La adolescencia es una enfermedad que casi siempre se cura sola

Adolescentes durante un taller. / El Pais.
Adolescentes durante un taller. El Pais.

La adolescencia es mucho más que unos pelillos por aquí, unos granitos por allá y unas irresistibles ganas de contestar a los padres de mala manera.

La adolescencia es una enfermedad que casi siempre se cura sola

Es realmente una enfermedad, una fuerte alteración hormonal que lleva a los jóvenes que la padecen a sufrir una serie de síntomas que normalmente no pueden controlar, desde una agresividad irracional a un amaneramiento, desde la aparición de músculo a la aparición de pechos (ginecomastia, se llama esto si son chicos), el acné, la ovulación o la eyaculación, y sobre todo la masturbación generalizada y las ganas de ligar.

Con todo, los síntomas físicos o de manifestación externa no es lo más llamativo, porque la transformación de niños o niñas en hombres o mujeres, es inevitable. Lo más llamativo, lo que hace a los padres temer este período es el psiquismo, esos cambios en el cerebro que les llevan de preguntarlo todo, a saberlo todo y pensar que sus padres son los ignorantes, los que por su atraso generacional no pueden comprender el mundo tal como es ahora y mucho menos comprenderlos a ellos.

Esta epidemia, y le llamo así porque se extiende tanto que son excepciones los que se libran, aparece entre los 12 y 15 años dependiendo de las zonas y las culturas, y dura hasta los 18 también dependiendo del lugar porque en España es frecuente que sobrepase los treinta y hasta que llegue a cronificarse generando esos seres con apariencia de adultos pero con una inmadurez superlativa. Este fuerte sentimiento de ser incomprendidos por los adultos y la barrera que trazan con los menores, les llevan a comunicarse solo entre ellos, en formar grupos de amigos que se identifican entre sí y construyen su propia verdad. En esta fase los amigos del grupo afín pasan a tener una influencia mucho mayor de la que puedan tener los padres o incluso otros adultos que por su experiencia puedan contradecir sus razones. Es más fácil que escuchen a sus abuelos, de lo que no esperan críticas duras, que a sus padres.

Los grados de contestación varían mucho y los razonamientos, los discursos paternos, no suelen conducir a resultado alguno porque partimos de bases diferentes. No es extraño que hermanos criados con los mismos ejemplos, comiendo en la misma mesa, escuchando los mismos consejos, y disfrutando de las mismas oportunidades, carezcan de parecido alguno porque sus grupos de afirmación y la configuración de sus cerebros sean distintas como distinto es su configuración genética y por lo tanto su química, su coctel hormonal. El gran consuelo es que la adolescencia se cura sola con el tiempo como explica el famoso dicho de "a los 5 años los niños dicen que sua padres lo saben todo, a los 10 que sus padres saben muchas cosas, a los 18 que sus padres no tienen ni idea, a los 30 que sus padres saben algunas cosas y a los 40 afirman rotundamente cuanta razón tenían sus padres".

Con todo, el mayor sufrimiento de un adolescente son los amores fallidos, la frustación de no ser aceptado por el otro sexo o por la persona a la que quieren enamorar. Son muy inseguros porque necesitan gustar, ser aceptados por ser como son. Nos encontraremos excepciones, jóvenes que tienen un interés prioritario en el deporte, el estudio, la música u otras aficiones en las que reciben el apoyo de sus padres y por lo tanto se integran más fácilmente en el mundo adulto, pero lo más frecuente es la inseguridad y la necesidad de aprobación, algo de lo que en muchos casos solo logran escapar cuando alcanzan el "puntito" que da el alcohol o las drogas, pero que solo sirve para retrasar su madurez y hacerlos más inseguros, además de dañar su salud. 

Con todo, el amor y el sexo es lo que más influye en esa época y la forma de lograrlo es lo que más ha variado en un corto período de tiempo. No hace mucho el sexo era una consecuencia del amor. Alguien te gustaba, lo observabas, lo conocías, te enamorabas y como consecuencia del noviazgo ocurrían las relaciones sexuales "con el ser amado". Esto en pocas décadas ha dado un vuelco. Ahora ocurre el sexo como consecuencia de la oportunidad, del alcohol o por no ser menos, pero al igual que esto no es general y las edades a que ocurre varían, son mayoría las mujeres que esperan que la consecuencia de haber mantenido una relación sexual les lleve al amor, a enamorar. El número de frustaciones es enorme -como era de esperar- porque la sucesión de emparejamientos es continua. Las personas, los sentimientos no han cambiado mucho, pero las circunstancias sí porque ahora todos tienen coche, casas mucho tiempo deshabitadas, y además socialmente no está mal visto mantener relaciones con alguien del que olvidas el nombre si lo sabías.

Esto lleva a que hoy los divorcios del primer matrimonio esté en el 50%, la mayoría por engaños, mientras que en el segundo matrimonio, esa pareja que se forma con alguien conocido, un compañero o compañera de trabajo, o amigos, los divorcios no alcalzan el 25%,. En cualquier caso los padres no deberíamos discutir con hijos adolescentes porque es una causa perdida, donde si podemos influir es en el colegio que elegimos, la universidad, los veraneos, y en el dinero del que disponen, y en todo caso paciencia, quizás no te toque el adolescente típico y te libres. Siempre serán hijos, quizás los padres de tus nietos, y seguro que a la larga unos buenos amigos. @mundiario

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