Washington abre un nuevo frente con la UE por sus proyectos de defensa

El Pentágono. / RRSS
El Pentágono. / RRSS

Las iniciativas en solitario de Bruselas han levantado ampollas en Estados Unidos, donde temen que la OTAN pague los platos rotos de iniciativas militares en solitario de la UE.

Washington abre un nuevo frente con la UE por sus proyectos de defensa

Estados Unidos ha abierto un nuevo frente con la comunidad internacional, esta vez a raíz de un tema militar. El gigante norteamericano ha avisado a la Unión Europea de que los planes de ésta en temas de defensa pueden representar un serio riesgo a los proyectos que lleva actualmente la OTAN en cuando a defensa transatlántica y cooperación militar.

Mediante una carta remitida el pasado 1 de mayo, Washington D.C. amenaza de forma deliberada con represalias políticas y comerciales si la UE sostiene sus planes de proyectos europeos de armamento sin la participación de nadie más, ni siquiera de los mismos estadounidenses.

Este nuevo pique tan solo viene a complicar un poco más relaciones entre Bruselas y Washington D.C. Las aguas habían empezado a agitarse cuando Alemania y Reino Unido cerraron la puerta a la fabricante china Huawei, que se nominaba al proyecto de desarrollo de telefonía de quinta generación.

Esta carta llega como respuesta a la creación del llamado Fondo Europeo de Defensa, un proyecto aprobado por el Parlamento Europeo el 18 de abril último. Este fondo cuenta con un presupuesto de 13.000 millones de euros para gastarse entre 2021 y 2027. También, aunque en menor medida, a la Cooperación Permanente Estructurada (PESCO, por sus siglas en inglés), un proyecto por el que 25 de los países del club continental han iniciado el desarrollo de 34 proyectos de armamento, explica El País.

Según Ellen Lord, subsecretaria de Defensa, en Estados Unidos cunde la preocupación por ambos proyectos.

Las reglas del juevo no impiden que empresas no europeas participen, mas sí solicita que la propiedad intelectual del proyecto sea europea. De igual forma, los países no comunitarios no pueden imponer controles a la exportación del armamento construido. El gran temor del Pentágono es quedarse fuera de estos concursos, pues por ejemplo cualquier iniciativa de la PESCO debe ser aprobada de forma unánime por todos los Estados de la UE.

Lord carga contra la UE por desarrollar sus capacidades militares "de una manera que produce duplicación, sistemas militares que no son interoperativos, dispersión de los escasos recursos de defensa y una competencia innecesaria entre la OTAN y la UE".

Desde el Pentágono se avisa de que, según el criterio estadounidense, ambas empresas son un retroceso tras más de 30 años de "creciente integración de la industria de defensa transatlántica". Lord avisa de que todo esto podría dañar las relaciones entre la OTAN y la UE, y encima se corre el riesgo de traer de nuevo a la vida las discusiones "que dominaban hace 15 años nuestros contactos sobre las inicativas europeas de defensa".

La dichosa carta también incluye amenazas y advertencias sobre las consecuencias que vendrán si Bruselas no retrocede en sus intenciones. "Está claro que si EE UU impone restricciones recíprocas similares no serían bienvenidas por nuestros socios y aliados europeos", explica Lord. Posteriormente hace alusión al multimillonario impacto que representará esto para las empresas europeas de esta industria.

Lord trae a colación un proyecto adjudicado a una empresa italiana en sociedad con Boeing. Aquella adjudicación era para el desarrollo y construcción de nuevos helicópteros para la fuerza aérea estadounidense. El precio pagado fue de 2.800 millones de dólares, nada menos.

En 2017, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos compró armamento proveniente de 12 empresas distribuidas en la UE. Un gasto total de 2.600 millones de dólares, traducidos en 2.490 millones de euros. Un año antes había concedido 118,7 millones de dólares en subsidios a empresas de 24 países del club europeo para proyectos de I+D.

Washington D.C. demanda que se modifique el proyecto del nuevo fondo, específicamente los incisos sobre propiedad intelectual y control de exportaciones. En el caso de PESCO, el Pentágono demanda que se elimine el derecho de veto y que el país encargado de cada inciativa pueda incluir a las empresas que crea convenientes.

Lamentablemente para ellos, hay ya muy poco por hacer. Los dos textos fueron puestos en marcha gracias a las bendiciones del Consejo de Ministros de la UE y la Eurocámara. Rectificar las condiciones de ambas es también cuestión de orgullo para la UE.

Estados Unidos ha encontrado dos grandes dilemas a raíz de estas iniciatiavas. El primero es que las empresas europeas deberán elegir entre negociar con Europa o con Estados Unidos. Los norteamericanos gastan 460.000 millones de euros en armamento, más del doble que todo el viejo continente, con un total de 210.000 millones.

El segundo es que las empresas europeas que comercien fuera de la UE no querrán participar en los proyectos PESCO a fin de que sus creaciones no se limiten solamente a países europeos. @mundiario

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