Los abuelos desempeñan en la sociedad un papel poco reconocido

Manos de nieto y abuelo. / Mundiario
Manos de nieto y abuelo.

No sólo afectivamente, sino también como transmisores de costumbres e historia y como mediadores en los conflictos familiares... Así reivindica su papel este autor. 

Los abuelos desempeñan en la sociedad un papel poco reconocido

No sólo afectivamente, sino también como transmisores de costumbres e historia y como mediadores en los conflictos familiares... Así reivindica su papel este autor. 

Cualquier momento es bueno para hablar de los abuelos, pero sobre todo cuando está  tan próximo “su día”, el pasado 26 de julio. El abuelo primerizo rememora su juventud, su propia paternidad, y siente el orgullo de verse reencarnado. Comprende y siente la ternura de unos ojos que miran incansablemente para conocer, para oler el cariño de los suyos. En una segunda fase recupera su infancia  al compartir  juegos y canciones con los nietos y disfruta al ver sus ojos abiertos como luna llena hasta que llega el “colorín colorado” y el niño cierra los ojos para soñar con personajes de fantasía y, tal vez, con el abuelo. Más tarde sentirá la emoción de compartir ingenuas confidencias,  aprenderá a responder al  insistente “por qué”  o, sencillamente, percibirán juntos, durante un paseo, la levedad del viento, el movimiento de las hojas de los árboles, el vuelo de las mariposas o el canto de un pájaro.

La relación no se extingue con la adolescencia, porque un abuelo sensible, al día, podrá orientar sin dirigir, mostrar sin imponer y  ayudar a analizar en una encrucijada las diferentes salidas  que se presentan  ante el joven indeciso, temeroso, desconocedor. En otros momentos, el abuelo puede ser mediador en los conflictos familiares, con las únicas reglas del cariño, la experiencia y saber que su autoridad es reconocida y respetada. No es menos importante hoy el papel de los abuelos como colaboradores imprescindibles en el cuidado de los nietos para facilitar la vida de los hijos, incluso mediante la ayuda material.

El cariño de los abuelos se siente recompensado con la sonrisa inocente del bebé, cuando pronuncia su nombre por primera vez, al estrechar la tierna mano que se pierde entre las suyas, con un “te quiero”, con una inocente sonrisa. Los abuelos desempeñan un papel insustituible como transmisores de las tradiciones y costumbres y colaboran en la conservación de la cadena del conocimiento de la historia personal, de la familia, del lugar de nacimiento. Merece la pena aspirar a la ejemplaridad para sentir la admiración de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

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