Vox rompe su techo electoral a costa del PP

Casado y Abascal./ Cadena SER
Santiago Abascal y Pablo Casado. / Mundiario

Si las elecciones fuesen inmediatas, el Gobierno actual repetiría a tenor de las últimas encuestas. La confrontación Casado-Ayuso hunde las expectativas populares.

Vox rompe su techo electoral a costa del PP

La pasada semana se han publicado nuevas encuestas que incrementan si cabe la incertidumbre electoral. Dos hechos relevantes se pueden destacar. El primero y más obvio es la capacidad que mantiene el Gobierno, es decir el PSOE, para aglutinar una mayoría, no por heterogénea menos sólida. El segundo hecho destacable es el progreso constante de VOX, a costa principalmente del PP. En otras palabras, si las elecciones fuesen de inmediato la gobernación de España no variaría pero la correlación de fuerzas en la derecha parlamentaria se vería sensiblemente modificada, pues se verifica la práctica extinción de Ciudadanos y la consolidación de la dupla PP-VOX, con menos distancia entre ellos pero sin que la suma de ambos les otorgue mayoría.

El Gobierno dispone ahora de dos balones de oxígeno poderosos y de un recurso muy efectivo. Los dos primeros, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y la aprobación de los fondos comunitarios Next Generation que ya han comenzado a ser librados. El recurso político es la finalización del ciclo de congresos internos socialistas que consagra la adecuación de la maquinaria electoral a las próximas elecciones municipales y autonómicas, amén de las generales cuando corresponda.

La progresión de VOX, constante desde hace tiempo, alcanza niveles extraordinarios, por encima de los 60 escaños, más de lo que nunca alcanzaron los nuevos partidos como Ciudadanos y Unidas Podemos. Lo consigue además con el estilo más clásico posible entre los grupos radicales y extremistas: negando el parlamentarismo, renunciando a formar parte de cualquier negociación, evitando formar parte de consensos incluso sobre asuntos evidentes. No quiere aparecer como parte del juego parlamentario, de los acuerdos y pactos que combate en nombre de un modelo purista de imposición unilateral. En paralelo, desprecia a los medios de comunicación, a los que considera hostiles o entregados a los intereses de los demás partidos, mientras alienta las redes sociales con vídeos tan simplistas como efectivos, en los que aparecen, en distintos contextos, supuestas políticas del Gobierno discriminatorias en beneficio de las minoría protegidas, mientras las mayorías que ellos intentan representar son zaheridas o ignoradas.

Casado, arrinconado 

Para la campaña de VOX, el tema es secundario. Sea la discriminación lingüística en Cataluña, los beneficios a los inmigrantes ilegales en Canarias mientras los isleños son malentendidos tras el vulcanismo reciente o los distintos movimientos de protesta social, el partido intenta, y está consiguiendo, ser altavoz de cualquier malestar. Además han presentado más de veinte recursos ante los Tribunales, obteniendo algunos éxitos notables, lo que indica solidez de sus cuadros.

La formación de ultraderecha tampoco ha dejado de explotar a fondo las contradicciones del PP, forzándolo a convocar elecciones anticipadas en Andalucía mientras jalean a Isabel Díaz Ayuso en Madrid para debilitar más aún a Pablo Casado. Éste ha quedado debilitado tras el pulso con la presidenta madrileña, pues ni ha podido evitar el choque ni ha sabido reconducirlo al menor coste. Ayuso ha logrado su objetivo: proyectarse al escenario político estatal, mientras Casado ha quedado arrinconado en las covachas orgánicas de su partido. Sus colaboradores ya saben que no pueden llevar en la mochila el bastón de mariscal de campo como predicaba Napoleón de sus soldados para estimularlos. Sólo los grandes dirigentes quieren rodearse de los mejores cuadros, para los demás son preferibles las medianías que no destaquen.

Yolanda Díaz amplía los límites electorales

En el lado de la mayoría los movimientos en curso todavía no tienen reflejo demoscópico. Yolanda Díaz ha sorprendido al incluir al Papa católico en sus encuentros con personalidades, mostrando la voluntad de ampliar los límites electorales tradicionales de las plataformas impulsadas por el PCE: Izquierda Unida, Podemos y sus confluencias, AGE, etc. Más interesante ha sido la extensa entrevista concedida al suplemento dominical Yo Dona, de un medio nacional. Se trata de una revista cuyo público diana son las mujeres, a las que la Ministra de Trabajo se dirige con un estilismo moderno, hablando de la pasión que siente por los zapatos o por los arreglos que prodiga a su cabello, además de otras cuestiones. Utilizar esos conceptos, tradicionalmente asociados al público menos formado, no es nuevo en la política. Recuérdese el posado a manos de estilistas de las ministras del primer Gobierno de Zapatero.

Aquí funciona la discriminación negativa de género. No es concebible que los Ministros varones se presten a hablar del tinte de sus cabellos o del estilismo indumentario, más bien inexistente. Por el contrario sus asesores de imagen les aconsejan vestir trajes grises o azules, camisas similares y evitar las corbatas estridentes en aras de la imagen televisiva. Un dress code implacable cuyo resultado es que, en términos de imagen, resultan indistinguibles unos de otros. Incluso cuando se les permite el casual wear, el resultado es anodino por la falta de práctica. @mundiario

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