La visita de Tillerson y Kelly a Videgaray no alivia la tensión en México

Representantes diplomáticos de EE UU y México. / Twitter
Representantes diplomáticos de EE UU y México. / Twitter

Los dos funcionarios estadounidenses se han presentado ante el canciller mexicano, quien avisó que el diálogo con Estados Unidos ya no sólo será complicado, sino muy largo.

La visita de Tillerson y Kelly a Videgaray no alivia la tensión en México

La trepidante relación entre México y Estados Unidos vivió un nuevo episodio este jueves, día en que se reunieron Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores de México, y Rex Tillerson, secretario de Estado de Estados Unidos. El país latinoamericano anticipó tras esta reunión que el diálogo con su vecino del norte no sólo será complicado, sino también muy largo, puesto que, según Videgaray, entre ambos países hay muchas y muy notorias diferencias. "Para superar los agravios, lo que importará serán los hechos", expresó el funcionario mexicano.

Washington y la Ciudad de México han hecho tibios esfuerzos por bajar la latente e intensa tensión que hay entre ambos. La visita de Tillerson, escoltado por John Kelly, jefe de Seguridad Nacional, no hizo sino despertar más anticuerpos y recelos. Si de por sí la expedición ya se adivinaba polémica por la orden de Donald Trump de construir un muro en la frontera entre ambos territorios, lo cual hizo que Enrique Peña Nieto cancelara su llegada a la Casa Blanca, las medidas de Trump para facilitar deportaciones justo en la víspera de este encuentro, dejaron en muy mal lugar a México.

El Ejecutivo mexicano ha intentado reponerse en su propia casa, conscientes de que otra muestra de tibieza los dejaría arrinconados ante su propia gente, harta de los insultos y amenazas que reciben desde Washington. "Hay que dejar claro de la manera más enfática que el Gobierno y el pueblo de México no tienen por qué aceptar disposiciones que de manera unilateral un Gobierno quiere imponer a otro", dijo Videgaray.

La reciente directriz emitida por Trump da facultad a las autoridades fronterizas para expulsar de Estados Unidos a todos aquellos indocumentados que hayan vivido por menos de tres años en territorio estadounidense. Eso afectaría a unos 11 millones de individuos, de los cuales casi 6 millones son mexicanos. Ciudad de México ha entrado en pánico pues no sabe qué va a hacer con todos los inmigrantes que quedarán en su territorio y que no sean mexicanos. Según presenta El País, México, deportó a más migrantes (147.000) que Estados Unidos (96.000) en el 2016. A la vez, prosigue el citado diario, en estos últimos años las peticiones de asilo en México se elevaron en nada menos que en un 1.000%. Para 2011 las solicitudes eran apenas unas cuantas, pero el año pasado la cifra llegó a 9.000, de acuerdo a ACNUR, que para este 2017 ha vaticinado que llegarán a 18.000. Muchas de esas solicitudes llegan desde varios países centroamericanos, sujetos que intentan escapar de la violencia de su país. Incluir a los gobiernos del istmo en las negociaciones sobre políticas migratorias fue tal vez el primer y único punto en que ambos bandos coincidieron.

Como era obvio, los funcionarios estadounidenses se mostraron sobrios y sin mayores emociones, pues toda la carga cae en Videgaray y Peña Nieto. Tillerson y Kelly confirmaron que las relaciones bilaterales entre ambos países norteamericanos son de "las más importantes del mundo". "Tenemos una relación muy saludable y robusta con el Gobierno mexicano y sus funcionarios, y creo que ellos compartirían ese sentimiento", había dicho previamente Sean Spicer, jefe de prensa de la Casa Blanca. Esta visita, según Spicer, era el primer paso mejorar las relaciones y el trabajo con el "increíble" vecino del sur, según recoge El País.

Pese a que Kelly hizo un tibio intento por bajar la tensión al asegurar que no habrá deportaciones masivas, los movimientos de la Casa Blanca botan por completo esa bandera de tregua. Los funcionarios estadounidenses sonríen solos mientras su jefe sube cada vez más el tono.

"Le dije que iba a ser un viaje duro, porque tenemos que ser tratados de manera justa por México", había dicho Tillerson en Washington, según reporta Silvia Ayuso para El País. "Ahí está con él el general Kelly, que ha sido increíble en la frontera. Ya veis lo que está pasando. Por primera vez, vamos a echar a los miembros de bandas, a los capos de la droga, estamos sacando del país a tipos realmente malos a un ritmo que nadie ha visto antes. Son los malos. Es una operación militar. Muchos de ello son gente que está aquí de forma ilegal, y son duros, pero no son tan duros como nuestra gente, así que los vamos a echar", agregó.

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