¿De verdad saben nuestros parlamentarios para qué les pagamos el sueldo?

Coronavirus. / Pixabay
Coronavirus. / Pixabay
Los ciudadanos elegimos unos representantes para que, rodeados de expertos, tomen las decisiones más adecuadas para el bien común. Son empleados nuestros a los que pagamos un buen sueldo.
¿De verdad saben nuestros parlamentarios para qué les pagamos el sueldo?

Esto que sabe cualquier suizo no es bien conocido en España, ni ahora ni en el pasado. Aquí los políticos se crecen unos frente a otros y todos juntos frente a nosotros. Se creen jefes supremos que han ganado una apuesta y su misión es ganar la carrera en la que compiten. Siempre fue así y ya en el primer intento serio de parlamentarismo se utilizó el poder adquirido, el poder que supuestamente emana del pueblo que ellos representan, para dividir España en 32 cantones independientes que ninguna mayoría había pedido. Fue durante la Primera República pero se repitió durante la Segunda. Entonces ya no solo no se respetaron las urnas, sino que una vez proclamada y aprobada su Constitución, se iniciaron dos revoluciones, una comunista y otra anarquista para las que nadie había votado. No era España un país de respeto a la voluntad mayoritaria que debe expresarse votando sino más bien inclinada al despotismo aunque sea ilustrado.

Supongo que nuestro carácter latino no nos permitirá que algún día podamos parar una ley del gobierno o el Parlamento para exigir que nos manifestemos en referéndum, más bien somos de "OTAN NO, Bases fuera",  luego "OTAN de entrada No" y al final todos dentro y sin protestar, pero lo peor de todo es que ni protestamos, que votamos más al que más nos engaña porque en realidad votamos más en contra que a favor de una ideología o de intereses, un odio que nos han inculcado hace mucho más de un siglo y que no sabemos eliminar. 

Hoy se han reunido el Congreso con muy poca gente, solo portavoces y poco más, para hablar de los problemas que hay planteados hoy en nuestra nación y tratar de aportar soluciones. Ciudadanos no asistió como ya había advertido porque para hablar del coronavirus no le parecía lo más lógico hacer lo que a otros se les prohíbe, reunirse, y mantuvo la postura de que se hiciera la reunión telemáticamente. Todos se sentaron separados convenientemente menos la empleada Valentina que después de cada intervención estaba obligada a subir al atril para limpiar todas las posibles salpicaduras de los diputados o diputadas. Las intervenciones fueron como venimos diciendo. Dejando aparte la oposición que ahora mismo ya no se opone y va desde la mano tendida de Cs al apoyo a las medidas que ahora hace el PP, o incluso al discurso de Vox pidiendo medidas ya tomadas en su mayoría, debemos centrarnos en las intervenciones de los socios de Sánchez por anecdóticas y ser una muestra de que nuestros representantes van al Congreso a destruir al rival, a practicar demagogia y hacer una guerra para lo que no han sido elegidos. Todos apoyan el estado de emergencia pero los que lo decretaron se ven en la obligación de matizar, de marcar diferencias que mantengan su intención de voto.

Por citar algo señalaremos la de Podemos (Echenique) que aprovechó para atacar al Rey ajeno completamente a lo que allí se debatía., además de darse muchos besos y aplausos dejando alguno para Sánchez aunque le reprocha que se ayude a quien es propietario de un piso, algo sorprendente en un país donde el 80% lo tiene. IU aprovechó para lamentar que exista sanidad privada como si esta no estuviese ya a las órdenes del Ministro de Sanidad y sin pensar que si los 9 millones que tienen seguro privado y se pagan sus medicinas acudiesen a la sanidad pública el déficit de la seguridad social se multiplicaría por tres siendo insoportable. Estos grupos que ya organizaron los enfrentamientos del último Consejo de Ministros pidiendo exigencias revolucionarias, recuerdan a una continuación de lo que pretendieron hacer durante la II República y la Guerra Civil, algo que si consiguió medio mundo que se pintó de rojo con el resultado que todos sabemos, la muerte de los regímenes comunistas ahogados en su fracaso. Otra curiosa intervención fue la de ERC (Rufián) pidiendo que se retire a la Guardia Civil y al Ejército de las calles además de reducir su presupuesto en un 40% aunque no explicó si debería hacerse despidiendo soldados o vendiendo las armas. Tampoco perdió la oportunidad de echar puyas al Rey como siempre, y también como siempre se olvidó de su rey, de los tres mil millones de Pujol cuyos hijos ni han denunciado ni tampoco renunciado a heredarlos. Otro caso vergonzoso es que Errejón pidiese el cierre de todas la empresas lo que demuestra un total desconocimiento de como funciona un país. Si se habían reunido para hablar del covid-19 y su pandemia, ha sido un fracaso. Tarde, mal y arrastras, el menos malo del grupo que sostiene el Gobierno fue Sánchez.

Volviendo al principio, los diputados y los cargos políticos, todos empleados nuestros y a nuestro servicio, se olvidan de un pequeño detalle. No van al Congreso para derrotar a nadie sino para aportar y acordar soluciones porque en un Estado de Alarma como el actual, no queremos saber de partidos, solo del Estado y el problema, y si alguno no es estadista  que se vaya. @mundiario

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