Vigo, el inexpugnable fortín de Abel Caballero donde todo el pescado está vendido

El alcalde de Vigo, Abel Caballero. / RTVE
El alcalde de Vigo, Abel Caballero. / RTVE

Caballero goza de un enorme popularidad entre sus convecinos. Y va a más. En los últimos años el veterano alcalde vigués ha creado un personaje que no le resulta indiferente a casi nadie. Lo que para sus detractores son "payasadas" le han dado a conocer en toda España y parte del extranjero.

Vigo, el inexpugnable fortín de Abel Caballero donde todo el pescado está vendido

Ninguno de los líderes gallegos de los principales partidos políticos abrió campaña en Vigo. Es un dato llamativo, tratándose del municipio más poblado de Galicia. El Pesedegá porque no le hace falta y los demás porque saben que no tienen nada que hacer.

La ciudad olívica es una causa perdida tanto para el PP como para el Benegá, Ciudadanos o el rupturismo mareante (no digamos para Vox). Todo el pescado está vendido. Unos y otros reconocen, por lo bajinis, que Abel Caballero puede incluso mejorar los resultados de 2015. Entonces ganó por goleada y humilló a sus principales oponentes al hacerse con diecisiete concejales sobre un total de veintisiete y al obtener casi un 52 de los votos. Es un techo muy elevado, pero él es el primero que está seguro de poder romperlo y parece que hasta hay sondeos serios que lo ven factible.

Caballero goza de un enorme popularidad entre sus convecinos. Y va a más. En los últimos años el veterano alcalde vigués ha creado un personaje que no le resulta indiferente a casi nadie. Lo que para sus detractores son "payasadas" le han dado a conocer en toda España y parte del extranjero. Con ellas pone a Vigo en el mapa y logra un impacto mediático - para la ciudad, también para él- que nunca se conseguiría con campañas promocionales por muy ambiciosas que resultasen. Está fuera de discusión que las mayorías obtenidas en las urnas por Don Abel se deben a su tirón personal y a que no sufre desgaste algo. Seguramente las obtendría igualmente con otras siglas diferentes a las del PSOE o como independiente. En Vigo el partido es él y si no que se lo pregunte a su sobrino Gonzalo, el líder de los socialistas gallegos, que no tuvo más remedio que acabar entendiéndose con quien por mucho tiempo fue su principal rival interno.

Los "populares" gallegos renunciaron hace tiempo a plantar batalla a Caballero. Esperan que se agote su ciclo (en setiembre cumplirá 73 años). Aunque se especuló con algún nombre de prestigio, a la hora de la verdad los de Feijoo ni siquiera se molestan en buscar nuevos cabezas de cartel que al menos puedan amenazar la hegemonía caballerista. Por eso repite como candidata la exconselleira Elena Muñoz. Y el objetivo real -no el declarado- es mantener el tipo, sin perder votos y menos aún representación en el pleno. Algo que no se presenta fácil por la irrupción de nuevas fuerzas políticas que aspiran a pescar en el ya de por sí reducido caladero del PP (léase Ciudadanos y Vox). Está será con toda probabilidad la última oportunidad para Muñoz. Ni ella misma puede pretender otra cosa.

Un Benegá que llegó a ostentar la alcaldía, y que ahora está en remontada, aspira a volver al Consistorio vigués. Para los nacionalistas sería difícilmente asumible no lograr esta vez al menos un concejal en la capital de la Galicia Sur. Las mareas, dos a falta de una, no se lo pondrán fácil, sobre todo porque la organización frentista carece en Vigo de un cabeza de lista del peso político y la trayectoria que tiene el candidato coruñés Francisco Jorquera. Sin embargo, su brazo sindical, la CIG, dispone de una potente maquinaria que, puesta al servicio de la lista bloqueira, podría darle el empujón decisivo, aprovechando que el rupturismo está en horas bajas y sus votantes, un tanto desnortados, en ningún caso sucumbirán a los encantos de Caballero. No le consideran afín ideológicamente y no olvidan que Don Abel fue uno de los más destacados adalides del "antisanchismo". Aquí y en Madrid. @mundiario

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