La vida de jubilado de Juan Carlos I rebasa el dorado exilio de su abuelo Alfonso XIII

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Interior del avión que usa Juan Carlos en sus viajes privados.

Juan Carlos I se dejó ver el 1 de enero en el lujoso cinco estrellas Beverly Wilshire, de la cadena Four Seasons, donde la suite cuesta 1.200 euros la noche.

La vida de jubilado de Juan Carlos I rebasa el dorado exilio de su abuelo Alfonso XIII

Apenas unos días después del “Desastre de Annual” en el que debido a la incompetencia militar de sus generales (por él mismo alentada), perdieron la vida miles de españoles, Alfonso XIII se fue a un balneario francés, donde pasaba temporadas con las golfas que frecuentaba,  como si nada ocurriera en el país, donde miles de familias lloraban la muerte de sus hijos. Ya en el dorado exilio, tenía reservaba una habitación permanente en un lujoso hotel de París para recibir a las cortesanas con que se reunía.

Años después, en uno de los momentos de peor situación económica de España, a punto de ser rescatada, su nieto, Juan Carlos I se escapaba a cazar elefantes a Bostwana y a encontrarse con la barragana de lujo del momento. Los españoles nos enteramos de casualidad, cuando retornó maltrecho por un accidente. Pidió perdón, pero siguió sus correrías con la misma individua, esta vez, en un nidito de amor en Suiza.

Alejado por completo de su familia en una época del año en que los normal es el encuentro, agrupamiento y la convivencia familiar, Juan Carlos I –salvo en  las fotos para la ficción de una realidad que no existe con su esposa e hijos- ha vuelto a donde se siente feliz. Así se ha sabido que primero de enero de enero “se dejó ver en el lujoso cinco estrellas Beverly Wilshire, de la cadena Four Seasons, cercano a la playa de Venice, en Beverly Hills, donde el precio por habitación es de 823 euros la noche, ascendiendo a 1.200 euros si se elige una suite. El establecimiento, que fue escenario del rodaje de la película Pretty Woman en 1990, cuenta con varios restaurantes muy reputados, como El Cut o el Blud, de cocina internacional, donde además de poder degustar platos típicos árabes se puede elegir entre mil marcas de los mejores vinos del mundo, algo que seguramente fascina a un apasionado de la enología como el Monarca”, según la detallada crónica publicada por “El Mundo”.

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Juan Carlos I viaja en aviones como éste de la Fuerza Aérea en sus viajes privados.

 

Juan Carlos no se oculta, se fotografía con la gente y, sobre todo, repite estancia en una ciudad donde ya pasó la Nochevieja en  2014. Pero no está ni va solo. Lo acompañan varios escoltas (que cobran dietas internacionales) además del gasto de los aviones de servicio a las autoridades en los que viaja a cargo del presupuesto nacional en la parte que corresponde a los ministerios de Interior y Defensa. Y como no hace otra cosa, es incalculable el costo adicional que supone para los contribuyentes la carga de este incansable viajero.

Nadie diría que pudiera llegar a superar a su abuelo Alfonso XIII. Por cierto, en una biografía novelada sobre la vida de la reina Victoria Eugenia,  Mercedes Salisachs (monárquica y libera) calificaba al rey Alfonso XIII de "enfermo sexual". Parece que la rijosidad es una característica familiar.

Cuenta José María Zavala en su libro sobre el patrimonio de los Borbones, que En 1931, el ex monarca salió de España con el equivalente a 48 millones de euros. Los gastó en safaris, casas... y 10 años después sólo le quedaban 18. Zavala desmonta el tópico del Rey viviendo de la caridad de los monárquicos.

Durante el exilio, dice el autor citado, Alfonso de Borbón y su familia disfrutaron de una vida más o menos desahogada: la pensión de la Reina Victoria Eugenia (6.000 libras), hasta 11 residencias diferentes, estancias en hoteles de lujo, temporadas en Suiza, safaris en Sudán, coches, gastos de personal, las pomposas bodas de su prole. Por no hablar de sus aventuras en la Costa Azul, donde el Rey y otros compinches de correrías, como el actor Douglas Fairbanks, compartieron veladas de casino y otros placeres mundanos. ¿Con qué dinero?, se pregunta Zavala.

En 1931, el patrimonio superaba los 44 millones de pesetas (92,14 millones de euros actuales), según el desglose de sus cuentas presentado a las Cortes el 7 de diciembre de 1932, cuando se confiscaron sus bienes por enriquecimiento ilícito

El origen del patrimonio de Juan Carlos I

 Tras la muerte de Franco, el Conde de Barcelona vendió los Palacios de Miramar (San Sebastián), La Magdalena (Santander), Pedralbes (Barcelona) (todos objeto de donaciones, que deberían ser patrimonio público, no personal)  un inmueble en Madrid (Gran Vía 47), cotos en Ávila o la Isla de Cortegada en la Ría de Arousa (Pontevedra, otra donación comprada por los ayuntamientos y con aportaciones de los vecinos), propiedades que formaron parte de los bienes oficiales de Alfonso XIII que el régimen de Franco respetó, frente a los bienes que se consideraron Patrimonio Nacional. Las ventas sumaron 300 millones de pesetas que Don Juan repartió entre sus hermanos. El resto de los hijos de Alfonso XIII y la reina Ena -Jaime, Beatriz y Cristina- recibieron el equivalente a 2,15 millones. Del mismo modo, Don Juan sumó a su parte la venta de Villa Giralda (240 millones de escudos) y la Casa de Puerta de Hierro (2,6 millones), que a su muerte se repartirían sus hijos.

Como se sabe una parte de ese dinero, que acabó en manos de Juan Carlos I apareció en Suiza. ¿A cuánto asciende la fortuna de Juan Carlos I? Ni se sabe, pero sí que, aparte de su sueldo oficial, ha estado percibiendo una comisión elevada por cada barril de petróleo importada del mundo árabe, como pago a comisión –se justifica- por sus gestiones con sus “hermanos” (entre ellos se llaman así) las monarquías arábigas para garantizar el suministro de crudo a España.

 Roberto Centeno, Catedrático de Economía, reveló que el rey Juan Carlos, su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein y su testaferro, Manuel Prado y Colón de Carvajal, cobraban comisiones por los barriles de petróleo que compraba el España a los países árabes. Conoció los hechos en su condición de consejero delegado CAMPSA, ya que encargaba de pagar los suministros de crudo. Y en ese sentido reveló:" Debido a la intermediación de Manuel Prado y Colón de Carvajal, por encargo de Juan Carlos, España pagaba el petróleo más caro, ya que ambos se llevaban una comisión. La cifra no la recuerdo exactamente, pero había un sobrecoste. Es decir, entre comprarlo directamente, que estábamos hablando de treinta y tantos dólares de aquellos años (si le ponemos la inflación ahora no sé cuánto saldría, desde luego el doble o el triple".

Y tan incómodo, pero eficiente testigo añade:

"Había comisiones que podían oscilar entre uno y dos dólares por barril de crudo y eso es una barbaridad por la cantidad de barriles de petróleo que caben en un superpetrolero. Un petrolero de 200.000 toneladas lleva entre 1.400.000 ó 1.600.000 barriles. Entonces estamos hablando de que un petrolero le puede producir en aquel momento un beneficio de 2 millones de dólares del año 1979. Eso son palabras mayores".

Pero no parece que Juan Carlos se pague los viajes de su peculio.

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