El mundo del toro se moviliza en España

Toros. / Manel Vizoso
Toros. / Manel Vizoso

Es indudable que tanto los antitaurinos como los que están en contra del maltrato animal van ganándole terreno a los defensores de la fiesta. Razón por la cuál la Fundación del Toro de Lidia y la Unión Taurina valenciana convocan una manifestación.

El mundo del toro se moviliza en España

Es indudable que tanto los antitaurinos como los que están en contra del maltrato animal van ganándole terreno a los defensores de la fiesta. Razón por la cuál la Fundación del Toro de Lidia y la Unión Taurina de la Comunidad Valenciana han decidido tomar cartas en el asunto convocando una gran manifestación que tendrá lugar el domingo en esa ciudad, y a la que se espera que acudan más de 40.000 personas. Entre otras toreros de la talla de Castella, El Juli, Talavante, así como representantes de las ganaderías más prestigiosas: Miura, Victorino, Cuadri y Adolfo Martín. Una convocatoria, la primera de este estilo, que concurre con el slogan "Libertad y respeto".

Porque si bien es cierto que aceptan que haya gente a quién no le gusten los toros, de la misma manera piden que se respete a quiénes sienten lo contrario. Entre otras cosas porque son muchas las familias que viven de un negocio que forma parte de la cultura de nuestro país. De ahí que soliciten a todos los partidos políticos, pero muy especialmente a los que están en contra, que acepten una actividad que está debidamente recogida en la Constitución.

El hecho de que se pongan de acuerdo gentes que por lo general no suelen participar en movilizaciones de este tipo, demuestra el temor y la preocupación que existe en un sector tan individualista como el de los toros. No solo porque es mucho el dinero que hay en juego, también porque piensan que si las cosas siguen así acabará desapareciendo un símbolo de la cultura de nuestro país.

Otra cosa diferente es si hace falta una reestructuración que ponga fin a las subvenciones, o que se lleven a cabo cambios laborales y de imagen para que la gente se identifique más con un espectáculo que arrastra a aficionados de todas las nacionalidades, especialmente la de aquellos países de habla hispana como pueden ser Colombia, Venezuela, o Ecuador.

No voy a ocultar que la culpa de muchos de los problemas que tiene la fiesta los han provocado los propios interesados en que no desaparezca. Problemas que vienen de lejos y a los que no se ha buscado solución pensando quizá que serían pasajeros: la debilidad de los toros, las exigencias de una parte del público para que estos tengan un peso a todas luces excesivo, el alto precio de las entradas y el abuso, por qué no decirlo, de esos políticos que acuden a la plaza más que a admirar a los diestros que se están jugando la vida en el ruedo, a hacer vida social. Harta estoy de quienes se pasean por el callejón como si fueran los reyes del mambo, solo porque trabajan en un ayuntamiento o en una autonomía.

Y como no, también hay una parte del público que se comporta como si estuviera en un plató de televisión o en el salón de su casa. Con gritos e insultos, sin respetar a quiénes han pagado su entrada con gran esfuerzo porque quieren ver a su torero favorito. La moda de las meriendas a mitad de la corrida es reciente, al menos en Las Ventas, no así en los Sanfermines porque es un caso aparte.

Comer y beber mientras sigue la fiesta, le quita emoción y propicia el desinterés del respetable, y distrae al diestro. Y para finalizar yo pediría a esos que presumen de puristas que guarden los insultos para mejor ocasión, y que si lo que buscan son escenas de alto riesgo, que no vayan a la plazas, porque no es mejor torero el que más se arrima al toro y sí el que logra con destreza y sabiduría, ese entendimiento tan necesario entre el animal y el hombre.

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