Juancarlismo anacrónico

Según El País, la visita del rey emérito ha incumplido las normas éticas que el jefe del Estado impuso a los miembros de la Casa del Rey.
"La visita privada del rey emérito a Felipe VI en La Zarzuela ayer culmina un desgraciado viaje de Juan Carlos I tanto a España como, en realidad, al pasado de un país que apenas existe ya. Su estancia de cuatro días en Sanxenxo ha buscado una espectacularidad y una sobreexposición mediática muy alejada de la discreción que La Zarzuela había pedido." (...)
"Más difícil aún de explicar es que el PP ignore las condiciones que impuso a su padre quien hoy encarna el orden constitucional español, Felipe VI, y haya acogido la visita del exmonarca sin mención alguna a su conducta: la comprensión por la dimensión humana del viaje no excluye la valoración de un comportamiento impropio. El desenfreno juancarlista que ha exhibido exuda pleitesía y escora inevitablemente a la figura del rey emérito hacia las zonas más destempladas de la derecha española. Es posible que Juan Carlos siga sin entender por qué y de qué se le piden explicaciones. Pero es menos creíble que tanto su entorno como Alberto Núñez Feijóo o Santiago Abascal ignoren la causa que tiene pendiente en Londres por acoso a su antigua amante Corinna Larsen con el objeto, según ella, de hacerle devolver los 65 millones de euros que le había regalado, o que ignoren las dos regularizaciones fiscales que hizo que implican una previa ocultación de dinero a la Hacienda pública, o que ignoren la ruptura del código ético que impuso Felipe VI en su Casa al usar Juan Carlos I un carísimo jet privado por dadivosa generosidad del emir de Emiratos Árabes Mohamed bin Zayed. La frivolidad de Feijóo al obviar estos condicionantes equivale a validar una conducta reprobable y a despreciar los esfuerzos de Felipe VI por trasladar a la Corona los niveles de transparencia y exigencia democrática del siglo XXI. La permisividad entusiasta que la derecha y la extrema derecha expresan hacia el rey emérito politiza la Monarquía y divide a la sociedad española." (Extractos del editorial de El País)