El 92% de los españoles encuestados por la UE darían el poder a los periodistas y no a los gobiernos para frenar las fake news

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. / LV
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. / LV
Es importante desactivar las mentiras en Internet, pero no es menos importante alejar de esta tarea a las garras de los políticos que usarán este poder, si se lo damos, para manipularnos a su antojo. Esto no es nada nuevo, la Historia existe para que no repitamos los mismos errores.
El 92% de los españoles encuestados por la UE darían el poder a los periodistas y no a los gobiernos para frenar las fake news

La lucha contra la desinformación por parte de la Comisión Europea se ha intensificado este 2020 con el surgimiento del virus SARS-CoV-2. Si bien, ya desde 2016, en los centros de poder y toma de decisión europeos se venía hablando de esta práctica contra la información veraz, sobre todo por parte de países como Rusia, según apuntan en diferentes informes la propia Comisión Europea. Pero el virus que asola la salud y la economía de los personas en todo el planeta, ha llevado a los políticos y funcionarios de la Unión Europea a tomar ciertas medidas, casi todas ella, a simple vista, recomendaciones o sugerencias al ciudadano tales como “que siga las recomendaciones de las autoridades sanitarias de su país y los sitios web de la UE y de las organizaciones internacionales pertinentes: la ECDC y la OMS.

A estas alturas de la película, son millones los europeos que se preguntan, nos preguntamos, cómo seguir las directrices de las autoridades sanitarias de nuestro país si en países como España, el mando máximo del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, nos indicaba el 31 de enero que la transmisión local iba a ser muy limitada y controlada, lo que probablemente provocó una relajación contagiosa en todos los medios de comunicación españoles y, por consiguiente, en la población (caso aparte es el trabajo de investigación realizado por el equipo de Cuarto Milenio, ajeno a las consignas políticas). O que a fecha 10 de noviembre, el mismo señor salga en rueda de prensa diciendo que España se podría encontrar en una "fase de estabilización o remisión" de la segunda ola, justo el día que se reportaban 411 muertes, prácticamente las mismas que el 22 de marzo (464), fecha en la que toda actividad se había paralizado en España y permanecíamos encerrados en nuestros hogares.

Lo mismo podríamos indicar de la OMS (Organización Mundial de la Salud) quienes se han negado durante más de 6 meses a reconocer que este virus se transmite principalmente por aerosoles, la causa más importante de contagios, lo que ha provocado que ningún gobierno haya tomado medidas adecuadas y que, a día de hoy, en general, tampoco se estén tomando. O una OMS que en abril insistía en que solo los enfermos y los cuidadores debían usar mascarillas. En fin, qué quieren que les diga, las fake news o noticias falsas, no parecen ser solo cosa de Rusia.

Cómo seguir las directrices de las autoridades sanitarias de nuestro país si en países como España, el mando máximo del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, nos indicaba a fecha 10 de noviembre, que España se podría encontrar en una "fase de estabilización o remisión" de la segunda ola, justo el día que se reportaban 411 muertes, prácticamente las mismas que el 22 de marzo (464). Las fake news o noticias falsas, no parecen ser solo cosa de Rusia.

Si bien es cierto, los bots -digamos malos - (esos programas informáticos creados para realizar acciones repetitivas) pueden utilizarse para enviar a través de redes sociales cierto tipo de información falsa de manera reitereada con el fin de influir en el mayor número de personas vulnerables por su falta de pericia para detectar qué es verdad y qué es falso. De hecho, en España, el 55% de la población confesó en una encuesta realizada por la Comisión Europea en 2018 (Flash Eurobarometer 464) que no confiaban en su capacidad para detectar fake new, frente a, por ejemplo, el 71% de los daneses que manifestaban sentirse preparados para identificar los bulos o mentiras en la red.

Las fake news existen, los intentos de manipulación por grupos diversos con intenciones dispares existen, como también contamos con Gobiernos manipuladores que hacen uso de la propaganda para esconder la realidad a los ciudadanos que les pagan el sueldo. Nada de todo ello está bien. Por eso sí es importante desactivar las mentiras en Internet, pero no es menos importante alejar de esta tarea a las garras de los políticos que usarán este poder, si se lo damos, para manipularnos a su antojo. Esto no es nada nuevo, la Historia existe para que no repitamos los mismos errores.

El mencionado Flash Eurobarometer 464, también nombrado por el Gobierno de España en su orden ministerial para sustentar sobre él el polémico Procedimiento de actuación contra la desinformación, nos arroja datos interesantes. Por ejemplo: el 92% de los encuestados españoles opinan que son los propios periodistas y los gestores de la prensa y la radiodifusión los que deben encargarse de actuar para detener la propagación de noticias falsas. En otras palabras, que seamos nosotros y los dueños de los medios de comunicación los que nos pongamos a hacer nuestro trabajo que es el de acudir a las fuentes y verificar la información.

Un 40% de los encuestados (en este Eurobarometer se podían responder 2 opciones a la vez) opinaba que debían ser las autoridades nacionales las que actuasen frente a las fake news.

El 92% de los encuestados españoles opinan que son los propios periodistas y los gestores de la prensa y la radiodifusión los que deben encargarse de actuar para detener la propagación de noticias falsas.

Parece claro lo que demandamos los españoles, unos ciudadanos que, además, confiamos en un 74% en la información que nos da la radio, en un 57% la que nos da la televisión, un 65% la que nos ofrece los periódicos y revistas de papel, un 47% la que nos da los periódicos y revistas online, un 24% de confianza la información que se transmite a través de webs de videos y podcast o un también exiguo 27% de confianza  la información que recibimos a través de  redes sociales y apps de mensajería instantánea tipos whastapp.

Por tanto, la confianza en los medios, digamos tradicionales, sigue siendo alta, especialmente cuando hablamos de radio y prensa en papel. Así que, el problema no está tanto en la prensa en general como nos ha intentado hacer creer el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, con declaraciones como que “que existan medios privados ataca a la libertad de prensa” y que todos los medios de comunicación “deberían estar controlados por una cosa que se llama Estado”; añadiendo recientemente que “los medios que trabajan junto a la ultraderecha asumen que es legítimo mentir”, sin indicar, por supuesto, quienes son, según él, esos medios que trabajan para lo que él califica de ultraderecha. Porque lo importante en el discurso es verter eslóganes que siembren la semilla de la duda y la incertidumbre en el oyente. Nada mejor que eso para conseguir, un poquito más adelante en el tiempo, manipular al personal. Lo que el dicho popular viene a expresar como “quien siembra, recoge”. Aunque lo que se siembre sea veneno.

En definitiva, que el actual Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se arrogue la capacidad absoluta para tomar la última decisión en cuanto a qué es desinformación y cuándo actuar frente a la misma, sobre todo en futuros procesos electorales, según la mencionada orden ministerial del 5 de noviembre de 2020, anticipa el negro futuro que nos espera en las próximas elecciones generales del 2023. Los fanáticos de este Gobierno puede que hoy aplaudan esta iniciativa pero recuerden que los gobiernos y los políticos vienen y se van, y lo que hoy es desinformación para unos, mañana será información para otros y los que hoy quieren controlar lo que debemos creer, mañana será controlado por sus adversarios. Y en este juego siempre pierden los mismos: usted y yo. @opinionadas en @mundiario

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