El abrazo del manco como tautología

El abrazo del manco, más que una imposibilidad física, es una expresión tautológica; una reiteración tan indiscutible como decir que un plato es un plato o un libro es un libro.
En esta entrega de Significados inéditos descubriremos, junto a otras sorprendentes transformaciones semánticas, cómo los eclipses de sol son causa frecuente de abortos, los acequieros han emigrado de los canales de riego a las pistas de tenis, nunca podremos decir que estamos realmente solos reclinados sobre el sofá y, por último, cómo entre mancos y cojos anda este juego.
aberración. (de aberración + ración). Se dice de la ración anómala, que destaca por ser extremadamente pequeña. En los campos de concentración, las aberraciones no conseguían paliar el hambre.
ablandar. (de ablandar + andar). Disminuir la dureza de un trayecto a pie arreglando el firme, suprimiendo cuestas o acortando el recorrido.
aborto. (de aborto + orto). Interrupción de la salida del sol (o de otro astro) por el horizonte. Los abortos, que pueden ser parciales o totales, tienen generalmente por causa los eclipses.
abrazo. (de a, privación, y brazo). Manco. Individuo al que le faltan uno o los dos brazos. El abrazo del manco, más que un imposible físico, es una afirmación tautológica; una reiteración tan indiscutible como decir que un plato es un plato o un libro es un libro. Y ya sabemos que es propio de los humanos, ante la tozudez de los imposibles físicos, proponer posibles metafísicos. Es lo que sucedió con el abrazo del alma. Retrocedamos hasta el 25 de junio de 1978. Nada más concluir en el Estadio Monumental de Buenos Aires el partido que proclamó a Argentina campeona del mundo de fútbol (venció a Holanda por 3-1), un apasionado aficionado albiceleste llamado Víctor dell Aquila, manco de los dos brazos desde los 12 años a causa de un accidente en una torre de alta tensión, no pudo contener su entusiasmo y saltó al terreno de juego para abrazarse al portero Pato Fillol y al defensa Alberto Tarantini, que ya lo hacían entre sí arrodillados en el suelo. Un prestigioso fotógrafo de la revista El Gráfico, Ricardo Alfieri, logró inmortalizar con su cámara tan sublime momento.
abrillantar. (de abrillantar + llanta). Hacer que resplandezca la pieza metálica de las ruedas sobre las que se monta el neumático.
absolución. (de absolución + Lucio). Acción de declarar a Lucio libre de una culpa u obligación.
acalorar. (de acalorar + caló). Enfadar o irritar a un payo hablándole en la variante del romaní que emplean los gitanos de España, Portugal y Francia. Admitimos el plurilingüismo, pero sólo hasta cierto punto.
acaramelar. (de a + cara + miel). Untar la cara con miel. Para dulcificar el rostro.
acariciar. (de acariciar + ácaro). Tocar un ácaro suavemente con los dedos. Algo que sin verlo ni saberlo hacemos cada vez que apoyamos las manos sobre el sofá. Puede que nuestros compañeros de reposo no nos inspiren demasiado cariño, pero al menos tenemos el consuelo de que, a falta de mejor compañía, nunca estaremos solos del todo.
accidental. 1. (de accidental + dental). Dícese del diente no esencial, como sucede con las muelas del juicio cuando, por falta de espacio, no pueden emerger correctamente en la encía. En ese caso sobran y, para evitar problemas, lo mejor que puede hacerse es extraerlas. 2. (de accidente + dental). Se dice del suceso eventual por el que una pieza dental resulta dañada. Los hechos accidentales se producen de boca en boca.
acequiero. (Del ing. ace, saque directo, y quiero). Jugador de tenis que prefiere obtener la mayoría de sus puntos de saque directo. Algunos de los principales acequieros de la historia han sido Bill Tilden, Roscoe Tanner, Goran Ivanisevic, Boris Becker, Ivan Lendl, Pete Sampras, Greg Rusedski, Andy Roddick e Ivo Karlovic, a quien corresponde el honor de ser el que más aces por partido ha conseguido de media, el que más puntos ha ganado con su primer servicio (82%) y el tenista que más velocidad ha imprimido a su saque: 251 km/h (con la duda de si Tilden, en 1931, alcanzó los 262 km/h que le atribuyen algunas fuentes).
achuchón. (de achuchón + chucho). Apretujón cariñoso que regalamos a un perro, por lo demás, despectivamente tratado.
aclimatar. (de a + clima + matar). Matar al clima -tal y como lo conocemos- algunas de las actividades que alteran la composición de la atmósfera, ya sean de origen humano (como la quema de combustibles fósiles) o natural (como las erupciones volcánicas). Entre todos lo matamos y él solito se murió.
acojonar. (de acojonar + cojo). vulg. Acobardar a un cojo. Pero, ¡ojo!, que mucho peor sería pretenderlo abrazar. @mundiario