¿Víctimas del terrorismo en Barcelona como excusa para avivar el conflicto civil?

Tensión entre Albiol y Torra. / TV
Tensión entre Albiol y Torra. / TV

El pasado viernes tuvieron lugar en Barcelona varios actos para conmemorar el primer aniversario de la matanza terrorista en sus calles, obra de radicales islamistas. Donde el año pasado hubo intimidación y bronca, ahora ausencia y menosprecio. Las víctimas, una vez más, meras comparsas en el espectáculo.

¿Víctimas del terrorismo en Barcelona como excusa para avivar el conflicto civil?

La mitad de las familias de los fallecidos en el hundimiento del viaducto de Génova han rechazado participar en el funeral organizado por el Estado, considerando que se trataba de una instrumentalización grosera de su dolor. Entendieron perfectamente que en el clima político desatado tras el accidente, donde se trataba de camuflar responsabilidades en medio de proclamas farisaicas, su dolor era irrelevante y su presencia mero atrezzo.

El pasado viernes tuvieron lugar en Barcelona varios actos para conmemorar el primer aniversario de la matanza terrorista en sus calles, obra de radicales islamistas. Si hace un año el acto cívico de repulsa fue una gran manipulación del nacionalismo radical para acosar al Gobierno estatal y a los grupos políticos no nacionalistas, despreciando absolutamente a las víctimas, este año no ha ido a la zaga aunque han cambiado las formas. Donde hubo intimidación y bronca, ahora ausencia y menosprecio. Las víctimas, una vez más, meras comparsas en el espectáculo.

La ausencia de una tradición laica en ese tipo de actos obliga a improvisarlos en cada caso, transformándose en un acto político más, donde las tensiones entre los rivales afloran siempre por mucho que se intente edulcorarlos. En un clima político tan polarizado como el de Cataluña, de descalificaciones permanentes y de amenazas nada veladas, no podía ser de otra forma. Dicen los medios que los actos fueron pactados entre todas las Administraciones. Cabe suponer que si la Administración estatal aceptó el programa fue sólo por su fragilidad parlamentaria, porque su desarrollo no dejó de evidenciar el menosprecio que las Administraciones catalana y barcelonesa le profesan.

Se programaron varios actos. El primero, una proclama exclusiva del Gobierno catalán. El segundo una ceremonia floral en el lugar del atentado, con los políticos locales y autonómicos en procesión portando cada uno una flor, para evitar se supone primacías protocolarias, tras la comitiva de familiares. La pretendida simpleza del acto quedaba en entredicho al existir un cordón de seguridad con la misión de aislar, y por tanto de subrayar el status de las autoridades.

El tercero fue en la Plaza de Cataluña, epicentro de la ciudad, en el que participaban también los dirigentes políticos estatales, incluido el Jefe del Estado. Su carácter de centralidad y de representación del conjunto de los ciudadanos españoles, fue cuidadosamente menospreciado por los organizadores. El acto, de 45 minutos, consistió en la interpretación, a cargo siempre de estudiantes, de una conocida pieza de Pau Casals “El cant dels ocells”, basada en un villancico tradicional que el autor interpretaba en todos sus conciertos durante su exilio como homenaje a Cataluña. Luego se interpretaron cuatro piezas de otros tantos autores: “Imagine” de John Lennon, de un etéreo pacifismo, “Over the Rainbow”, del musical “El mago de Oz”, “Hallelujah”, de Leonard Cohen, un canto al amor con alusiones bíblicas y “Cualsevol nit pot sortir el sol”, de Jaume Sisa, sobre los personajes más populares de la literatura infantil.

Como puede suponerse el lema del día era “Ciutat de Pau”, algo no muy original pues no existe ninguna ciudad que se defina como “Ciudad de Guerra”, o de Violencia, o de Maltrato o de Discriminación. Una comunión de buenos sentimientos resaltada por la edad de los intérpretes. Luego se leyó un poema de John Donne, poeta inglés del siglo XVI en ocho idiomas. Una conocida periodista radiofónica guió el acto y subrayó algunas obviedades más. La relación anterior ya evidencia otro rasgo más: multiculturalismo, sesgado pero evidente.

El estilo pretendidamente sencillo, incluso “naïf” del programa, encubría otros rasgos no  verbales muy relevantes. Desde una pancarta insultante hacia el Jefe del Estado, doblemente repetida en el acto de las Ramblas y que las policías local y autonómica no retiraron, obedeciendo órdenes de sus mandos, hasta la ubicación de la fila de autoridades, de pie, en segundo plano, encabezando una variopinta representación de colectivos y localidades. Por si existían dudas, el Presidente catalán hizo público que “no quería estar allí”, algo que seguramente era ampliamente compartido por las demás autoridades pero cuyo sentido del deber o al menos del respeto, todavía les obliga a no mostrar sus sentimientos. El acto tan diluido ya, lo fue aún más al solaparse con los demás actos que citamos, otro intento burdo de rebajar su solemnidad, evidenciando de nuevo el desprecio hacia las víctimas.

Los ciudadanos barceloneses entendieron que allí pintaban poco y así el número de asistentes fue muy bajo, pues las organizaciones políticas se abstuvieron de convocarlos, en aras del buenismo descrito. Queda la duda del sentido final del acto, pues difícilmente las víctimas pueden pasar por alto la falta de solemnidad y de respeto. Se trataba de cumplir y al tiempo evidenciar, guardando las formas, que las autoridades estatales no son bien recibidas en el territorio donde los secesionistas y sus aliados son mayoritarios en las instituciones, que no en las elecciones. La relación anterior no agota los gestos de menosprecio que se pudieron ver en televisión.

Todavía hubo un cuarto acto, ante la prisión donde se encuentra el anterior Consejero de Gobernación, un verdadero mitin cargado de amenazas. Y aún un quinto acto, en Cambrils, donde ya se perdieron las formas con conversaciones subidas de tono. El conflicto civil sigue álgido y por el momento a sus impulsores no les conviene aplacarlo. El Gobierno estatal trata de maniobrar en esa situación atendiendo al objetivo principal y obviando los incidentes cotidianos. Lo que no impide que los ciudadanos vean las imágenes y deduzcan conclusiones. @mundiario

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