Las 5 formas en las que el consumo indiscriminado de carne está acabando con el planeta

Granja industrial de cerdos. / RRSS
Granja industrial de cerdos. / RRSS

Durante el próximo año, más de 60 mil millones de animales terrestres serán criados y sacrificados para alimento en todo el mundo.

Las 5 formas en las que el consumo indiscriminado de carne está acabando con el planeta

Cuando escuchamos acerca de los horrores de la ganadería industrial, la contaminación, los desechos, y los espeluznantes destinos de miles de millones de animales, es muy difícil no sentir una punzada de culpa, y concluir que debemos comer menos carne en caso de que no podamos dejarla del todo. Además, deberíamos alejarnos de la ganadería industrial intensiva.

Aquí hay cinco buenas razones que te harán meditar al respecto:

El impacto ambiental es enorme

 

La ganadería deja una enorme huella ecológica. Contribuye a la degradación de la tierra y el agua, la pérdida de biodiversidad, la lluvia ácida, la degeneración de los arrecifes de coral, y la deforestación.

En ningún lugar este impacto es más aparente que el cambio climático, ya que la ganadería contribuye con el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en el mundo. Esto es más que todas las emisiones de buques, aviones, camiones, automóviles y todos los demás medios de transporte juntos. ¡Impresionante!

Reducir el consumo de productos de origen animal es esencial si queremos cumplir con los objetivos mundiales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que son necesarios para mitigar los peores efectos del cambio climático.

La ganadería industrial requiere cantidades enormes de grano, agua, y tierra

 

La producción de carne es altamente ineficiente, esto es particularmente cierto cuando se trata de carne roja. Para producir un kilogramo de carne se necesitan 25 kilogramos de grano, para alimentar al animal, y aproximadamente 15.000 litros de agua. El cerdo es un poco menos intensivo y el pollo lo es mucho menos.

La escala del problema también se puede ver en el uso de la tierra, ya que cerca del 30% de la superficie terrestre se utiliza actualmente para la cría de ganado. Dado que los alimentos, el agua, y la tierra son escasos en muchas partes del mundo, esto representa un uso ineficiente de los recursos de una manera que impacta la vida de todos, sin importar quien esté consciente de ello.

 

El consumo de carne provoca un sufrimiento animal innecesario

 

Si aceptamos, como muchas personas lo hacen, que los animales son criaturas sensibles cuyas necesidades e intereses son importantes, entonces debemos asegurar que estas necesidades e intereses sean por lo menos mínimamente cumplidos y que no los hagamos sufrir en vano.

La ganadería industrial está muy por debajo de esta norma mínima. La mayor parte de la carne, los productos lácteos, y los huevos, se producen de una manera que impide total o completamente el bienestar de los animales, al no proporcionar suficiente espacio para moverse, entrar en contacto con otros animales y acceder al aire libre.

La producción industrial de carne está enfermando a los humanos

 

A nivel de producción, la ganadería industrial depende en gran medida del uso de antibióticos para acelerar el aumento de peso de los animales y controlar sus infecciones. El 80% de todos los antibióticos son consumidos por la industria ganadera.

Esto contribuye al creciente problema de salud pública de la resistencia a los antibióticos. Se calcula que miles de personas mueren cada año solamente por bacterias resistentes. A medida que esta cifra sigue aumentando, es difícil exagerar la amenaza de esta crisis emergente a nivel global.

El alto consumo de carne, especialmente de carne roja y procesada, típica de la mayoría de los países industrializados ricos, está vinculado con malos resultados en salud, incluyendo enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes, y diversos tipos de cáncer. Estas enfermedades representan una parte importante de la carga global de la enfermedad, por lo que reducir el consumo podría ofrecer considerables beneficios para la salud pública.

Afecta a las poblaciones más pobres del mundo

 

Proveer de grano al ganado aumenta la demanda mundial, y hace subir los precios de los granos, haciendo más difícil a los más necesitados del mundo alimentarse a sí mismos. En cambio, el grano podría utilizarse para alimentar a más personas y el agua para regar los cultivos de los más vulnerables.

Si todos los cereales fueran previstos para los humanos en lugar de los animales, podríamos alimentar a 3.500 millones de personas.

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