La Unión Europea condena a Turquía tras los últimos ataques de Erdogan

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.

Juncker, Tusk y Tajani comparecieron ante la Eurocámara y el primero aseguró que al final de cuentas es Turquía la que quiere unirse a la UE, y no al revés.

La Unión Europea condena a Turquía tras los últimos ataques de Erdogan

Las recientes acusaciones de nazismo hechas por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan hacias las autoridades de Alemania y Países Bajos por haber vetado la presentación de sus ministros en ambos países no han hecho sino precipitar más una situación que de por sí se descontrola al más mínimo contacto. El tono de voz de Erdogan y su arrogancia han llevado a los tres poderes de la Unión Europea a reprenderle. "Estoy escandalizado por lo que se ha dicho desde Turquía. Nunca aceptaré comparaciones entre los nazis y los Gobiernos actuales", dijo Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.

En Bruselas llevan ratos muy molestos por las actitudes del jefe de Estado de Turquía, que si bien molesto e impertinente, es importante para mantener a raya el pacto migratorio firmado el año pasado, aunque el mismo de hecho nunca se ha cumplido a ciencia cierta. Y esas molestias han aumentado recientemente a la luz del referendo constitucional que celebrará Turquía y que podría dejar a Erdogan como el máximo mandatario del país pues eliminará la figura del primer ministro en caso de ganar el mismo. La UE puede pasar de largo algunas malcriadeces de Ankara, pero las acusaciones de fascismo es más de lo que están dispuestos a aguantar.

“Holanda es un lugar de libertad y democracia. Róterdam, la ciudad de Erasmo, fue brutalmente destruida por los nazis y hoy en día tiene un alcalde de origen marroquí. Si alguien ve nazismo en Róterdam es que está completamente fuera de la realidad”, defendió por su parte Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. Róterdam fue una de las ciudades que negaron a ministros turcos el poder reunirse con emigrantes de su país. El diplomático polaco dijo esas mismas palabras en neerlandés como un gesto de simpatía con el país que acude hoy a las urnas en medio de sospechas de espionaje e intromisión rusa y estadounidense, y encima de todo con el xenófobo Geert Wilders como cabeza de los sondeos, aunque con pocas opciones reales de formar Gobierno.

La reunión celebrada en Estrasburgo, Francia, fue convocada para explicar a los eurodiputados las conclusiones del consejo celebrado la semana pasada. Los tres grandes jefes de la comunidad han coincidido en sus toques de atención a Turquía, el perenne aspirante a unirse a la UE. Antonio Tajani, presidente de la Eurocámara, decidió ser el más rebajado de los tres, con todo y que cuando heredó el cargo prometió vehemencia en su proceder para hacer olvidar la parsimonia de Martin Schulz, su predecesor. "Ofender a Holanda es ofender a todos los ciudadanos europeos y los valores en los que nos reconocemos", dijo Tajani.

Amenaza a las intenciones de Turquía

Toda la situación ha llevado a los jefes de Bruselas a pensar que mantener la solicitud de afiliación de Ankara ya no es ni siquiera razonable. "Lo único que hace quien así se expresa (el presidente de Turquía) es distanciarse de la UE, no tratar de entrar. Es Turquía la que quiere unirse a la UE, no la UE a Turquía", dijo Juncker. La moción fue replicada con aplausos.

Sus palabras fueron secundadas por Federica Mogherini, titular de Política Exterior Europea. La diplomática italiana ya había anticipado el lunes que la categoría y estatus de Ankara peligraba si al final los turcos votan a favor de la reforma constitucional que está impulsando Erdogan. Del resultado de la consulta dependerá la evaluación "en el contexto de las obligaciones de Turquía como Estado candidato a la UE y como miembro del Consejo de Europa". En otras palabras, los turcos la tendrían difícil para entrar al club continental si encumbran en el poder a su actual presidente con su voto en el referendo.

El año pasado, el Legislativo europeo solicitó congelar el proceso de adhesión de Turquía, que de cualquier forma no estaba avanzando, a raíz de la violación al Estado de derecho en ese país. Los integrantes del club rechazaron la propuesta para no tocarle las cosquillas a Erdogan. Aparte de la locación estratégica de Turquía, que forma parte de la OTAN y el más cercano al caótico territorio de Oriente Próximo, hay otra razón "poderosa" para hacer todo lo posible por mantener las relaciones en el estado actual, que no es precisamente bueno. Según escribe El País, esa razón no es más que el pacto migratorio, el cual cumple esta semana un año de vida. Bruselas no tiene ganas de pasar por otra crisis de llegadas, y para ello, debe tener sonriente a Ankara a como de lugar.

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