XX aniversario de la Fundación Euroamérica

Felipe VI en el XX aniversario de la Fundación Euroamérica. / Mundiario
Felipe VI en el XX aniversario de la Fundación Euroamérica. / Mundiario

America Latina ha reducido su pobreza y los acuerdos comerciales con la UE fomentan el multilateralismo, los derechos humanos y la protección del medio ambiente. El balance de este periodo motiva a Felipe VI y a los líderes euroamericanos a seguir trabajando para intensificar las relaciones.

XX aniversario de la Fundación Euroamérica

El Alto Responsable para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea será argentino. Esta novedad se explica porque el español José Borrell Fontelles - propuesto para el cargo que deberá ratificar el Parlamento Europeo – acaba de adquirir la nacionalidad argentina. El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación en funciones lo ha anunciado en Madrid, durante la celebración del Vigésimo Aniversario de la Fundación Euroamérica.

Es una historia emotiva. El abuelo paterno del político socialista emigró a Mendoza. Allí nació su padre que regresó a España durante la Guerra Civil. Y en 1947, en Puebla de Segur, en pleno Pirineo leridano, nació el nieto de emigrantes catalanes que, al obtener la doble nacionalidad, rinde homenaje a su progenitor y a tantos españoles que cruzaron el charco durante los siglos XIX  y XX.  

Este diálogo entre las dos orillas, que se miran en un espejo, fue lo que llevó, en 1999, a la empresaria cántabra Flora Peña, fallecida en 2003, a promover la Fundación, ejemplo de protagonismo de la sociedad civil. Los años ochenta habían sido la década perdida, las dictaduras americanas llegaban a su fin. Acababa de celebrarse la primera reunión Unión Europea-América Latina y Caribe, en Río de Janeiro. Se iniciaba, de esta manera, una nueva alianza estratégica intercontinental. Además, la conferencia de Río vino a sumarse a las Cumbres Iberoamericanas impulsadas por México y España en 1992, con motivo del V Centenario del Encuentro de dos Mundos.

Desde entonces, la Corona –primero, con el Rey Juan Carlos - ha tenido un papel esencial en esta aproximación basada en la Historia compartida, que dejó un rico legado cultural y lazos familiares, religiosos, institucionales, económicos y sociales. Así lo subrayaron los participantes en el foro sobre el balance de estos veinte años: la costarricense Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana; su predecesor Enrique Iglesias, uruguayo nacido en Asturias, y asesor especial de la Unión Europea para Venezuela; Felipe González, expresidente del Gobierno español, el que fuera su ministro de Economía y Hacienda, y de Industria y Energía, Carlos Solchaga, y más tarde presidente de la Fundación, y José Ignacio Salafranca, con larga trayectoria en el Parlamento Europeo y actual vicepresidente de la Fundación Euroamérica.

El Rey Felipe VI agradeció los elogios recibidos “como un acicate” - dijo- para seguir trabajando por “la relación especial de España con su Comunidad de Naciones, no solo porque lo establece nuestra Constitución sino por el fuerte componente emocional que nos mueve”. En su discurso, destacó la labor de Benita Ferrero-Waldner, exministra de Asuntos Exteriores de Austria, excomisaria de Relaciones Exteriores de la UE y presidenta de la Fundación Euroamérica en los últimos ocho años: “Un ejemplo de generosidad, amistad y cariño hacia España y América”; palabras de rey que emocionaron a la nueva presidenta de Honor de la Fundación, casada con el catedrático de Literatura Hispana, Francisco Ferrero Campos.

El actual presidente, Ramón Jáuregui,  también un gran europeísta como Benita, enfatizó la  aportación de las empresas a la Fundación, reflejo del gran esfuerzo inversor que realiza España y el conjunto de la UE en el Hemisferio Sur, desde los años noventa. Airbus, Santander, BBVA, Iberia, Telefónica, Cemex, Deloitte, Llorente y Cuenca, Mercedes Benz, SGAE, IE Business School y Google, junto con entidades públicas como la AECID, el ICEX o la CAF orientan la Fundación, a través de su Patronato, y financian sus numerosas actividades en Europa y América; animadas, entre otros, por uno de sus patronos más relevantes, el economista y periodista alemán, Carsten Moser colaborador de MUNDIARIO–, nacido en Lima y vicepresidente de la Fundación.   

Los frutos de este periodo son estimulantes: hace veinte años, el 45% de la población latinoamericana vivía por debajo del umbral de la pobreza; hoy, se ha reducido en quince puntos y, por primera vez, la clase media es la más poblada. La reciente firma del acuerdo Mercosur-UE, pendiente de ratificación, completa el área de intercambios comerciales más grande del mundo occidental; acuerdos llamados de tercera generación que fomentan el multilateralismo, la democracia, el respeto de los derechos humanos y la protección del medio ambiente.

En cuanto al futuro, todavía queda mucho por hacer: superar la deriva autoritaria de Venezuela, que tanto sufrimiento causa a sus habitantes, y la falta de apertura política en Cuba, que frena el desarrollo de la isla. Y avanzar en la integración económica, política y social de la región. En el subcontinente americano, el intercambio de mercancías y servicios ha avanzado desde 1960,  a través de distintas fórmulas, pero aún es insuficiente para luchar contra la desigualdad y el desempleo. La dinámica de integración europea puede ser un espejo en el que mirarse.

La UE y Latinoamérica deberían encaminarse a una relación de partenariado, de igual a igual, que aspire a conservar el acervo de valores comunes basados en la libertad, la dignidad de la persona y el Estado de Derecho. Solo así se podrán salvar las tendencias populistas que viven los dos continentes, e incluir a Estados Unidos, que en la actualidad, sorprendentemente, está contra el libre comercio, en esta fructífera relación de ida y vuelta, que va del Atlántico al Pacífico. @mundiario

  

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