enseñaba literatura en la clase de tercero de secundaria en el Instituto Félix Rougier, donde estudiaba Luz del Carmen Abascal, hija del ministro Carlos Abascal.

El sentido crítico de la sociedad ya exigía productos culturales mucho menos modelados por la moral de la clase política y a los poderosos cambios culturales fuera del país, por lo que México no se mostraría impermeable ante este fenómeno, y recibe el nuevo milenio con una cinta que es un triunfo instantáneo, Y tu mamá también (2001), de Alfonso Cuarón.

Aquí hay que decir que el sentido crítico de la sociedad ya exigía productos culturales mucho menos modelados por la moral de la clase política y a los poderosos cambios culturales fuera del país, por lo que México no se mostraría impermeable ante este fenómeno, y recibe el nuevo milenio con una cinta que es un triunfo instantáneo, Y tu mamá también (2001), de Alfonso Cuarón. Un año después, la jerarquía eclesiástica mexicana condena y al mismo tiempo sacraliza sin proponérselo a una cinta de apariencia transgresora, El crimen del padre Amaro, de Carlos Carrera. Las muestras y los festivales de cine responden de modo creciente a las exigencias y apetitos de un público sin paciencia ya para el regaño moral o la censura velada, mientras en las salas comerciales se recuperan las propuestas más novedosas en materia de sexualidad. ¿En la época de Queer as folk por televisión abierta quién podría ya denostar, sin fastidio, el auge de la diversidad sexual en la pantalla?

En el 2009, corrían los años de la administración calderonista, con el argumento de preservar el espacio público como un lugar de convivencia y civismo, la autoridad municipal, del principal partido conservador, mandará a prisión a las parejas que se besen con intensidad en lugares públicos; a quienes adopten actitudes obscenas que ofendan o causen molestia y a las personas que, sin permiso, realicen manifestaciones públicas. En respuesta, en la Ciudad de México se organizó un maratón del beso para protestar por dicha disposición, con lo que se batió  el récord Guinness del mayor beso multitudinario en el día de San Valentín, al lograr que 39.897 personas se besaran de forma colectiva en la tradicional plancha del zócalo.

En la administración del Presidente Enrique Peñanieto A días de la llegada del Papa Francisco a México, el equipo de Aristegui Noticias y del semanario mexicano Proceso reveló que la boda entre el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y Angélica Rivera se realizó de manera irregular, rompiendo varios de los reglamentos eclesiásticos de la Iglesia Católica. Tanto Peña Nieto como su esposa, la actriz Angélica Rivera ya habían vivido y tenido hijos con otras parejas. El problema era que la actriz ya había celebrado nupcias con la anuencia de la Iglesia católica. La encumbrada y popular pareja querían contraer matrimonio de nueva cuenta en una Iglesia católica, lo que resultaba imposible desde las leyes eclesiásticas. 

Para poder realizar ese matrimonio, se montó una maquinación que le arrebató las potestades de su ministerio sacerdotal al presbítero José Luís Salinas Aranda, mejor conocido como “El Sacerdote de las Estrellas”, para que fuera declarado nulo o inválido el enlace religioso entre Angélica Rivera y su anterior marido, el productor de televisión José Alberto Castro.

El 11 de marzo de 2009, Rivera acudió a la Arquidiócesis, donde presentó el proceso de invalidez de matrimonio, o al menos así lo declaró la hermana de Rivera, Maritza: “No se trata de una anulación de matrimonio, sino de invalidez porque se casó en la playa y es un trámite que está haciendo por sus hijos.”

Por su parte, Angélica explicó para la revista Quién, que “después de mi divorcio civil, pedí la anulación de mi matrimonio por la Iglesia y hasta entonces, me enteré de que la Iglesia no puede hacer válido el supuesto matrimonio de la Iglesia de Fátima, porque no se corrieron amonestaciones.

“En la ceremonia del 2 de diciembre no hubo anillo, no hubo lazo y, por si fuera poco, el padre de la iglesia de Fátima que firmó el acta no tenía permiso para celebrar el sacramento. Por eso, la Arquidiócesis Primada de México lo resolvió como una “falta de forma canónica”, pero la verdad fue un error nuestro que no sabíamos que se podía presentar esta situación”, dijo.

La boda entre Peña Nieto y Rivera fue celebrado el 27 de noviembre de 2010, en la catedral de Toluca, con la cual sellaba la inocultable construcción de una candidatura presidencial impulsada desde la televisión, destacan las publicaciones. Al mismo tiempo que se llevaba la “anulación”, la Arquidiócesis de México levantó un caso en contra de Salinas Aranda, por la falta de licencia y haber simulado el matrimonio de Rivera y Castro, por lo que fueron suspendidas sus actividades y se le prohibió vivir en la Ciudad de México.

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