Ponga un figura a prueba en su cocina, o el plato aprobado en su mesa de Navidad

Lucia Freitas-Tafona
Lucia Freitas, de Restaurante A Tafona. / HGgT
Hay que darles la bienvenida a los figuras de la inducción dispuestos a ir a cocinar a los domicilios, o encargar un plato en el restaurante en que tenemos bien probado y aprobado 
Ponga un figura a prueba en su cocina, o el plato aprobado en su mesa de Navidad

Vaya que entre la tragedia sanitaria y el drama económico provocados por el covid, nos ponemos en las propias fiestas de Navidad-fin de año, en un sin vivir, si bien sin renunciar a vivirlas, cada quien a su medida. Enfocamos estas que nos preceden desde una perspectiva eminentemente hedonista, tratando de exprimir el limón del optimismo -ciertamente ácido- hasta donde el sentido de la mesura aconseje. Puede que la desilusión por no poder repetir liturgias familiares y amicales que alegran la memoria individual y colectiva deje un resquicio para alguna compensación, sobre todo para quienes cargan con el mayor peso “laboral” de las reuniones familiares.

Están abocados a la inacción, otra vez, los hoteles de alta capacidad y nivel y la restauración que trabajó incluso más que considerablemente en temporada alta tiene sobre sí la amenaza de cierre -celebraremos que solo temporal- si no lo hicieron ya, afectados principalmente aquellos proyectos superfluos, deficientemente dimensionados, muy dependientes por lo tanto de un turismo pretendidamente gastro o snob, que no está ni se espera, ajenos como les caracteriza a las demandas de la autoctonía. Malos momentos para las estrellas, y peor para los que disfrutan de brillos inducidos. Los más tratan de salvar su retaguardia on line, una cura de humildad que ojalá les permita respirar.

Porque hay que darles la bienvenida a los “figuras” de la inducción dispuestos a ir a cocinar a los domicilios, retrocediendo a los tiempos de miseria en los que mañosas “jornaleras” de la tartera y la sartén acudían a las casas más o menos poderosas para hacerles el banquete de fiesta, boda o similar. Ahora se ofrecen para tales servicios algunos estrellados o pendientes de estrellarse, bien es cierto, según he entendido, que no por el mismo precio según se contrate a la Madame del establecimiento, o quien acuda para oficiar en fogón privado sea alguno de su brigada. Saben hacerlo, suelen estar más en sus showcookings que en sus restaurantes.

Condumio combinado a gusto sobresaliente

Es una opción, y una oportunidad para conocer mundos nuevos si no pueden reproducir los viejos. Y de ayudarlos en su resistencia: están entre los primeros ídolos caídos dentro de la restauración de importancia. La otra opción es encargar el menú al gusto en el restaurante preferido. No me consta que estos se dediquen a “ir por las casas”, antes bien, los que resisten se mantiene capitaneando el barco con la singladura bien conocida y practicada, esto es, la carta con marca probada, y la-probada, de forma que parece muy recomendable combinar el menú preferido y a recogerlo o recibirlo en la casa, según ofertas. Incluso, puestos a recobrar ilusión y cuando se cumpla un radio racional, no les desaconsejaría que se encargue un determinado plato preferido en el restaurante en que tenemos bien probado y aprobado.

Es cuestión de dos o tres “ paraditas”, y condumio combinado a gusto sobresaliente. Porque para las botellas, y otras sugerencias sólidas que tampoco dan trabajo casero, en estas páginas quedan sugerencias y proveedoras bien probadas (en el número  de la revista HGgT 225 de julio-agosto están las blancas) y a salvo de coyunturas incontroladas como la que nos cerca, y que es evidente que cogió más debilitados a los cocineros y cocineras de la mal llamada alta cocina, -de la tecno-cocina o de la cocina experimental. Habría que decir- que a los clásicos y evolucionados libres de imperativos seniles, proyectos agotados, que también los hay. Pero ayudemos a unos y otros, el fin de cuentas, unos porque vuelven y otros porque nunca dejaron de estar, todos vuelven a encontrarse en el punto que corresponde: trabajadores del oficio de cocinar de forma que a trabajar, y disfrutar con salud que “pala eso estamos”. @mundiario

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