“Casas termo”: las nuevas edificaciones sin combustibles fósiles

Valentín Martín delante de la urbanización El Peral / El País
Valentín Martín delante de la urbanización El Peral / El País

En la ciudad española de Valladolid ya se encuentran habitadas unas 74 viviendas y otras 39 están en proceso. También se construirá un edificio de varios pisos con la misma modalidad.

“Casas termo”: las nuevas edificaciones sin combustibles fósiles

Una buena opción para reducir la dependencia de combustibles fósiles es crear “casas termo”, viviendas pasivas de alta eficiencia energética que sin duda ayudarán a combatir los problemas que atraviesa el medio ambiente. Estas se encuentran en la urbanización El Peral, en la zona sur de Valladolid, y han sido diseñadas por el estudio de arquitectura de Alberto López Merino. En ese residencial hay ya 74 unifamiliares que han obtenido el certificado internacional Passivhaus y otros 39 que están en ejecución. Además, acaba de comenzar la obra de un edificio de 69 pisos, el primero de esta tipología en la ciudad castellana y leonesa.

Las viviendas son poseedoras de múltiples beneficios, por ejemplo, son capaces de calentarse y refrigerarse con un consumo energético muy pequeño. Asimismo, el certificado que poseen –creado en 1996 en Alemania por el Passivhaus Institut– garantiza que su eficiencia energética y su confort van a perdurar durante toda la vida útil del edificio.

Además, son capaces de ahorrar entre un 75% y un 90% de las necesidades de calefacción y refrigeración. ¿Cómo? Por la manera en la que están construidas. Según el arquitecto López Merino, quien empezó a utilizar el sello en 2010, en lo peor de la crisis inmobiliaria, buscando un elemento diferenciador, esto “nos permite adelantarnos a lo que en el futuro será obligatorio en la edificación”.

Energía suplementaria

La poca energía suplementaria que requieren las viviendas puede cubrirse con energías renovables. Por ello, Luis Méndez y Valentí Martín, orgullosos dueños de dos de estas viviendas, emplean como sistema de climatización la aerotermia, que genera calor en invierno y frío en verano.

De hecho, Valentín le ha dado un plus a su casa de 178 metros en la que reside desde 2018, pues dispone de placas fotovoltaicas en la cubierta. Por consiguiente, solo paga 300 euros al año en electricidad. “De finales de marzo a finales de noviembre soy autosuficiente, no pago luz, solo el término fijo”, dijo a El País. Su factura de noviembre fue de 49,69 euros.

Ahora bien, ¿existe alguna diferencia a la hora de construirlas? De acuerdo con Arturo Andrés Jiménez, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), desde fuera, estas casas de alta eficiencia energética son como cualquier otra, pues “no supone el uso de un tipo de producto, material o estilo arquitectónico específico, sino que se trata de una forma de construir”.

En el interior de la vivienda si se nota la diferencia “por el aire limpio y confortable que se respira. En verano, cuando hace mucho calor fuera, la temperatura es agradablemente más fresca. Y, por supuesto, a final de año se nota en la factura de la luz”, describen en el Passivhaus Institut. Este organismo alemán ha registrado hasta finales de 2022 una superficie certificada de más de 3,4 millones de metros cuadrados en el mundo, más de 5.250 edificios. En España, superan los 238.000 metros cuadrados repartidos en 237 proyectos y en los próximos dos años llegarán a ser 352, según la PEP.

Los principios fundamentales de esta forma de construir son siete: diseño bioclimático, aislamiento térmico, minimización de puentes térmicos, hermeticidad, carpintería de altas prestaciones, ventilación controlada con recuperación de calor y protección solar. Los recuperadores de calor, que permiten tener la vivienda ventilada 24 horas al día, son el pulmón de la casa. “Recuperan entre el 80% y el 90% de la energía que está dentro del inmueble y, gracias a esto, el edificio se ventila independientemente de que abramos las ventanas o no”, señala Jiménez. Y, además, “el aire del exterior llega filtrado, de forma que la sensación es de aire limpio, sin olores, sin partículas nocivas”, añade López Merino. @mundiario

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