GEOPOLíTICA

El interés de EE UU por Venezuela se debe al petróleo y la relación de Caracas con Moscú

Venezuela.
Venezuela.

Venezuela posee las reservas de petróleo más importantes del planeta, superando las de Arabia, pero con una importancia geoestratégica mayor: su proximidad a EE UU.

El interés de EE UU por Venezuela se debe al petróleo y la relación de Caracas con Moscú

El primer intento de golpe de Estado en Venezuela se vivió en 2002 contra Hugo Chávez. Entonces, la National Endowment Democracy (NED), un supuesto brazo de la CIA, financió la huelga petrolera y la agitación social, que terminó con el presidente depuesto por horas. En esa acción encubierta la embajada estadounidense pudo haber tenido una participación fundamental.

En aquellos años de George W. Bush, Venezuela era parte de una estrategia para apoderarse de las reservas petrolíferas de ese país, y un año más tarde, tal como sucedió, de Irak, bajo el pretexto de las armas de destrucción masiva.

Venezuela posee las reservas de petróleo más importantes del planeta, superando las de Arabia, pero con una importancia geoestratégica mayor: un buque petrolífero tarda 45 días en llegar a las refinerías de Texas desde el Golfo Pérsico, partiendo desde una de las regiones más inestables, donde el 40% del petróleo debe atravesar el Estrecho de Ormuz, controlado también por Irán. Desde Venezuela, un buque tanque apenas demora 4 o 5 días.

Independientemente de los resultados, Estados Unidos aplica las mismas estrategias de desgaste para socavar la legitimidad del gobierno, que desde la llegada de Chávez a la presidencia en 1999 ganó 18 de 19 elecciones, incluyendo referendos revocatorios que no convoca ningún otro país democrático. Nicolás Maduro sucedió a Chávez, y ganó las elecciones el 14 de abril de 2013, y menos de diez meses más tarde, se puso en marcha el movimiento opositor para derrocarlo.

En aquel acto electoral, plagado de veedores internacionales, cuando el chavismo logró la victoria, el secretario de Estado, John Kerry, desconoció el resultado y pretendía ungir desde Washington al candidato respaldado por los Estados Unidos, Henrique Capriles.

Además de la NED, también la USAID canalizó dinero a la oposición. En una de las marchas contra el gobierno, el líder opositor Leopoldo López anunció que no iban a cesar hasta derrocar al chavismo. En el momento más álgido, se desató una auténtica campaña de desinformación para denunciar a Maduro por una brutal represión, utilizando imágenes de Chile, Siria, Brasil, Honduras y España.

Bajo la fachada de patrocinar programas para la sociedad civil, la NED y la USAID diseñan y financian acciones para desgastar y derrocar gobiernos, tal como pasa en Venezuela. Así la NED puso en práctica programas como “Responsabilidad”, “Educación Cívica”, “Ideas democráticas y valores”, “Libertad de Información”, “Derechos Humanos”, con cientos de miles de dólares durante 2010.

En el presupuesto federal estadounidense 2014, los fondos para la oposición en Venezuela del presupuesto estadounidense alcanzan los cinco millones de dólares. Faltaría agregar el resto del dinero encubierto, que sería superior, y el que se activa desde Colombia, regenteado por el ex presidente Alvaro Uribe Vélez, hombre vinculado a los paramilitares, denunciado (¿y utilizado?) por la DEA.

El CERP (Center for Economic and Policy Research) publicó un relevamiento sobre los cables del Departamento de Estado difundidos por Wikileaks, en relación a Leopoldo López, quién fue la cabeza visible de la intentona contra Maduro de febrero de 2014. En los mismos, quedan asentadas una serie de reuniones con diplomáticos y políticos estadounidenses celebraron con López, sobre quién venían reportando al menos desde 2006.

Pero López ya no era una novedad para los Estados Unidos, ya que fue una figura política que participó del golpe de estado contra Hugo Chávez, en abril de 2002.

Pero Venezuela tiene otro interés geopolítico de vital importancia, junto a los recursos hidrocarburíferos: una creciente y sólida alianza militar con Rusia, vista únicamente entre la Unión Soviética y Cuba durante la Guerra Fría.

Entre 2005 y 2007, Caracas y Moscú comenzaron a suscribir acuerdos armamentísticos por U$S4.400 millones

En noviembre 2008, una flota de buques rusos liderada por el mayor crucero nuclear del mundo, “Pedro El Grande” llegó a Venezuela para realizar ejercicios con la armada local, provenientes de la base de Tartus.  

Ese mismo año, forzado por la negativa de Estados Unidos de suministrar los repuestos, municiones y misiles para los F-16 de la Fuérza  Aérea de Venezuela, Chávez firma un acuerdo con Rusia para la adquisición de 24 cazas Sukhoi Su-30, junto con helicópteros de combate Mil Mi-17 y Mil Mi-35 y Mil Mi-26 para transporte, junto con aviones Ilyushin para abastecer de combustible a los Sukhoi en vuelo.

En agosto de 2013, cuatro buques lanzamisiles de la Flota del Mar Negro llegaron al puerto de La Guaira, liderado por la nave insignia Moskva, para realizar ejercicios militares en el Caribe.

Un mes antes habían arribado a territorio venezolano dos bombarderos estratégicos supersónicos Tu-160, para participar de los ejercicios conjuntos, y Caracas manifestó la intensión de armarse con ese modelo de naves.

Lejos de un arranque militarista, la cooperación entre Venezuela y Rusia en materia de defensa es la única respuesta lógica que puede tener Caracas para defenderse del asedio estadounidense, que despliega al menos siete bases militares en Colombia, Honduras, Panamá, Aruba y Curazao, y especialmente a sus reservas de 297 millones de barriles de petróleo.

Rusia, asediada en todos los flancos por el aumento de la presión estadounidense, anunció por boca del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, que negocia con el bloque del Alba la posibilidad de instalar bases militares en Nicaragua, Cuba y Venezuela, donde Chávez ya se había manifestado favorablemente en 2009, para alojar bombarderos Tu-160.

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