Voceros mediáticos y políticos del unionismo han demostrado que viven en un bucle

Puigdemont.
Puigdemont.

La reacción de gran parte del Madrid mediático y político ha puesto de manifiesto que el unionismo se cree a menudo sus propias mentiras.

Voceros mediáticos y políticos del unionismo han demostrado que viven en un bucle

Hace  sólo quince días anticipé en MUNDIARIO el probable rechazo de la justicia alemana a la extradición de Puigdemont por el delito de rebelión, a la vista de la redacción del tipo delictivo de alta traición en el Código Penal alemán, que requiere violencia o intimidación. Pero parecía que no, que Llarena había hecho un trabajo muy bueno, que Merkel y Rajoy eran muy amigos y Alemania un país serio. Puigdemont sería extraditado de inmediato.

Con ser muy ilustrativo el entusiasmo de los portavoces mediáticos del tripartito del 155 y demás cobertura del unionismo ante  la noticia de la detención del lider catalán,  fue aún  más relevante la reacción a las noticias judiciales llegadas del land alemán de Schleswig Holstein. De pronto brotaron euroescepticismos y viejos complejos de inferioridad, con opiniones no muy distintas del patrioterismo impreso en la guerra de Cuba (1898) o de los gestos aislacionistas de la España franquista de 1946 ante  la retirada internacional de embajadores. De pronto, el acuerdo Schegen no sirve, Europa no tiene contenido ni proyecto y los alemanes son supremacistas. Todo porque un Tribunal independiente de un Estado democrático no acepta una acusación huérfana de hechos.

Y, si no quieres caldo, ahí van dos tazas. El Gabinete de Prensa del Tribunal Supremo informaba de que el magistrado Llarena podría plantear una cuestión prejudicial al Tribunal de la UE que paralizaría el trámite de las euroórdenes en Escocia, Bruselas y Alemania, proyectando la idea de un recurso que es imposible, porque quien puede elevar este tipo de  cuestiones son los tribunales que conocen de las euroórdenes, no el Tribunal emisor de las mismas. Está muy claro en el artículo 267 del Tratado de funcionamiento de la UE.

Puigdemont consiguió europeizar el procès y está ganando la batalla de la opinión pública europea. Las manifestaciones de la ministra federal alemana de Justicia (SPD) y de relevantes eurodiputados de la CDU muestran que en el principal Estado de la UE la cuestión catalana ya no es una cuestión interna del Estado español. Es necesaria una mediación internacional sin condiciones previas y parece que esta mediación ya no es una ocurrencia en el Estado más importante de la UE. @mundiario

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