Urkullu, Feijóo y Torra irán a elecciones frente a Sánchez

Feijóo, Urkullo y Torra. / Mundiario
Feijóo, Urkullo y Torra. / Mundiario
Lo que tienen en común los tres procesos electorales de Galicia, Euskadi y Cataluña es que el PSOE parte en desventaja. Todos compiten contra él.
Urkullu, Feijóo y Torra irán a elecciones frente a Sánchez

Con gran tranquilidad afrontan Urkullu y el PNV la competición electoral. Con más incertidumbre lo hacen Feijóo y el PP, mientras que para Torra, que ni siquiera será candidato y para el nacionalismo catalán, la competición es agónica.

El PNV, que ha conseguido subordinar al socialismo vasco y transformarlo en compañero de viaje, sólo debe vigilar a Bildu, el  nacionalismo radical vasco. Para frenarlo ha dedicado grandes esfuerzos a crear una visión o relato de los años del terrorismo que satisfaga a sus herederos políticos aunque signifique vulnerar el sufrimiento de las víctimas. El propio nacionalismo vasco moderado, que durante mucho tiempo miró hacia otro lado mientras se asesinaba en su nombre, no se siente incómodo con esa visión edulcorada de la historia. Al tiempo ha vendido sus votos a Sánchez a cambio de todo aquello que fue denegado durante tres décadas: el régimen económico de la Seguridad Social, las prisiones y un largo listado. Está pues en condiciones inmejorables para renovar mandato al frente del País Vasco.

El PP gallego se encuentra ante una tendencia electoral de signo contrario a la que se une el desgaste inevitable tras doce años en el poder. Ha emprendido una larga campaña en la que todos los días se venden logros, avances y promesas. Al tiempo la voluntad de confrontación del Gobierno estatal le ofrece munición suficiente, como ha ocurrido con la liquidación del IVA o con las obras del AVE. Los Presupuestos del Estado, si confirman la discriminación territorial, pueden darle otras armas electorales. Frente a Feijóo, el socialismo gallego se encuentra en auge pero lastrado por su debilidad, como se ha visto esta semana en las votaciones locales contrarias al Ministerio de Hacienda. El BNG mejora resultados pero uno y otro pueden sufrir el retroceso de las Mareas, fraccionadas en varias corrientes que demuestran el inmenso narcisismo de sus dirigentes y su escasa conexión con la sociedad. En consecuencia existe la posibilidad de cambio en el Gobierno. Dependerá del esfuerzo de unos y otros durante los próximos meses.

El escenario catalán está más fraccionado. La ruptura entre las dos tendencias del nacionalismo separatista, el procesamiento de varios dirigentes como Puigdemont, Torra, Borrás, Junqueras y otros, elimina a los principales líderes de la competición electoral. Al tiempo se impone la evidencia del fracaso histórico que ha sido todo el intento de secesión así como la medianía intelectual y moral de sus dirigentes. La mayor aspiración de la tendencia de Puigdemont y Torra, será repetir el esquema actual, una coalición de gobierno entre independentistas con el salvavidas de las huestes de la Alcaldesa de Barcelona. Mientras que ERC aspira a un tripartito con estos últimos y con el PSOE. Obviamente, es la salida deseada por el Gobierno estatal. Para facilitarlo, los Presupuestos del Estado y otras decisiones gubernamentales primarán a Cataluña aunque a corto plazo provoque tensiones con otros aliados territoriales.

Lo que tienen en común los tres procesos electorales es que el PSOE parte en desventaja. Todos compiten contra él. En Galicia, si el PP pierde la mayoría absoluta aunque gane en votos, el socialismo deberá formar como mínimo un gobierno tripartito, tal vez cuatripartito. En Cataluña si gana ERC, será socio de un tripartito. En el País Vasco, socio minoritario. Posiciones en todos los casos difíciles, a pesar de que exigirán tensionar la política estatal en función de dichas elecciones autonómicas. Algo sin precedentes pero inevitable dada la actual inestabilidad del Gobierno, urgido a buscar socios territoriales y a encauzar el desgobierno catalán. @mundiario

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